1
Desperté a la mañana siguiente con Hoseok durmiendo entre mis brazos, sabía que tenía que despertarlo para que fuera a su casa y se preparara para ir a la escuela, pero fui lo suficientemente egoísta como para no hacerlo y dedicarme un rato a verlo dormir. Cuando me di cuenta de que él estaba a punto de despertar, cerré los ojos y fingí dormir como él lo estaba haciendo antes.
—Yoongi... —dijo Hoseok mientras una de sus manos sacudía ligeramente mi antebrazo para "despertarme"—. Arriba, se nos hará tarde para la escuela.
Abrí los ojos con falsa pesadez (puesto que ya llevaba un rato despierto y ya no quedaba ni un rastro de sueño en mi sistema) y me encontré con su cara adormilada y bonita como siempre, adornada por los primeros rayos solares matutinos que se asomaban por la ventana. —Buenos días, Hoseokkie.
Después de unos milisegundos con una expresión graciosamente confundida, la cara de Hobi se transformó en la mismísima representación de un día soleado, con esa sonrisa perfecta que lo caracterizaba. —Buenos días, Yoongi.
Perdimos otros minutos abrazados hasta que nos dimos cuenta que no llegaríamos a la escuela jamás si no nos movíamos, así que lo hicimos; Hoseok y yo nos levantamos y cada quien tomó su rumbo, para posteriormente encontrarnos en la calle y caminar juntos a la escuela.
2
Pasaron las horas siguientes del día y yo me encontraba en la escuela viendo un partido de fútbol entre algunos chicos de mi grupo, incluyendo a Hoseok, y otros chicos de otro salón de los que yo no sabía mucho. Obviamente ese deporte no podía importarme menos, pero quería observar a Hoseok en su estado natural: corriendo de un lado a otro con su cabello despeinado y una sonrisa feliz en su cara.
—Hola, Yoongi —una voz que a mi cerebro le tomó más tiempo del normal en reconocer me estaba saludando, era Mijoo.
—Hola —respondí tímidamente. El nudo que se había formado en mi garganta no me dejaba hablar con naturalidad, me sentía culpable con sólo verla, así que no lo hice.
—Es muy lindo, ¿verdad que sí? —cuestionó la chica, obviamente refiriéndose a Hoseok—. No entiendo cómo es que alguien puede tener tanta energía y felicidad las veinticuatro horas del día —su voz ahora tenía un ligero toque de diversión.
—Sí, supongo —murmuré. Giré un poco para verla a los ojos y ella estaba mirando hacia el frente, mirando a Hoseok con una sonrisa; su cabello largo y castaño estaba recogido en una coleta que la hacía lucir más bonita y delicada de lo que ya era. Al ver que ella no me miraba, hice lo mismo y decidí concentrarme en fingir que veía el partido.
—Oye, Yoongi... —inquirió la chica después de unos segundos de arduo silencio—. ¿Sabes qué es lo que pasa con Hoseok? Desde hace un tiempo ha estado evitándome y parece no querer hablar conmigo, casi no responde mis mensajes y siempre dice que está ocupado cuando lo llamo para salir.
Pude haber puesto mi mejor esfuerzo en ser un buen "amigo" y ayudar a Hobi a salir de esa situación, pero mi lado poco racional no me lo permitió y recordé que ella, que siempre había puesto pocos esfuerzos en esa relación, no tenía mucho derecho de exigir una explicación a la poca atención de Hobi. —No le pasa nada hasta donde yo sé... —respondí—. Aun así, tengo entendido que tú hacías lo mismo cuando recién comenzaron a salir.
En eso yo tenía razón. Pareciera que la chica sólo hubiera accedido a salir con él porque se lo había pedido de forma muy dulce, no ponía demasiada atención e incluso lo había dejado plantado en sus citas un par de veces. La chica suspiró y sentí su mirada sobre mí, pero no volteé para verla.
—Yo lo sé y sé que estuvo mal —respondió, quedándose en silencio un momento y después tomando la palabra de nuevo—. Tengo que admitir que al principio empecé a salir con él porque me parecía muy tierno y no tuve corazón para decirle que no, pero con el paso de todos estos meses y con la forma en la que él me trata, o bueno, me trataba, empecé a sentir algo por él.
—¿Algo? —pregunté, mirándola.
—Sí... No estoy segura si sabes a lo que me refiero —dijo mientras un pequeño rubor rosado coloreaba su cara delicada—. No sé si te ha pasado que te gusta tanto alguien, que quieres hablar todo el día con esa persona, quieres que se encuentren y salgan aunque no vayan a hacer nada en especial, quieres tomarla de la mano y hacerla muy feliz... ¿Nunca te has sentido así?
La vida tiene muchísimas coincidencias horribles y esa era una de ellas: Mijoo y yo nos sentíamos exactamente igual... y por la misma persona.
—No, nunca he sentido algo así.