"Nada va a lastimarte, bebé. Mientras estés conmigo, estarás bien.
Nada va a lastimarte, bebé, nada va a apartarte de mi lado"
—"Nothing's gonna hurt you, baby", de Cigarrettes after sex.
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Me gustaba mucho la habitación de Hobi porque todo siempre lucía tan limpio y lleno de vida, todo estaba acomodado de una forma tan pulcra a pesar de que poseía un montón de juguetes y figuras que él consideraba sumamente valiosas, había ilustraciones pegadas en las paredes y aun así todo lucía tan ordenado. Me gustaba mucho el olor de las sábanas de su cama porque era igual al de él, su piel despedía un aroma que me recordaba a las flores, como si él fuera la primavera hecha persona.
Incluso si me gustaba mucho ese lugar, estaba consciente de que este no era el sitio correcto para hacer lo que estábamos haciendo en ese momento...
Hobi estaba recostado sobre su cama, deshaciéndose entre gemidos y pequeños sollozos que inundaban todo el cuarto. Sus padres habían salido y no regresarían hasta el día siguiente, su hermana estaba en un viaje escolar, así que nadie podía escucharnos ni mucho menos imaginarse lo que estaba sucediendo detrás de esas puertas cerradas.
Nuestras camisetas y los jeans de Hoseok habían quedado en el suelo, no estoy muy seguro donde, pero me preocuparía por eso después. Mis pantalones seguían intactos mientras que mi chico sólo vestía su bóxer, estábamos cubiertos por una delgada sábana ya que la brisa que corría dentro del cuarto era un poco fría y lo último que quería ver era que su piel se erizara por algo que no fueran mis manos y mis besos.
Me encontraba besando su cuello, dejando un rastro de saliva por donde yo iba pasando mientras que mi mano se iba acercando lentamente hacia su erección, que aún estaba refugiada en la delgada tela de su ropa interior.
Esto no era algo nuevo para ninguno de los dos, incluso puedo decir que se estaba convirtiendo en una necesidad cada vez más apremiante, mis manos se adherían a su piel de esta manera tan secreta e íntima, que me era difícil estar a su lado sin querer cubrir todo su cuerpo con las ganas ardientes que me inundaban por completo.
Por fin logré empuñar su pene y lo estreché ligeramente en mi mano, recibiendo como respuesta un gemido particularmente más agudo que los anteriores, los labios de Hoseok no podían permanecer cerrados a pesar de que él lo estaba intentando con todas sus fuerzas. Mi brazo empezó a moverse, haciendo que la velocidad se volviera más difícil de soportar. Seguí moviendo mi mano de arriba hacia abajo mientras acariciaba ligeramente la parte superior con el pulgar.
De repente, lo vi llevar sus dos manos a su boca para cubrirla y así evitar que los gemidos continuaran saliendo sin control. —No lo hagas —dije—. Quiero escucharte, se lo más ruidoso que puedas.
Hobi descubrió su boca y movió su cabeza un par de veces, empujando sus caderas hacia el frente para que el contacto se volviera más intenso. Los gemidos regresaron y sentí mi entrepierna reaccionar a la situación desde su confinamiento en mis jeans ajustados.
—Eso es... —respondí con una sonrisa lasciva en mi rostro. Mis movimientos aumentaban y podía sentir su miembro palpitar en mi mano.
Yo sabía que había un montón de cosas más que podíamos hacer, pero yo no quería presionarlo sabiendo lo asustadizo que podía llegar a ser, todo eran primeras veces para ambos, aun así no pude contenerme al ver los pezones erectos que adornaban su pecho mínimamente bronceado. Sin dejar de masturbarlo, me moví hasta quedar a la altura de su pecho, en donde acerqué mi boca a uno de ellos.
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