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Después del suceso referente al comportamiento de mi hermano, decidí olvidarme un rato del asunto y concentrarme en el hecho de que Yerim me había invitado a una fiesta en casa de Jackson. Estaba cansado y sentía demasiada pereza, lo último que quería era ir a encerrarme a casa de alguien con música fea y escandalosa punzando mis oídos constantemente, pero aún me sentía ligeramente herido por el hecho de que Hoseok estaba pasándola bien con su novia, así que me dispuse a cambiarme para ir a dicho lugar.
En momentos como ese agradecía que mi tutora fuera una anciana; las abuelas siempre son muy permisivas, y aunque ella cuidaba muy bien de nosotros, me daba muchos permisos para salir con mis "amigos". Permisos que yo no solicitaba muy a menudo porque las únicas personas con las que yo realmente disfrutaba pasar el rato eran Hobi, Seokjin, Namjoon y Jackson, excepto cuando éste último organizaba una fiesta como la de esa noche.
Terminé de vestirme, me estaba dando los últimos toques frente al gran espejo colocado estratégicamente en mi habitación. El estilo de prendas que yo usaba era casi siempre el mismo: jeans rotos con camisetas y chaquetas que no pasaban de colores blancos, negros y grises, acompañado de zapatillas converse. Recuerdo que Jin siempre me reprendía diciendo que yo debería usar una gama de colores más extensa, pero en realidad no es algo que me robe el sueño.
Traté de ignorar que puse un esfuerzo extra en verme... ¿atractivo? Sólo por el simple hecho de que estaba saliendo en la noche porque estaba resentido, así que sólo tomé mi teléfono celular, mi billetera y salí de mi casa. Lo último que vi fue a mi abuela, que se había quedado dormida en su mecedora con su tejido en las manos.
Llegué a casa de Jackson pasados unos minutos puesto que me quedaba cerca y me resultaba fácil llegar a pie. No fue necesario llamar a la puerta ya que estaba abierta, había gente bailando al ritmo de la fuerte música dentro y fuera de la casa. Me abrí paso entre el mar de gente y por fin logré entrar.
Miré a mi alrededor y traté de buscar a alguno de mis conocidos con la mirada, o al menos lo que la poca luz me permitía. Todos los jóvenes presentes parecían estar perdidos en su trance de música, alcohol e incluso sexo. Al no encontrar a nadie, entendí el por qué ésta era una pésima idea. Estaba a punto de darme la media vuelta e irme, pero me percaté de que alguien me miraba.
Un chico alto con su cabello castaño cuidadosamente peinado hacia un lado y que sostenía un vaso rojo que probablemente contenía vodka u otra cosa parecida tenía sus ojos puestos en mí. Nos miramos a los ojos unos instantes, conmigo parado en medio de esa casa como un idiota, y me sonrió con confianza, yo no supe qué hacer. Al lado de dicho hombre estaba otro chico completamente diferente, éste último tenía el cabello teñido de alguna especie de tono anaranjado y tenía piercings en diversas zonas de su rostro, también pude observar que tenía tatuajes en los brazos.
Se me hizo un nudo en la garganta al darme cuenta de que el apuesto castaño que me miraba ahora estaba caminando hacia mí, yo ni siquiera pude hacer nada.
—No planeaba acercarme así nada más, pero pareces un perrito perdido en medio de toda esta mierda —el desconocido habló con tranquilidad y dejó escapar una risa después de eso—. No pareces venir a estas cosas muy a menudo.
—No en realidad —dije algo atontando—. Pero aquí estoy.
—Eso me agrada —el castaño volvió a sonreír y se acercó un poco más a mí—. Me llamo Jaehyo, ¿cuál es tu nombre?
—Yoongi... Soy Min Yoongi.
—¿Tú eres Min Yoongi? —una segunda voz desconocida para mí intervino en la conversación improvisada, pronto me di cuenta de que pertenecía al extraño chico de cabello anaranjado que nos miraba—. Mi amiga Yerim estuvo preguntando si habías llegado hace un rato, soy Jiho.
