ADDICTED TO YOU (LUMITY)(THE OWL HOUSE)

Cap 23.8: Primera Adicción

(ADVERTENCIA: la próxima lectura tiene contenido de escenas explícitamente más subidas de tono con respecto a los demás capítulos, algunas partes son clave del pasado y presente del personaje, por lo tanto, es tu decisión y responsabilidad si continuas la lectura)

Nunca nadie supo con exactitud lo que vivieron Hunter y Vee estando juntos más que ellos mismos en aquella época, pero debemos de admitir que muchos nos hacemos suposiciones al respecto debido a las secuelas que esa relación tuvo; como el hecho de que Hunter se relacionó con Amity y no le ayudo mucho, mientras que por su parte Luz quedo con un duelo insuperable y una venganza que la consumió hasta volverse mayor.

Muchos que conocieron a ambos decían entonces y hoy en día que era/fue una relación abusiva, otros, muy pocos, que solo eran unos simples adolescentes embobados con el otro. - ¡¿Qué carajos haces?! – Creo que se podría decir que el destino de esa relación siempre se supo desde el principio por la forma en la que se conocieron. - ¡Detente! – Grito Vee asustada.

No fue una muy cliché que digamos, como que se conocieron tropezándose con el otro y ahí que Hunter le empezara a ligar, o de una manera grata, como conociéndose debido a que tenían amistades en común. - Ah... - Había un puente que conectaba a las ciudades de Huesos Burgoh y Latissa, ya que las separaba un lago enorme, el Lago Shameless, testigo de cientos de historias que hoy en día son leídas, ahí, justo ahí fue la primera vez que se conocieron. – Sigue tu camino, mocosa. – Un Hunter desaliñado, vistiendo una camiseta vieja y pantaloncillos rotos, de 16 años se encontraba de pie en el barandal a punto de saltar al lago, pero los gritos de Vee de 12 años, quien aun vestía el uniforme de su secundaria, lo habían interrumpido de sus pensamientos haciendo eco junto al ruido insoportable de los carros y camiones que pasaban por ahí.

Esa noche de verano otra vez los amigos de su tío Belos habían "jugado brusco" con él, para "hacerlo hombre", el joven rubio estaba harto de la situación, pero no podía ir a la policía porque su tío lo mataría antes de llegar a la comisaria, tampoco podía huir del lugar porque no sabía a donde correr.

Los de Servicios Sociales lo habían dejado a la suerte, ya no les importaba los chicos de su edad, es más, Hunter pensaba que ni siquiera les importara los niños en verdad, había visto decenas de historias de niños abandonados o maltratados por sus padres una vez que sus mismos padres tuvieron ese trágico homicidio.

A diario, cuando estaba en casas hogar se preguntaba; ¿Por qué la gente tiene hijos? ¿Por qué la gente mala tiene la dicha de tenerlos y la buena no?

Otra opción era lo de ser suficiente mayor para poder trabajar en algún lado, pero, de nueva cuenta, su tío tenia ojos hasta en los baños de escuelas primarias, literalmente.

Así que, hasta este punto donde era abusado y no tenía a donde diablos correr... A su ver ¿No era mejor morirse para ya así de una vez desaparecer? - No me voy a ir hasta que te bajes de ahí. - ¿Qué diablos hacia Vee a las 8 P.m. un viernes en aquel puente lejos de casa? Ni idea, pero estaba ahí y ella no permitiría que en sus narices alguien se suicidara. – Baja, por favor, o si no, llamare a la policía, es más, podemos hablar si quieres. – Sabia que su tío lo aniquilaría por tremendo alboroto como ese. – Dios, que susto me diste. – Obedeció, bajándose con cuidado.

Por un momento se sintió bien ver como el lago seguía su corriente, el agua hacia su ruido tranquilo y la noche era fresca; ya terminaba de anochecer y se oscurecería rápido, al lado suyo y sin detenerse estaba el sonido de los automóviles, el olor de la gasolina, los conductores que iban a prisa de una ciudad a otra con sus propias vidas, ignorándolos a ellos que estaban en la orilla con la posibilidad de saltar al lago o atravesarse para así pudiera parecer un accidente, solo se sintió bien... Por un momento. - Bien, ahora esfúmate... – Vee alzo una ceja confundida. – No es tu asunto, niña, largo, regrésate a tu casa, no son horas para que estés aquí. – Por alguna razón, termino acompañándola a su casa, tal vez porque sabía que cuando cualquier tipo la viera con ese largo de falda la... Atacaría. - ¿Por aquí vives? – Ella asintió y se acomodó su bolso. – Bonito vecindario.