"Mira las estrellas, mira cómo están brillando por ti, por todo lo que has hecho.
Sí, todas eran amarillas.
He venido, he escrito una canción para ti y todas las cosas que has hecho, y se llama 'amarillo'.
Tu piel, tu piel y tus huesos se convirtieron en algo hermoso. Tú ya lo sabes, te amo demasiado.
Por ti sangraría hasta secarme"
—"Yellow", de Coldplay.
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—Psst... Yoon...
Dormía profundamente cuando escuché una voz temerosa que me llamaba desde la ventana, pensé que todo era producto de mi imaginación ya que últimamente había estado soñando con Hoseok, así que traté de ignorarlo. Pero la voz se volvía más insistente. — ¡Pssssttt! ¡Hey! Yoongi, soy yo.
Y entonces me di cuenta de que no era un sueño y aparté la sábana de mi cuerpo, froté mis ojos con ambas manos y parpadeé un par de veces, tratando de ajustar mi vista a la poca iluminación que brindaba la luna y que se colaba por la ventana.
Con esa poca iluminación pude ver a la persona en mi ventana, despeinada y con un gesto adormilado. Hoseok estaba ahí como si aparecer en medio de la noche fuera lo más natural, como si lleváramos conociéndonos toda una vida aunque apenas eran un par de meses.
No pude evitar sonreír al ver a Hoseok y sentir que mi corazón revoloteaba felizmente, como pocas veces lo hacía. Lo bueno es que la oscuridad no le permitió a él verme sonreír como tonto, o eso quiero creer.
Me acerqué a la ventana de la manera más sigilosa posible y la abrí con mucha delicadeza, evitando despertar a mi hermano y sobre todo a mi padre. Nuestras miradas se encontraron por primera vez en esa noche y me quedé sin palabras, su mirada me robó el aliento de una manera tan repentina que no supe qué decir.
Y para mi fortuna, él simplemente sonrió.
—Servicio a la habitación —dijo para después levantar sus manos y mostrarme dos recipientes con comida, una sensación de calidez invadió cada uno de los poros de mi piel y también le sonreí.
—No tenías que hacerlo, Hobi —extendí mis manos para recibir los recipientes y así liberar las manos de Hoseok, de esa forma él podría sostenerse mejor y no terminaría cayéndose del árbol, y también porque mi estómago rugía insistentemente, estaba muy hambriento.
—Claro que tenía, me di cuenta de que tu papá los encerró de nuevo y simplemente no podía dormir pensando que tú o Jungkook no habían comido.
Hoseok tenía razón, papá nos tenía encerrados de nuevo y no había nada que comer, lo único que había era suficiente para preparar un solo sándwich y decidí dárselo a mi hermano, así que yo sí sentía como si me estuviera muriendo de hambre. —Muchas gracias, Hobi.
—Bueno, termina de comer y guarda los recipientes, Si mi mamá se da cuenta de que desaparecieron va a matarme.
—No, tengo una idea... —tragué saliva antes de mirar a Hoseok fijamente y sonreír con complicidad—. Toma los recipientes y sube al techo, es sencillo. Yo iré después de ti.
El árbol era aún más alto, así que una persona fácilmente podría subir al techo de mi casa a través de él. Hoseok me devolvió el gesto y recibió los recipientes con cuidado entre sus manos para después empezar a subir.
Me di la vuelta y tomé la manta con la que me cubría todas las noches, caminé hacia la ventana y me salí para seguir a Hoseok. Cuando ya estaba en el árbol no pude evitar reír por lo bajo al escucharlo hablar. —Yoongi, apresúrate, tengo miedo, aquí está muy alto.
—Ya voy, ya voy.
Subí con la manta en mis manos y de repente me di cuenta de lo que estaba haciendo, me había salido por la ventana a mitad de la noche para comer con mi vecino. Extrañamente la idea no me asustaba, el hecho de que el vecino fuera Hoseok me llenó de adrenalina.
Hoseok se hizo a un lado para que yo pudiera extender la manta en el techo que ahora era nuestro suelo, cuando estuvo todo listo, él y yo nos sentamos con tranquilidad.
Él abrió los recipientes para mí, como todo un caballero. —Disfruta la comida, Yoongi.
—Así lo haré —sonreí y me dispuse a comer mientras lo único que nos acompañaba era el sonido de los grillos y el cielo estrellado.
— ¿No te sorprende que haya cosas tan geniales en el mundo? Dios es el tipo más creativo y más genial de todos —la voz de Hoseok me llamó la atención y lo miré, él estaba mirando al cielo lleno de estrellas mientras sonreía.
—Las estrellas no son obra de Dios, Hoseok... Nada es obra de Dios —ahora él era el que me miraba con una expresión incómoda y me sentí muy culpable de contrariar sus creencias.
—Ah... Ya veo —fue lo único que dijo antes de volver a dirigir su mirada al cielo.
—Pero tienes toda la razón, hay muchas cosas geniales en el mundo... Y muchas cosas hermosas también.
Hoseok me sonrió satisfecho sin saber que cuando yo me refería a 'hermoso' me refería a él.
