Canicas

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Espero que les guste~

-¿Que tienes ahí, pequeña sombra?- preguntó Macaque al escuchar un ruido muy familiar que venía del bolsillo de la campera de su hijo.

-¡Canicas!- sonrió enormemente, sacando algunas de las que tenía guardadas para mostrarlas. Eran pequeñas y transparentes, con rayas de colores en el centro. Eran bonitas al decir verdad. -Jin y Yin me las regalaron- se veía tan feliz ante aquel gesto. -Las pondré en mi colección~- chillo, corriendo hacia su habitación para buscar su colección de canicas, las cuales estaban guardadas ahora en una bonita bolsa de tela color roja con dibujos. El mono lo siguió, más que nada por reflejo, aunque no podía negar que tenía mucha curiosidad por el origen de las canicas de colores y el comienzo de la colección de su hijo. MK tarareo, sacando la bolsa de tela del cajón de su mesa de luz, sentándose sobre la bonita alfombra en forma de durazno que el dios le había regalado. Era suave y de un bonito color, le gustaba. -¡Papá!- el niño alzó la vista, ya abriendo la bolsa entre sus manos. -¿Quieres ver mi colección?- se veía emocionado de mostrar sus muchas canicas.

-Claro, pequeña sombra- y se adentro en la habitación, sentándose de piernas cruzadas sobre la alfombra, viendo con curiosidad como el mentó sacaba todas las canicas de la bolsa y de sus bolsillos. Había muchas, de diferentes aspectos y tamaños, la mayoría siendo pequeñas y transparentes, aunque la que más se destacaba era un de las más grades, completamente negra y con pequeños puntos brillantes. No pudo evitar tomarla, acariciando ligeramente la superficie, intrigado por su aspecto.

-¡Esa es mi favorita!- sonrió. -Se ve como el cielo lleno de estrellas- rio, ya sacando las canicas nuevas que tenía en su bolsillo para ponerlas con las demás.

-Es cierto- el mono sonrió ante la descripción ajena, aunque era bastante acertada. La dejó junto a las demás, viendo que aún le quedaban unas cuantas canicas de colores sólidos. -MK...- llamó, su hijo alzando la vista para mirarlo con curiosidad. -...¿De dónde las sacaste?- se animo a preguntar. El menor parpadeo, al parecer sorprendido.

-Creo que eran de mi mamá- y eso tomó al mono por sorpresa. El niño nunca mencionaba mucho a su mamá, aunque a veces soltaba pequeños y vagos comentarios. -Cuando ella no despertó y ese camión ruidoso se la llevó...- una ambulancia supuso. -...él estaba muy enojado y estaba bebiendo de una de esas botellas que hacían que hablara raro- Macaque ya podía imaginarse de que tipo de botella se refería. -Juntaba las cosas de mamá para ponerlas en bolsas...yo...- miro las canicas con un ligero puchero. -...las tomé de sus cosas...antes de que él se lo llevara todo- miro a su papá, tímido y algo nervioso. -¿Crees que ella esté enojada...por tomarlas sin preguntar?- el corazón del mono se derritió un poco ante eso.

-Estoy seguro de que ella está feliz de que las tengas- sonrió con cariño, pasando suavemente su mano por el cabello ajeno, logrando sacarle un ligera risa al niño.

-Eso espero- se apoyo en el toque del mayor, contento. -Son especiales para mi, eran lo único que tenía...- agarro la mano de su papá, apoyando su mejilla contra la palma ajena, feliz por el toque cariñoso. -...y las regalo a las personas que son especiales para mi- se lo había regalado a quienes consideraba especiales para él, a sus amigos y a su papá, a los integrantes de su pequeña familia.

-Awwww, mi pequeña sombra...- se inclino para alzar a su hijo, abrazándolo con suavidad y amor, absolutamente derretido por dentro por el puro cariño que sentía por su pequeño. -...tu también eres muy especial para mi...- beso suavemente la frente del menor. -...muy especial- MK sonrió enormemente, enterrando ligeramente su rostro en el hombro de su papá, sintiéndose lleno de amor.

Papa MacaqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora