El cuerpo suele activar un mecanismo de defensa ante ciertas situaciones. Y el corazón vivir escudándose de una sola cosa.
A Luisita le gustaba mantener el control de ambos y, hasta el momento, lo llevaba como puntos a su favor. Si no se enamoraba ni comenzaba a experimentar sentimientos por alguien, su estabilidad laboral continuaba a la perfección y aquella protección no era necesaria.
Por eso, cuando Amelia ingresó al baño solo en ropa interior mientras ella lavaba sus dientes, abandonó el cuarto aún con la pasta en la boca y terminó enjuagándose en la cocina, ignorando los murmullos de Chloe que aseguraba estaba siendo una descuidada.
Le ordenó que apagara ya la televisión y se fuera a dormir.
Ella regresó a su habitación, manteniéndose bajo el marco de la puerta un momento al descubrir a la morena sobre la cama, esparciendo crema en sus piernas. Se aclaró la garganta e ingresó directa a buscar su pijama.
—Los vecinos de en frente harán una fiesta —le dijo Amelia, de espalda a ella —Es para darnos la bienvenida.
—No me gustan esas cosas —susurró con la voz pesada.
El espejo frente a ella reflejaba a Amelia aún sin ropa que la cubriese o su bata. Tenía su bata a menos de un metro ¿por qué no la tomaba y se la colocaba?
Luisita desabotonó el cuello de su camisa y se sentó en la cama, sobre el lado izquierdo que Amelia había ocupado la noche anterior.
—Pero dijiste que debíamos socializar con ellos. Con todos. David dijo que gente importante asistirá —aseguró la morena observándola de reojo y volviendo al movimiento lento de sus manos sobre sus piernas —No podemos decirles que no.
—Está bien ¿es el sábado?
—El viernes —la corrigió Amelia, cerrando su crema y poniéndose de pie —Mañana iré al gimnasio con la hija del dueño del banco. Su nombre es Carmen —le informó y Luisita asintió, viéndola detenerse frente a ella y buscando algo en el mueble.
—¿Crees que tenga influencia o relación directa con él?
—No lo sé. Pero fue muy cortés al invitarme y estoy segura que ganaré su confianza con el tiempo. Tal vez nos hagamos amigas —dijo la morena, volteando con una sonrisa victoriosa —David también tiene influencias, bueno, su esposo en realidad. Su padre invierte mucho dinero cada mes para la banda en la que canta.
—Fracasado —masculló Luisita abandonando la cama.
—¿Por qué lo dices?
—Por nada. Igual no es algo que nos interese, Amelia —la morena asintió y alzó las sábanas, acomodándose finalmente dentro de la cama —Los niños dicen que el hijo de Castro va a otro salón, que es más pequeño que ellos —se lamentó la rubia, quitándose su camisa y girando cuando Amelia vagó su vista desde sus pechos a su abdomen —Eso solo complicará las cosas.
—Creí que tenía la edad de Chloe.
—Pues parece que el archivo que se nos dio de ella tiene algunas modificaciones. El niño tiene siete años.
—Pero ya lo han conocido ¿cierto?
—No lo sé —murmuró regresando y retomando su lugar.
Luisita apretó los labios avergonzada, la mirada de Amelia no salía aún de ella por lo que, decidida, intentó apartarla.
Desajustó el cinturón y abrió su pantalón antes de arrojarse a la cama, de espalda al colchón y dejando algo más para que la morena continuara observando.
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Reglas de oro
FanfictionLuisita Gómez es una estafadora profesional que quiere dejar el negocio con un último golpe. Para lograrlo, deberá reclutar integrantes que fingirán ser junto a ella una familia feliz. ¿Conseguirá quedar en el recuerdo? (Advertencia: Fic G!P) .Esta...