𝟒𝟑

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"𝐒𝐢 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐫𝐞𝐬 𝐬𝐨𝐩𝐨𝐫𝐭𝐚𝐫 𝐥𝐚 𝐯𝐢𝐝𝐚, 𝐩𝐫𝐞𝐩á𝐫𝐚𝐭𝐞 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐥𝐚 𝐦𝐮𝐞𝐫𝐭𝐞."

—𝐒𝐢𝐠𝐦𝐮𝐧𝐝 𝐅𝐫𝐞𝐮𝐝


—¿Segura que no necesitas que te acompañe?—me preguntó Tyler mientras abría la puerta de la entrada de su casa.

Sonreí mientras cogía mi mochila y me disponía salir.

—No te preocupes, no es necesario—respondí con amabilidad al rubio—Solo espero que saquemos un diez en el trabajo.

—Desde luego—dijo él riéndose—Nos vemos mañana Eve.

Esbocé una última sonrisa y salí al porche de la casa.

—Buenas noches—dije a modo de despedida, antes de intercambiar una última mirada con él y cruzar el jardín de su casa.

Tyler era alguien muy agradable, me daba igual lo que Frey pudiese llegar a pensar de él. Trabajábamos muy bien juntos y en parte me recordaba a Cris.

Absorta en mis pensamientos, crucé la acera en dirección a la casa de los Stein. Acababa de empezar a anochecer y las calles estaban vacías.

La mansión estaba a tan solo veinte minutos, por lo que aceleré el paso mientras miraba mi móvil.

FREY

¿Dónde estás?

Eve

Eve donde mierdas estás es tarde

Mientras ponía los ojos en blanco y me limitaba a ignorar sus mensajes, escuché unas pisadas a mi espalda.

Miré por encima de mi hombro y fue cuando vi a un hombre de unos treinta años a mis espaldas. Iba bebiendo de una botella y llevaba una capucha negra.

Tragué saliva y tratando de ignorarle, aceleré aún más mi paso. Sin embargo, fué cuando lo escuché.

—¡Oye preciosidad! ¿A dónde vas tan deprisa?—me gritó de una forma asquerosa, justo antes de acelerar su paso y alcanzarme.

No me dio tiempo a reaccionar cuando el hombre me sujetó de uno de mis brazos y me empujó a un callejón.

—¿¡Pero que haces!? ¡Suéltame!—grité asustada, antes de que su mano impactase en mi mejilla.

Al instante sentí un gran ardor y noté como la sangre caía de mi labio inferior.

El hombre se rio y me miró de arriba a abajo, mientras apretaba su cuerpo contra el mío de una forma asquerosa.

—¡Ayuda! ¡Por favor! ¡Ayu...!

Otro golpe impactó en mi cara y esta vez fue un puñetazo directamente. Mi cabeza golpeó al instante con el ladrillo de la pared y un pitido comenzó a resonar en mi cabeza, mientras el hombre comenzaba a pasar sus manos por mi cuerpo.

Debía defenderme, pero no podía. El miedo me paralizaba y mi cabeza estaba dando vueltas.

Un líquido caliente había comenzado a descender por mi nuca, justo cuando noté como comenzaba besar mi cuello.

—¡No! ¡Para! ¡Suéltame!—fue lo único que pude gritar, antes de ver asustada como se separaba de mi cuello y elevaba de nuevo su mano con una mirada enferma en su semblante—¡No, no, no! ¡Por favor...!

—Tienes cinco segundos para soltarla antes de que te mate.

Mi mirada se desvió al instante del hombre a... Frey.

𝐔𝐧𝐝𝐞𝐫 𝐏𝐨𝐬𝐬𝐞𝐬𝐬𝐢𝐨𝐧│𝐅. 𝐒│Donde viven las historias. Descúbrelo ahora