Capítulo 18. Talento innato

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Elena se encontraba esa mañana sentada desayunando, perdida en sus pensamientos, ese miércoles había iniciado como cualquier otro, no se le hacía más tarde que de costumbre, Jenna había tenido que salir temprano, se reuniría con Ronda y con un cliente, así que por el momento podía perderse sola en sus pensamientos, sin interrupciones. El día anterior, Kol la había traído hasta su casa, pero en el camino ninguno habló, y agradeció que él no hubiese preguntado nada en cuanto a lo que vio, bastante vergüenza tenía con que su mamá le hubiese hablado así en plena calle, lo último que necesitaba era que le preguntaran del tema, le agradeció y sin más se despidió; en su casa, Jenna quiso hacer un interrogatorio en cuanto a su estado de ánimo, pero ella solo optó por decir que estaba en "sus días" más sensible y que estaba cansada, no es que Jenna le creyera pero le estaba dando su espacio y eso lo valoraba; además, había llamado a Lucian contándole la pelea, que fueran tras su madre le martillaba la cabeza, ¿Qué pasaba si esa mujer iba nuevamente por ella?, Lucian le comentó que era raro que la mujer se hubiese ido sin terminar lo que había iniciado, pero que sería bueno vigilar a su mamá por si acaso, la pregunta era ¿Cómo?, era claro ella no la quería cerca, ayer se lo demostró, su única esperanza en sí, era Mark; podía pedirle que la mantuviera al tanto en cuanto a su mamá, que la cuidara, pero eso de por sí ya lo estaba haciendo, aún así, su subconsciente, su tranquilidad, le decían que hablara con él, tal vez que él le afirmara que lo haría la dejaría más tranquila, eso era auto engañarse, necesitaba un plan sencillo, algo cotidiano, una forma de aferrarse a su vida normal, fue ahí cuando recordó su dichosa idea de la cena para presentar a Illeana a sus amigos, así que tomó el teléfono y la llamó.

-¿Elena?- la nombrada escuchó la voz de Illeana otro lado de la línea y sonrió, incluso solo diciendo su nombre, Illeana desprendía buena energía, no sabía como lo hacía pero lo admiraba.

-Hola Illeana, ¿Cómo estás? ¿En el trabajo?- preguntó Elena sonriendo al recordar esa parte, no había podido ir a la pastelería de su tía, pero según Jenna, Illeana se acoplaba rápidamente, le encantaba atender a las personas al parecer y pronto le enseñaría a cocinar algunas cosas, tenía futuro en la repostería.

-¡Muy bien! aunque aún no he llegado, voy en el autobús al lado de una amable ancianita que me está hablando sobre sus nietos-

-Que tierno, te acoplas muy bien, a propósito ¿Te gustaría venir a cenar hoy a mi casa?-

Después de la respuesta afirmativa por parte de Illeana, partió rumbo a la escuela, tuvo que ir sola porque Caroline se fue más temprano, ¿Quién entiende a la rubia?, se quejaba porque la dejaban sola, pero ella voluntariamente lo hace. Llegó a Midtown e ignoró todo a su alrededor antes de entrar e ir directamente a su casillero, cuando llegó no pudo evitar mostrar algo de sorpresa, no es que fuera anormal que su casillero apareciera rayado, pero el "mosquita muerta" que adornaba la puerta sí la sorprendió, era un nuevo apodo, debería sentirse halagada, nótese el sarcasmo. Abrió su casillero como si nada y dejó los libros, ya tenía con qué limpiar la puerta de su casillero por lo que no tendría que ir hasta el cuarto de suministros, tampoco tenía que pensar mucho para saber que eso era obra de Tiffany o de alguna de sus fieles seguidoras. Estaba tan concentrada en eso que, cuando escuchó una voz tras ella, del susto, lo único que atinó hacer fue lanzar un golpe con el libro y se lo atinó en el estómago a esa persona, no pudo evitar chillar ante eso ¿Y luego se pregunta por qué se alejan de ella?.

-¡Perdón! no era mi intención- decía Elena con pánico viendo como la persona se quedó sin aire, y al ver quien era maldijo el doble.

-Carajo, para ser tan pequeña golpeas fuerte- comentó Kol recuperando el aire, no es que lo dejara sentado, pero si tenía fuerza y no se lo esperaba.

-No puedes aparecer así tan de repente frente a las personas, puedes asustarlas y mira el resultado, además, no soy tan pequeña- se quejó Elena ya recuperada del susto, entonces, vio como el castaño se enderezaba y la miraba acercándose más a ella como tomando medidas, si, el tipo le sacaba más de una cabeza, pero eso no valía.

POWER RANGERS: BeginningDonde viven las historias. Descúbrelo ahora