Luz
- Oye, Luz... - King iba sentado en el carrito de súper mercado y deje de ver mi móvil. – Ese señor no deja de vernos. – Eda y mamá estaban en otro pasillo escogiendo los cereales. – Más bien, a ti no deja de verte. – Voltee y no había visto a nadie sospechoso o raro, solo simples madres peleándose con otras por las ofertas, lo normal, así que lo ignore.
- No seas mentiroso, King.
Aunque en los últimos días sentía que me observaban no quería alarmarme. – Que no quiero ir a la zona de juegos, Luz. – Me confundí una vez que estábamos ambos en McDonald's.
Alce una ceja. - ¿Y eso? – El negó. – Pero a ti te encanta subirte al tobogán... – King era un niño de 8 años que Eda y mamá estaban en proceso de adoptarlo, pues tenían que comprobarle a la trabajadora social de tanto el gobierno como al mismo orfanato de que ambas eran confiables y capaces de cuidarlo y que, tanto junto a mí, le daríamos una familia que se mereciera. - ¿Qué pasa?
Mientras tanto, las monjas del orfanato nos permitían tener visitas con él en el mismo y también podíamos sacarlo a pasear por ahí, cosas banales, siempre y cuando cumpliéramos con el horario de entregarlo. - ¡Miren! ¡Es un niño raro con sus cuernos!
Los demás niños empezaron a reírse de él y King solo supo esconderse detrás de mí. - ¡Eres un huérfano! – Eso se sabía enseguida, ya que él llevaba una manga en su brazo con el nombre del orfanato en ella.
- ¡Un olvidado!
- ¡¿Acaso tu mamá no te quiso?! – Las madres aun cuando regañaron a sus hijos y les jalaron de las orejas, King solo prefirió comer lo que llevaba su cajita feliz en silencio junto con Eda y conmigo.
Puede que las cosas que aquellos niños habían dicho eran tontas y no significaban nada para ellos, después de todo así es, los niños solo repiten cosas crueles de donde fueron aprendidas y ya, pero... Para King, que había sido dejado en el orfanato y custodiado por las monjas casi toda su vida, tal vez le afectaba demasiado que le recalcaran que no tenía una familia en sí.
No lo juzgaba. - ¡¿Y tu papá, Lureak?! – Los niños a veces son más crueles que los mismos adultos. - ¡Ah, es cierto! ¡No tienes! – Nada más sabia llorar.
- ¡Déjame en paz! – No me gustaba que me dijeran cosas feas.
Mucho menos que me pegaran. - ¡Largo, grandes idiotas! – Me sentía feliz y triste de que alguien más me rescatara. - ¡Dejen a Lulú en paz! – Carl, Mikey y Peter tal vez actualmente se veían como unos matones de primera, no los juzgaba tampoco si lo eran, pues de seguro tenían sus propios motivos y circunstancias, pero sin duda son las personas en las cuales siempre he sabido que me ayudaran sin dudar, aun si hago cosas estúpidas. – Oye, Lulú... - Estábamos jugando con una pelota. – Sé que no te gusta hablar de ello, pero ¿Quién es tu papá?
Mikey lo miro mal. – Cállate, eso no se pregunta, Peter... - Lo regaño y le dio un zape en la cabeza. – No tenemos derecho de preguntárselo si ni nosotros sabemos quiénes son los nuestros.
- Mikey tiene razón... – Comento Carl y me sonrió tratando de ser gentil, él era amable, no sé cómo muchos se burlaban de él y lo veían como un monstruo por su gran quemadura, para mí lo hacía verse genial. – No tienes por qué responder, Lulú. – Algunos se tomaban el asunto de la ausencia paternal o "mi papá se fue por cigarros" como chiste, pero...
¿Por qué se lo toman como broma?
Exacto, para no llorar.
Reímos y nos burlamos de todo para no llorar.
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ADDICTED TO YOU (LUMITY)(THE OWL HOUSE)
FanfictionLuz Noceda es una de las mejores peleadoras del campus y alguien con problemas de conducta, por ende, nadie se mete con ella, pues de seguro terminaría en el hospital, pero aun así no ha tenido ninguna experiencia romántica y/o sexual a lo largo de...