Yo estaba próximo a cumplir mis 15 años y últimamente había tenido este tipo de sentimientos.
Hoseok era una persona que disfrutaba del contacto físico; todo el tiempo abrazaba a su madre y a sus amigos de la escuela, conmigo no era la excepción. Aunque yo ya le había dicho que no me gustaba que tocaran mi cabello o que me acariciaran demasiado, parecía que yo era la persona a la que él más tocaba. Para él no era un problema abrazarme, tomarme de la mano cuando algo lo asustaba o hablarme muy cerca del oído. Yo no podía culparlo, así de espontáneo era y así se comportaba con todo mundo.
La situación tampoco había sido un problema para mí hasta que comencé a sentirme... Diferente.
Por alguna extraña razón, cada vez que Hoseok se me acercaba para rodearme con su brazo o simplemente me miraba a los ojos, me sonrojaba sin remedio. Él no lo mencionaba así que asumí que no se daba cuenta del extraño efecto que estaba causando en mí.
No era la primera vez que estábamos sentados tan cerca en el sofá de su habitación, ni la primera vez que él escondía su cara en mi cuello cuando algo en la película lo asustaba, la diferencia era que cada lugar de mi cuerpo donde él ponía sus manos se sentía repentinamente caliente, como si estuviera siendo víctima de algún tipo de fiebre.
Siempre que estábamos en la escuela él se acercaba para susurrarme algo en mi oído, sus labios casi rozando mis orejas. Pero ahora sentía unas cosquillas extrañas, como algo que se formaba desde la parte alta de mi estómago y viajaba hasta mi pecho y ahí ardía descontroladamente.
Me encontraba a mí mismo observando a Hoseok detalladamente cada vez más, como esa vez que se quedó dormido y me puse a contar sus lunares, o cuando sin querer me puse a peinar su cabello con mis dedos.
"Esto no está bien y yo lo sé, está mal y es incorrecto desde cualquier lado que se vea", eso continuaba repitiéndose dentro de mi cabeza sin descanso.
Para ese entonces yo ya había asimilado por completo que no me gustaban las mujeres, mucho tiempo quise pensar que era demasiado pronto para asegurarlo, pero cada vez estaba más convencido.
Una noche normal como las demás, me encontraba en mi computadora y ya había terminado mi tarea. Papá no estaba y Jungkook estaba durmiendo en la planta baja, era de madrugada y el silencio era terrible. Pensé en ponerme audífonos, escuchar música y ver algunos vídeos, pero fui víctima de mi curiosidad y yo mismo me metí a la boca del lobo.
Todos los chicos hablaban de ver pornografía, pero yo nunca había tenido ese interés en particular, pero la situación era demasiado provechosa y sabía que no tendría una oportunidad como esa otra vez, otra oportunidad para saciar mi curiosidad y después dejar el asunto en el olvido.
Busqué y no tardé mucho en encontrar una página que ofrecía vídeos de chicas hermosas en situaciones eróticas con hombres que las doblaban en tamaño, así que me dispuse a ver uno.
Lo estaba viendo y la única sensación que me provocaba era la de culpabilidad, sentía que alguien se encontraba detrás de mí para inculparme del acto.
Fue entonces que al lado del vídeo en cuestión apareció otro, pero ese ofrecía a dos chicos jóvenes, de no más 18 años, en la misma situación. No sé en qué estaba pensando, pero yo hice clic sobre él.
Así que entonces me encontraba viendo pornografía homosexual.
Yo supe, en el momento que los dos hombres empezaron a besarse, que debía quitar el vídeo e irme a dormir, pero no lo hice.
En cambio, me encontré a mí mismo muy concentrado en el asunto. Cuando la situación se subió de tono sentí mis mejillas arder y esa extraña sensación en el estómago, parecida a la que Hoseok me hacía sentir cuando me hablaba muy cerca.
Y entonces lo sentí, esa misma especie de 'cosquillas', pero ahora en mi entrepierna. Fue el peor momento para recordar esa vez que dormí en casa de Hoseok y su respiración pegaba justo con la parte más sensible de mi cuello.
La sensación de pesadez en mis piernas empezaba a intensificarse y empecé a sentirme muy extraño, algo que no sabía cómo explicar.
Simplemente cerré la computadora, corrí al baño para lavarme la cara y me dormí con esa extraña sensación y la imagen de Hoseok detrás de mis párpados cerrados.
Los científicos afirman que a un ser humano le bastan 60 días de hacer algo constantemente para que se convierta en un hábito.
Pues a mí me tomó solamente una semana para crearme el peor hábito de todos.
Le dije a Jungkook que esa semana no me sentía bien y que no quería dormir con él, así que se fue a dormir a la planta baja, no sin hacerme antes como mil preguntas.
Papá regresaba en la madrugada o no regresaba, así que en momentos como ese me encontraba solo, con mi computadora y mis audífonos, rodeado tan sólo por oscuridad y esa extraña sensación abrazadora.
Nuevamente me encontraba viendo ese tipo de vídeos, y la parte más extraña era que solo veía vídeos que tuvieran a chicos parecidos a Hoseok
Sí, sí me sentía culpable.
Mis mejillas estaban rosadas mientras que mordía mi labio inferior con fuerza, los dos hombres en la pantalla se acariciaban de maneras que yo no sabía que existían.
Y entonces sucedió una de esas cosas que solo le suceden a Min Yoongi.
— ¿Qué mierda crees que estás haciendo? —sentí que mi corazón se me salía del pecho cuando la fuerte mano de mi padre me tomó por el cabello.