"𝐂𝐮𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐞𝐥 𝐦𝐢𝐬𝐭𝐞𝐫𝐢𝐨 𝐞𝐬 𝐝𝐞𝐦𝐚𝐬𝐢𝐚𝐝𝐨 𝐢𝐦𝐩𝐫𝐞𝐬𝐢𝐨𝐧𝐚𝐧𝐭𝐞, 𝐞𝐬 𝐢𝐦𝐩𝐨𝐬𝐢𝐛𝐥𝐞 𝐝𝐞𝐬𝐨𝐛𝐞𝐝𝐞𝐜𝐞𝐫."
—𝐀𝐧𝐭𝐨𝐢𝐧𝐞 𝐝𝐞 𝐒𝐚𝐢𝐧𝐭-𝐄𝐱𝐮𝐩é𝐫𝐲
El vestido que llevaba se ajustaba perfectamente a mi silueta. La falda era de vuelo hasta un dedo más arriba de mis rodillas.
Mi maquillaje era ligero y discreto. En cambio, mi pelo caía levemente ondulado sobre mis hombros.
Hoy Mila iba a dar una fiesta en la mansión Stein y debíamos prepararnos. Dudaba que cualquiera del pueblo fuese a venir, pero no iba a ser la persona que se le lo diría a Mila.
Frey no estaba, había salido con Pierce a solucionar unos asuntos, por lo tanto, en la casa solo estábamos Mila, Kaia, Adam y yo.
Permanecí en uno de los sillones sentada junto a Kaia, esperando que alguien llamase al timbre, pero nadie parecía tener intención de venir.
Estaba a punto de levantarme y retirarme a mi habitación, cuando alguien llamó a la puerta.
Mila se apresuró a salir de la habitación en la que se encontraba y fue a abrir la puerta, mientras que Kaia y yo tan solo nos levantábamos de los sofás.
—Oh Leigh—escuché la voz de Mila—No esperaba que vinieras, pero me alegra mucho.
—Mucho gusto, soy Natalia, la amiga de Leigh—escuché una segunda voz desconocida.
Kaia y yo nos miramos confundidas. Perfecto, otro habitante de Wilson que tendríamos que conocer.
—Bienvenidas, chicas, gracias por venir, adelante—dijo Mila, antes de colocarse a un lado y permitirles el paso.
En el momento en que estuvieron dentro, sus ojos se desviaron a la elegante e imponente decoración de la casa, antes de centrarse en nosotras.
Ya conocía a Leigh, pero a la que aún no conocía era a la chica que la acompañaba. Era morena y bajita, llevaba un jersey bastante escotado y unos vaqueros ajustados.
A su diferencia, Leigh llevaba un vestido de flores por debajo de las rodillas y su pelo recogido en un moño.
Ambas completamente diferentes, pero a la vez, igual de molestas para mí.
No me gustaba conocer a nadie de ese pueblo y menos a dos chicas, las cuales cada vez me parecían más extrañas. Sobre todo, Leigh.
—Chicas, permitid que os presente—dijo Mila mientras se apresuraba a reunirse con nosotras y nos hacía una seña para que nos acercásemos—Eve, Kaia ya conocéis a Leigh pero no a Natalia.
Kaia se apresuró a presentarse mientras yo tan solo les dedicaba una sonrisa forzada.
Natalia me analizó de arriba a abajo, al igual que a Kaia. No sé por qué, esto me incomodó bastante.
Sin embargo, su mirada se desvió y fue cuando noté a alguien detrás de mí.
—Oh Frey, ya has vuelto—dijo Mila sonriendo—Natalia y Leigh han venido a nuestra fiesta. Supongo que el resto del pueblo no revisa Facebook muy a menudo...
Pude ver como casi al instante Natalia y Leigh le analizaron. Leigh de una forma mucho más discreta con cierto temor, a diferencia de Natalia, que le miró de arriba a abajo y extendió su mano hacia él.