Parpadeé un par de veces para convencerme a mí mismo de que esto en realidad estaba sucediendo, no estaba muy seguro si Hobi en realidad había dicho eso o si mi delirio era tanto que había llegado a ese punto.
— ¿Qué?
Hoseok parecía exasperado y su voz sonaba alterada. —Ya me has oído, Yoongi, no me hagas repetirlo.
No moví ni siquiera un músculo, me sentía demasiado confundido como para decir algo. Mi expresión debió haber sido tan peculiar que Hobi se apresuró a disculparse como si su confesión me hubiera disgustado o algo así.
—Lo siento, de verdad, Yoongi. Ni siquiera sé por qué dije eso, yo...-
—No, Hobi —hablé demasiado lento y con demasiado recelo. Yo no podía permitir que Hobi se sintiera culpable de todo esto; para empezar, yo fui el que lo besó a él, él ni siquiera tenía la más mínima idea de lo que me estaba pasando, ni siquiera sabía todo lo que yo sentía por él y mucho menos sabía que él era el objeto de mis más íntimos deseos. Me levanté y tomé asiento en la cama, invitándolo a que hiciera lo mismo—. No tienes por qué disculparte, Hobi, tú no hiciste nada malo, ¿está bien? Yo fui el que inició todo esto.
— ¿Por qué lo hiciste, Yoon? —Hobi me miró de manera suplicante, yo no sabía que responder.
—Antes de cualquier cosa hay algo que tienes que saber, Hobi —tomé una respiración profunda antes de continuar—. A mí me gustan los chicos, soy homosexual.
Y las palabras salieron solas, yo ni siquiera hice el más mínimo esfuerzo por frenarlas, le estaba confesando a Hoseok que me gustaban los hombres y eso tal vez significaba confesarle también que estaba enamorado de él.
Los ojos de Hobi se abrieron grande por la sorpresa y sus labios se separaron ligeramente, estaba igual de anonadado que yo. Por un momento creí que se iba a quedar inmóvil para siempre hasta que volvió a hablar con nerviosismo.
—Entonces... ¿Yo te gusto? —Hobi mordió su labio inferior ligeramente y un rubor adornó sus mejillas de la manera más adorable posible.
Y sentí que ese era el momento, el instante indicado, escrito en el destino para que yo le dijera todo lo que sentía de la manera sincera que yo había imaginado desde tiempo atrás.
Sentí que si lo hacía en ese momento tal vez podríamos darnos una oportunidad, yo era joven y tonto, pero estaba completamente seguro de mis sentimientos. Pero, nuevamente, no quería arruinarlo todo, no quería que la intensidad de mis sentimientos lo asustara y lo hiciera huir de mí. Así que no lo hice, dejé pasar la oportunidad y opté por una salida fácil.
—Creo que esto es... algo así como atracción física nada más. Yo soy gay y tú eres un chico apuesto y caballeroso... Me gustas, pero físicamente y nada más. Te besé así como he besado a las chicas con las que salgo, no significó nada, Hobi, y no tiene por qué cambiar nada entre nosotros. Tal vez sólo sea porque pasamos demasiado tiempo juntos y porque somos muy cercanos, pero yo no siento nada más por ti.
Él sólo asintió lentamente, parecía confundido e incluso sorprendido de que mi respuesta fuera esa y no otra. Otra vez, y como era costumbre, yo fui demasiado cobarde como para hablar con la verdad, no le había dicho la verdad de cómo me sentía y ahora cualquier oportunidad se iría a la basura.
—Entonces... Estamos bien, ¿verdad? Eso no fue nada, es decir, yo no soy gay —él hablaba tratando de sonar lo más relajado posible, pero estaba olvidando el mínimo detalle de que yo lo conozco como la palma de mi mano y sé decir cuando Hobi están tan confundido y nervioso como lo estaba en ese momento.
—Así es, Hobi, esto no fue nada y así se va a quedar —respondí—. Yo estaba estresado y tú estabas triste, los dos tratamos de descargar eso de alguna forma y por alguna extraña razón terminó así y pues... Si te gustó es porque beso muy bien.
Los dos reímos al mismo tiempo, un poco más relajados, pero la tensión seguía ahí. Por primera vez desde que inició nuestra amistad el silencio era pesado e incómodo y ninguno de los dos parecía saber cómo hacerlo desaparecer. Todas mis emociones estaban a flor de piel y temía que si abría la boca en este instante terminaría arruinando todo.
—Entonces... Tampoco pasaría nada si vuelve a suceder, ¿verdad? —Hobi habló con una voz tan diminuta e insegura que no parecía la suya.
Sentí mis palpitaciones subir a un ritmo descontrolado mientras el rubor subía a la parte alta de mis mejillas, volteé a verlo y él se encontraba en el mismo estado. —No, Hobi, supongo que no pasaría nada.
Y los dos sabíamos perfectamente lo que esas palabras significaban, yo podía verlo en sus ojos, él quería que nos besáramos de nuevo, pero seguramente no lo deseaba más que yo.
Y nos acercamos los dos al mismo tiempo, el uno al otro, al mismo ritmo y a la misma sintonía. Nuestros labios estaban demasiado cerca y los ojos de Hobi ansiaban cerrarse al igual que los míos, yo no sabía si debía hacer el primer movimiento o esperar a que él llegara a mí.
Al parecer los dos teníamos la misma idea en mente porque nos acercamos al mismo tiempo y nuestros labios se unieron por segunda vez en nuestras vidas. Todo fue tan rápido y tan lento al mismo tiempo. Cerré los ojos y me olvidé del mundo y de todo lo demás que pasaba a mi alrededor, todo lo demás que no incluía a Hoseok.
Todas las imágenes desde el día que lo conocí pasaron detrás de mis párpados: la primera vez que nos miramos, la primera vez que nos sonreímos, la primera vez que nos abrazamos y esa vez que me hizo una promesa que hasta la fecha conservaba. Puse todo mi esfuerzo para transmitirle a través de ese beso todos mis sentimientos, todo mi amor, todo eso que no le pude expresar con palabras porque estaba aterrado. Y todo se sentía tan bien, todo se sentía tan perfecto y tan correcto, como si estuviera escrito y destinado para que fuera de esta manera. Nuestros labios encajaban como piezas de un rompecabezas que se necesitan una a la otra para estar completas.
Al menos para mí así era, porque nada se había sentido tan bien en toda mi vida hasta que él llegó.