ADDICTED TO YOU (LUMITY)(THE OWL HOUSE)

Cap 18: Renacimiento

(ADVERTENCIA: la próxima lectura tiene contenido de violación, pedofilia, consumo de narcóticos y menores en peligro, escenas explícitamente más subidas de tono con respecto a los demás capítulos, algunas partes son clave del pasado y presente del personaje, por lo tanto, es tu decisión y responsabilidad si continuas la lectura)

Amity

Odiaba el frio. - ¡Mira! Logre conseguir algo de chocolate caliente con el gruñón del señor Mackey... – Un chico de piel pálida le dio a otro de cabello de afro un vaso desechable, mientras trataban de mantenerse calientes en la acera. - ¡En serio, detesto la nieve! – Exclamo sacudiéndose entre su enorme abrigo y tomando el chocolate. – No entiendo como a ti te puede gustar tanto, Brian.

- Bueno, eso es porque... - Entrelazo su brazo con el de él. – Así puedo tener una excusa más para poder estar tan cerca de ti. – Y no supe descifrar si el chico se sonrojo por la vergüenza o por el frio. – Vámonos a casa, Eddie. – Y los vi solo irse por la acera tomados del brazo mientras llevaban chocolate caliente, la nieve caía lentamente con ellos, aunque las calles estaban ya repletas de ella, todo ya era blanco y congelado.

Qué envidia me daban. – Listo, compre todo lo que necesitamos... - Dijo él en cuanto salió de la tienda de víveres con unas cuantas bolsas de mandado y yo tire mi cigarrillo al suelo. - ¿Ocurre algo? – Negué. – Dime que tienes, sabes que puedo saber todo con solo verte la cara. – No podía engañarlo tan fácilmente.

Pero, también era una mentirosa compulsiva. - ¿A dónde vamos? – Le pregunte como por décima vez esa mañana. – No me has querido decir. – El acomodo las bolsas en los manubrios de la motocicleta y yo seguía en la acera. – Dime, Hunter.

- Iremos con las demás. – Desde que había huido de casa y decidí regresar con Hunter las cosas no habían cambiado tanto a hace como unos años a mi parecer; nos la habíamos pasado en moteles baratos con ratas en las esquinas por una semana mientras que inmediatamente volví a trabajar en las calles, no tenía opción, él había cumplido una condena así que era imposible conseguir un trabajo "normal", pero no es como que tampoco quiera ser ahora un ciudadano modelo. - ¡Dije que dejes de tocarla, maldito! – Solo que él no... El no actuaba como hace unos años, cuando tenía 17 simplemente me dejaba que manejara las cosas por mi cuenta y me dejara hacer lo que los clientes quisieran, pero ahora, él... El los golpeaba antes de que me pusieran las manos encima. - ¡Es mía! – Había cambiado demasiado a como era hace unos años. – Espero no tengas problema con ello, pero mi tío me pidió que me encargara de un grupo de chicas para manejarlas, tu sabes.

Ante mis ojos creo que se volvió aburrido. - ¿Viviremos con ellas? – El asintió subiendo a la motocicleta y empezándola a arrancarla. – Que fastidio. – No solo no me dejaba trabajar con normalidad, sino que también vigilaba mi consumo de drogas, no podía consumir mucho y menos si él no me daba la dosis, así que básicamente parecía su mascota y lo seguía hasta para ir al baño.

Bueno, desde un principio deje que me viera así. – Vamos, esta vez serás tú la que se encargara de vigilarlas... - Alce una ceja confundida. - Ya sabes, que coman bien, no intenten hacer llamadas, que se bañen apropiadamente y que no intenten hacer nada estúpido... – A las chicas que se refería él, al grupo de chicas que se refería él, eran simple y sencillamente chicas que su tío había logrado someter a la fuerza. – Serás una "Madam". – Nunca trate con su tío, solo sabía que hacia este tipo de cosas; desde prostituir menores de edad drogándolas, o no, a distribuir drogas por donde sea que pudiera, básicamente el tipo era peligroso.

Sé que ahora sueno como si todo esto fuera lo más normal del mundo, pero es que lo es; la gente lo sabe, solo que como siempre... Quieren ocultar el sol con un dedo. - ¿Por qué? – El me miro. - ¿Por qué haremos esto? Estamos bien por nuestra cuenta, no tengo problema con seguir comiendo comida enlatada o dormir en moteles, y tampoco... - El negó varias veces. - ¿Hay algo más, Hunter?