Favor #4

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Espero que les guste~

-No voy a subirme a esa cosa- Macaque frunció el ceño, mirando a Wukong sentado sobre su extraña nube y mostrando una sonrisa burlona.

-Me trajiste en tu sombra, me toca llevarlos en mi nube- su sonrisa se agrando, viendo el emocionado y entusiasta niño que se retorcía entre los brazos de su papá, obviamente queriendo subir. -Además, le debo un paseo, es su regalo de cumpleaños-

-¡Paseo!- chillo MK, viendo la nube con ojos brillantes y una gran sonrisa.

-Te odio- gruñó el mono de las sombras, sabiendo que ya había perdido la batalla. Se subió de mala gana sobre la nube, acomodando a su hijo en su regazo para sostenerlo con firmeza y solo para tener un seguro extra, rodeo con su cola al dios, dando un fuerte apretó y sintiendo satisfacción al escucharlo quejarse. El dios se mordió la lengua para no insultarlo y en cambio, sonrió, ya planeando una rápida venganza.

-Sosténganse- miró hacia el frente, su sonrisa sólo haciéndose más grande y arrancó, sintiendo la cola a su alrededor apretando su agarre por la sorpresa. Macaque se mordió la lengua, sintiendo un ligero mareo por las múltiples vueltas innecesarias, siempre había odiado la sensación que le daba al viajas en esa extraña nube. Mientras tanto, MK rio alegremente, sintiendo una gran emoción corriendo por su cuerpo y levantando los brazos como si estuviera en una montaña rusa. Wukong hizo acrobacias y giros innecesarios, moviéndose a gran velocidad, impulsado por los gritos y risas alegres que podía escuchar venir del menor. Cuando considero que ya había sido suficiente para el momento, lo llevó a la tienda que le habían dicho, deteniéndose frente a esa aprovechándose que no había nadie cerca para verlos. -Llegamos~- sonrió, volteando a ver a sus pasajeros, riendo ante el pelaje despeinado del mono de las sombras y su cara de espanto.

-¡Fue genial!- chillo MK, tenía el cabello despeinado y su bandana algo chueca pero tenía una sonrisa de oreja a oreja.

-Te odio tanto en este momento- apretó el agarre que tenía alrededor del dios, sin detenerse ni siquiera cuando lo escucho quejarse y vio su mueca.

-Suelta, suelta, suelta- golpeó ligeramente la cola que lo rodeaba, haciendo una mueca ante la presión. Hizo desaparecer la nube, el de pelaje oscuro soltándolo a favor de aterrizar de pie, sosteniendo al menor entre brazos. -Deberías peinarte~- comentó en tono burlón, riendo ante el golpe que recibió en la nuca de parte de su contraparte y su rápida cola. Macaque decidió ignorarlo, bajando al menor, quien corrió hacia dentro del local con gran emoción, pudo escuchar como era recibido con alegría y buenos deseos por su cumpleaños. -¿Habrá algún problema con esto?- se señaló a sí mismo, moviendo ligeramente la cola.

-Si no te molesta ser acosado por Tang, con sus miradas raras y múltiples preguntas, puedes quedarte así- se encogió de hombro, ya moviéndose para entrar. El dios tarareo, siguiéndolo, ahí estaba ese nombre otra vez. Fueron recibidos por el aroma a comida que hacía rugir sus estómagos y voces llenas de entusiasmo, MK abriendo rompiendo el papel colorido de un regalo que alguno de los presentes de seguro le dio.

-Oh, por los dioses de los fideos...- Pigsy jadeo, haciendo una ligera mueca. -...ahora hay dos- dos monos, eso no iba a ser bueno.

-También es bueno verte, enano- bufo el de pelaje oscuro con burla, sonriendo ante la mala mirada que se ganó.

-Eres...Eres...¡Eres Monkie King!- Tang salto de su silla, mirando al mencionado con ojos brillantes y acercándose a paso rápido, rodeándolo.

-Y supongo que tu eres Tang, ¿no?- mantuvo una sonrisa tranquila, aunque los deseos de golpearlo eran fuertes.

-¡Sabes mi nombre!- chillo con una gran sonrisa. Wukong movió su cola, logrando golpear la frente ajena, no lo suficientemente fuerte como para lastimarlo pero si como para que le doliera. El hombre se hecho hacia atrás con una especie de grito, llevándose las manos a la zona golpeada, quejándose con pequeñas lágrimas saliendo de sus ojos.

-¿Hizo alguna tontería?- preguntó el dueño del lugar, viendo de reojo al mono y luego a su amigo. -Se lo merecía entonces- bufo después de ver al dios asentir.

-¿Tengo que preguntar?- Macaque enarco una ceja, curioso.

-Te lo explico luego- sonrió, decidido a abordar el tema de las pesadillas del menor luego de la fiesta. Se sobresalto al sentir un tirón, volteándose y viendo a la niña de gran sonrisa.

Y la pequeña fiesta inició, con MK recibiendo algunos regalos y una gran torta que podría darle caries a cualquiera con sólo verla, rodeado de sus amigos, con sus papá y su ídolo. Al mismo tiempo que, por primera vez en años, Wukong estaba rodeado de seres que no eran sus monos y a pesar de sentirse algo abrumado, por no mencionar que se sentía algo fuera de lugar, se divirtió.

Mucho más tarde, cuando la fiesta hubo terminado y se separaron para que cada quien fuera a su casa a descansar, justo después de que Macaque se encargará de acostar a su hijo, Wukong le contó lo que el niño le había dicho.

-Ese idiota de Tang...- bufo el mono de las sombras, haciendo una mueca y sonando más cansado que molesto. -...le dije que tuviera cuidado con las historias que le contaba a MK-

-Espero no haber empeorado sus pesadillas- el dios movió la cola con nerviosismo, esperando en serio no haber empeorado los malos sueños del niño. Escucharon pasos suaves acercarse.

-Papá...- se voltearon ante la voz, viendo a MK caminando hacia ellos, tambaleándose y luciendo adormilado. -...tengo sed- una ola de alivio inundó al mono de pelaje oscuro. Se levantó de su lugar para buscar un vaso con agua, mientras que el niño se acercó al dios, quien le presto su atención. -Gracias por venir, Monkie King...- mostró una pequeña sonrisa, extendiendo su mano, dejando algo pequeño y redondo en la mano del mayor.

-Aquí tienes- el mono de las sombras volvió, dándole un vaso de platico al menor, quien lo agarro con ambas manos.

-Gracias, papi- bostezo y les dio la espalda, dándole un sorbo a su agua. -Bye, bye~- y volvió a adentrarse a su cuarto, dispuesto a seguir durmiendo. Wukong miró lo que el menor le había dado, notando que era una canica al parecer, de un bonito color naranja.

-Oh, te dio una- noto Macaque, algo divertido ante el color.

-¿Por qué?- preguntó, confundido, tocando la superficie lisa de la canica con uno de sus dedos.

-Creo que lo usa como una especie de símbolo de "eres mi amigo ahora"- se encogió de hombros, él tampoco lo entendía, eso era más una suposición teniendo en cuenta que todos en el grupo tenían una. Macaque tenía una negra con un detalle en rojo, Pigsy tenía una color rosa, Tang tenía una roja y Mei tenía una verde, aunque ahora debían agregar a Wukong con una naranja.

-Oh...- una sonrisa cariñosa se dibujo en el rostro del dios, viendo la canica que sostenía ente sus dedos, sintiéndose cálido de repente. -Tengo la sensación de que nos vemos muy seguido~- miro a su contraparte, quien hizo una mueca.

-Vete de mi casa- para su desgracia, tenía el mismo presentimiento. Ya podía sentir el dolor de cabeza que iba a tener.

Papa MacaqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora