"𝐄𝐥 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐨𝐬𝐩𝐞𝐜𝐡𝐚 𝐢𝐧𝐯𝐢𝐭𝐚 𝐚 𝐭𝐫𝐚𝐢𝐜𝐢𝐨𝐧𝐚𝐫𝐥𝐨."
—𝐕𝐨𝐥𝐭𝐚𝐢𝐫𝐞
𝐄𝐕𝐄𝐋𝐘𝐍 𝐒𝐓𝐄𝐈𝐍
Cuando me desperté al día siguiente por la mañana, Frey me contó que Mila había planeado ir de visita a la casa de al lado para visitar a nuestros vecinos.
El plan en ningún momento me emocionó mucho, sin embargo, me pareció importante ir junto a ellos para dar la imagen que querían desprender de "familia normal"
Por lo tanto, en lo que Frey bajó a hablar una cosa con Mila, me vestí poniéndome unos vaqueros negros, un jersey de cuello alto negro y unas botas de piel negras.
Normalmente, no solía ir tanto de negro, pero ahora prácticamente todo mi armario era así, debido a la tarde de compras a la que fui con Mila y Kaia, unos días antes de la mudanza.
Salí de la habitación y bajé las escaleras, para encontrarme con Adam, Mila, Heist, Kaia y Frey abajo esperándome.
Me reuní lo más rápidamente que pude con ellos y salimos de la casa, en dirección a la de al lado.
Cuando llegamos a la entrada, Mila llamó un par de veces a la puerta y a los pocos segundos, fue abierta por una mujer con una chica de mi edad, aproximadamente, a su lado.
—Buenos días—dijo la señora que había abierto la puerta sonriendo.
Mila le devolvió la sonrisa y se apresuró a presentarse:
—Somos Mila y Valter Stein—dijo ella rápidamente y señalando a Adam, el cual estaba a su lado—Ellos son mis hijos Heist, Kaia, Frey y Evelyn, nos mudamos ayer al vecindario.
La mujer nos analizó con una sonrisa que se me hizo un tanto forzada, para luego ser imitada por la que supuse que sería su hija.
La chica tenía el pelo marrón al igual que sus ojos y la piel igual de blanca que la nieve; llevaba su pelo recogido en un moño perfecto y el vestido que llevaba, era igual de recatado que el de una monja.
Su madre, era levemente parecida a ella, con ojos marrones al igual que el pelo, y ambas portaban un crucifijo como collar.
—Nosotras somos Leigh y Lilia Fleming, bienvenidos al vecindario—se presentó Lilia educadamente—Lamentamos no haberles ido a recibir ayer, pero no queríamos incomodarles...
A partir de ahí Mila y Lilia se enfrascaron en la típica conversación, cuando noté como la chica, Leigh, me analizaba cautelosamente.
Cuando nuestras miradas se encontraron, pensé que la apartaría, pero no lo hizo. Me observó con suma atención y ahí fue cuando vi algo extraño en ella.
Aparentemente, se podría decir que era perfecta, pero en su mirada tenía algo que me inquietó de cierta manera.
No pude evitar tensarme ante su mirada, cosa que Frey notó.
Se encontraba unos pasos más atrás de mí, así que pasó sus brazos por mi cintura y me pegó a su abdomen, consiguiendo que Leigh dejase al fin de mirarme asustada, por la intimidante mirada de Frey.
Respiré aliviada y coloqué una de mis manos sobre las suyas en mi cintura.
No sabía como lo hacía, pero siempre conseguía hacerme sentir segura.