1
—En serio que casi lloro, qué triste —Tao se acercaba hacia mí mientras se limpiaba una lágrima invisible de su rostro—. Yoongi-ssi está solo porque su novio no vino a la escuela.
Lo sabía, yo lo sabía. Suena horrible y lo temía, sabía que el día que Hobi no estuviera ellos volverían a joder, lo sabía y no me equivoqué.
Hice todo lo posible por ignorarlos y seguí comiendo, desviando mi vista de ellos.
— ¿Qué pasó, Min? ¿Ya no reconoces a los que fuimos tus mejores amigos desde el principio porque te juntas con el chico popular? —Suho tomó asiento al lado de mí en la mesa del almuerzo.
Jongin se sentó frente a mí, mirándome a los ojos con esa sonrisa que lo caracterizaba mientras que Tao y Suho estaban a cada lado de mí.
—Tengo que irme —tomé la charola del almuerzo con ambas manos y me dispuse a irme, fue entonces cuando Tao me hizo regresar a mi lugar con su fuerte agarre.
Algo se encendió dentro de mí y me hizo recordar las palabras que Hoseok me dijo en algún momento, tal vez como un mes atrás: "La única razón por la que te dañan es porque tú se los permites."
Me solté de su agarre con brusquedad y me levanté. —Voy a decirles algo a los tres y espero no tener que repetirlo jamás. No pienso dejar que me vuelvan a tocar ni a insultar, no pienso tratar de golpearlos porque yo no pienso como un puto cavernícola como ustedes tres, pero si a alguno de ustedes se le ocurre ponerme un dedo a mí o a Hoseok no voy a pensarlo dos veces antes de decírselo a sus padres. Sobre todo al tuyo, Tao... —me acerqué a su oído y le hablé demasiado cerca—. Todos, absolutamente todos en esta escuela sabemos que te comportas de esta manera porque nadie en tu casa te mira ni te escucha y la única forma en la que puedes conseguir un poco de atención es comportándote como un pendejo.
Me levanté de la mesa y caminé, miré a los ojos a la señorita Kim, que nos había estado observando desde lejos. —Lo que usted debería de hacer es dejar de actuar como si no pasara nada y fingir que todo está bien, si usted no hace algo entonces lo haré yo.
Toda mi piel ardía en odio y apreté mis puños. Todo lo que dije era verdad, no pensaba dejar que nadie me pisoteara como lo habían estado haciendo todos estos años. Tao, Suho y Jongin tenían todo ese poder sobre mí porque yo se los di desde el momento que no les respondí y no hice nada por detenerlos.
Hoseok me dijo que él era un hombre de palabra y que iba a cumplir su promesa de evitar a toda costa que me volvieran a lastimar. Yo quería cumplir la promesa de no volver a dejar que nadie pasara sobre mí.
Ni siquiera mi padre.
2
Las clases terminaron un par de horas después y todos nos preparábamos para irnos.
—Nos vemos el día de mañana, chicos, espero que tengan una buena tarde... Yoongi, por favor quédate un momento, quiero hablar contigo —la señorita Kim me dirigió una mirada severa mientras el resto de mis compañeros abandonaba el aula.
La maestra y yo nos encontrábamos solos en el salón. — ¿Quería hablar conmigo, maestra? —pregunté.
—Sí, Yoongi... No pude decirte nada hace un rato y quiero que sepas que estoy apenada por la situación que ha estado sucediendo, pero los dos sabemos que tú siempre has negado el abuso que te hacen tus compañeros y yo... Bueno, yo no estaba muy segura de...-
—Usted no debe preocuparse por mí, no soy un niño y yo sé que puedo lidiar con esto. Simplemente ya me cansé de ser un cobarde. No pienso dejar que ellos tres ni nadie me vuelvan a molestar... Lamento mucho la forma en la que le hablé hace un rato, estaba muy enojado.
—Supongo que, ahora que por fin lo aceptas, tengo que mandar a llamar a los padres de estos tres chicos, no pueden simplemente continuar con su vida como si nunca te hubieran hecho nada... Por otra parte, me gustaría que habláramos de tu padre —ella parecía mucho más nerviosa que yo de tocar el tema, al final de cuentas era una maestra joven y éste parecía ser el primer caso de ese tipo con el que se enfrentaba.
—Pues a mí no me gustaría. Le agradezco que hable con los padres de Tao y los otros dos, pero no tiene que hacer nada más por mí —me levanté, tomé mis cosas y salí del salón antes de que ella pudiera decir algo más.
Mi padre era mi monstruo, mi infierno personal y mi propia oscuridad. Por eso yo debía lidiar con él, nadie más que yo.