ADDICTED TO YOU (LUMITY)(THE OWL HOUSE)

Cap 26.7: La Charla

Después de que Amity saliera de la cárcel, cumpliendo la condena que había puesto la jueza Yamada, volvió a casa una semana antes de partir al Hospital "Esperanza", esto con la finalidad de mudar las cosas que tenía en su departamento hacia la mansión Blight, hacer unos exámenes finales para al menos pasar el semestre que no había concluido en Hexside y para pasar algo de tiempo en familia. – Yo... - En cuanto estuvo la familia de nuevo reunida en su hogar, después de tanto tiempo, no sabían que decirse, solo se miraban entre sí. – Lo lamento, en serio lo siento. – Amity se sentía culpable de haber hecho a sus padres preocuparse y romperles el corazón con tantas verdades desagradables. – No es que quisiera haberles mentido o algo, tampoco desconfió de ustedes o llegue a pensar que me juzgarían, es solo que yo... - Se mordió los labios. - No pensaba que fuera importante. – Cada hijo es un como un dedo de nuestras manos, todos son diferentes.

Y para Alador y Odalia su hija más joven era como un dedo torcido.

Pero podía funcionar, con ayuda, podía ser un buen dedo. – Lo hecho, hecho esta. – Comento Alador con una sonrisa cálida intentando aligerar la situación. – Solo queremos que sepas que, sin importar que pase, nosotros te queremos, cariño. – En serio era afortunada y no sabía apreciarlo, pensó Amity cuando su familia le sonrió como si no acabara de hacer la mayor estupidez de su vida.

Pero la verdad era que su mente no sabía apreciarlo. – Tus cosas están... - Su madre la llevo a su habitación, mientras que sus hermanos y padre decidieron quedarse en la sala, pues estaba a punto de anochecer y pronto servirían la cena. – Como las dejaste. – El lugar no está tal cual la dejo, cuando había tenido su crisis nerviosa al enterarse de que su padre la iba mandar con su abuelo termino rompiendo algunos muebles y desgarrando algunas sabanas, pero ahora estaba su habitación como si no hubiese pasado nada, pues los muebles eran nuevos y las sabanas también. – Estaremos abajo, pronto servirán la cena, por si... - Como si no hubiese hecho la mayor estupidez de su vida esa noche.

Estar encerrada en la cárcel le hizo preguntarse muchas cosas, algunas no tenían sentido, pero otras eran bastante obvias que ya sabía su respuesta. - ¿No están molestos, mamá? – Se atrevió a decir en medio de su habitación. – Porque creo que deberían de estarlo.

- No se tu padre o tus hermanos, pero si te soy sincera yo si lo estoy. – Admitió la mayor con calma desde el marco de la puerta. – Molesta por todo en realidad, molesta con tu abuelo, molesta con tu primo, molesta por todos los hijos de puta que te... - Se detuvo y se miraron, los ojos azules afligidos vieron a los dorados cansados. – Y también contigo, Amity. – Ella asintió, esperaba eso, pues la mayor tenía derecho a sentirse así. – Pero también conmigo misma. – Levanto la mirada. – Ya que... Lastimosamente no puedo hacer que tu vida te importe.

Sonó feo, pero era cierto. - Mamá, yo.... – Odalia negó y Amity intento disculparse. – Siento que nunca podre disculparme lo suficiente por todo el dolor que les he causado.

Odalia sonrió de lado amargamente. - Es parte de ser padre, así que no te preocupes. – Amity se confundió. – Yo también cometí errores, Amity. - ¿Errores? ¿Cuáles eran?

- ¿De que estas hablando?

Camino hasta acercarse más a ella. - Hablo de que me llene de expectativas contigo, al igual que tus hermanos, y termine poniéndoles mucha carga en los hombros porque quería que fueran exitosos. – Solo quería que sacaran su máximo potencial. - Incluso terminé alejándote de las cosas que pensé que te iban a hacer daño, aun cuando no sabía a ciencia cierta si así seria. - Amity siempre admiro que su madre no fuera alguien tan sentimental como su padre, ya que ahora la mayor lucia imperturbable con una sonrisa. – Pero creo que mi sobreprotección y expectativas lo hicieron aún más, te hicieron más daño que cualquier cosa que te haya hecho alguien más, cariño. – Sabia de lo que hablaba.

Siendo sincera, nunca pensó en estudiar la universidad y mucho menos estudiar las carreras que estudiaba hasta el año pasado, nada más siguió los consejos de su madre y las expectativas de su Clan que tenían sobre ella porque pensó que eran lo mejor.

Solo siguió la corriente la mayoría de su vida.

Trato de hacer lo que la sociedad decía ignorando sus verdaderos deseos y añorando la aceptación y cariño de los otros.

Lo cual termino en que se perdiera a sí misma en algún punto. – No creo que eso ultimo sea cierto, madre. – Sus miradas se encontraron. – Solo quisiste cuidarme y guiarme, hay otras madres que solo dejan a sus hijos a su suerte. – Amity se sentía bendecida que su madre no fuera así. - ¿Qué tiene de malo eso? – La verdad era que Amity estaba en lo correcto, pero como bien se dice, todo en exceso es malo.

Incluso el amor. – Perdón si alguna vez te sentiste asfixiada por mí. – Amity negó. – Por ello, creo que es mejor que no te preocupes por mí, si te quieres morir, hazlo.

Se tensó. – Yo... - Apretó los puños. - ¿Por qué me dices eso tan de repente?

¿Cómo se atrevía a decirle eso? - Porque sé que es lo que has deseado desde lo que te paso en tu niñez, Amity. – El hombre de los dulces. – Desde lo que paso con tu abuelo. – El Lago Shameless. – Desde lo que paso con Hunter y Lilith. – Amor primerizo, inocente y toxico por los dos. – Desde que tienes memoria, eso creo. – Se cruzó de brazos. – Soy tu madre, he leído tu diario de la secundaria cientos de veces, he curado tus autolesiones, he visto tus ataques de ansiedad, he visto... - Estaba claro que no era la única que sufría, porque cada quien sufre de manera distinta, es lo que nos hace en parte humanos. - Como, consciente o inconscientemente, haz caído muy abajo por tu trastorno, hija.

No sabe porque, pero se rio. – Así que ¿Si amarro una soga ahora y me ahorco no te importara? – Y tampoco porque pregunto eso.

Tal vez porque se acostumbró demasiado a burlarse de su propia vida para restarse dolor. - No es que no me importe, pero te he forzado a seguir viva y no pienso a hacerlo más. – Todos esos especialistas, todas esas tardes encerrada en esa mansión, todas esas cosas que tuvo que probar a escondidas, todas esas malas experiencias que de una u otra manera pudo evitarse si tan solo no la hubieran forzado a vivir... A veces se preguntaba, si tan solo hubiese sido un poco más libre, un poco más sana, un poco más cuerda ¿Hubiera querido vivir? – Te llorare, te enterrare y te pondré flores en cada cumple años que tengas, Amity.

Ahora quería llorar. - ¿Por qué me dices esto, mamá?

Tal vez necesitaba liberarse de ella. - Porque, como te dije, no puedo hacer que tu vida te importe. – Y ahora ambas querían llorar. – La decisión dependerá de ti desde ahora, en todo momento y a toda hora, con tu trastorno y demás cosas que te atormenten, tu sola tomaras esa decisión y nosotros solo la aceptaremos, cariño. – Ambas sollozaron.

Y lloraron las dos. – Gracias, mamá... – Se abrazaron. – Gracias por soltarme. - Aunque suene duro, no puedes salvar a alguien que no desea ser salvado.

Solo te queda ver como se hunde.

Por eso ambas tuvieron esa platica, pues Odalia era su madre, fue la primera que la escucho llorar cuando nació, su llanto fue tan claro y ruidoso llenando la sala de parto, cuando la tuvo entre sus brazos fue tan sano y pacífico, por eso ahora que veía como esa personita pequeña, tan inocente y frágil para el mundo de afuera, ahora era la adulta que había hecho demasiadas estupideces, su llanto seguía siendo claro y ruidoso, pero ya no era inocente ni frágil para el mundo de afuera.

Aun así, se sintió igual de sano y pacifico que cuando la tuvo por primera vez en sus brazos.

Odalia pensó que, si ella había traído a Amity al mundo por su deseo egoísta de volver a ser madre, Amity tenía todo el derecho del mundo de irse si así eso ella lo deseaba.

La trajo al mundo, la enterraría en el.

Se supone que los hijos vemos morir a nuestros padres, mas no al revés, pero Alador y, sobre todo, Odalia estaban preparados por si eso pasaba.

Porque solo querían la paz de su hija.

Y CONTINUO.