A Amelia no le pareció raro que Luisita esa mañana haya decidido acompañarla al gimnasio, no. Lo raro fue que, cuando creyó que era para mantener vigilada a Carmen, no era esa la razón, sino tener su propia hora de ejercicios.
Caminó en silencio hasta ella y la descubrió al final del lugar, tras un largo pasillo ocupado por pesas y algunas máquinas. Se detuvo a metros de la rubia, que golpeaba una bolsa de arena con molestia y precisión.
Entreabrió la boca y no se sorprendió que una ola de calor la recorriera; Luisita llevaba un short corto, solo un top blanco y, cada vez que producía un golpe, las gotas de sudor de su frente caían hasta su abdomen.
—Tienes que ponerte algo en las manos —su voz la delató. El susurro ronco hizo a la rubia detenerse pero, alzó los hombros y reinició sus movimientos —No sabía que hacías boxeo.
—No lo hago —dijo Luisita con la respiración totalmente agitada —Es la primera vez y lo necesito.
—¿Por qué? ¿Qué sucede? —la rubia no le respondió. Continuó sus golpes por lo que ella se acercó y sostuvo la bolsa con sus manos, mirándola atentamente y recibiendo un gruñido por lo bajo —Te pregunté qué sucede.
—Estoy teniendo algunos problemas.
—¿Con qué? ¿Con quién? ¿Por qué?
—Con James —murmuró la rubia alejándose para tomar una toalla.
—¿Sobre nuestro trabajo?
—Sobre el mío en realidad —dijo Luisita, limpiándose el rostro y Amelia frunció las cejas.
—Somos un equipo, siempre nos lo recuerdas. Tu trabajo es el nuestro también ahora. ¿Qué hay con James? ¿Qué pasa con él? —insistió ante el mutismo de la rubia.
—El dinero que le sacamos a Sebastián no es suficiente para él —murmuró Luisita, acercándose a la morena para que cualquiera que ingresara no las oyera —Sé que tiene razón, llevamos cinco meses en esto y para este tiempo siempre he sabido conseguir casi el ochenta por ciento de los resultados.
—¿Y el problema? Aún nos quedan cuatro meses. Cinco tal vez.
—Amelia, si para el fin de semana no tengo otra cantidad grande que entregarle… James va a sacarte del grupo.
Alzó las cejas como acto reflejo, sorprendida y asustada por las palabras. No le daba miedo quedarse sin ese trabajo, aún podía conseguir otros y menos estresantes, pero salir del grupo significaba alejarse de Luisita y los niños.
¿Y a quién iba negárselo? Estaba acostumbrada a ellos, al calor de la rubia en situaciones cariñosas y a la responsabilidad con Luke y Chloe puertas afueras, porque adentro ambos insistían en qué sabían cómo cuidarse.
La imagen de ser restablecida con Nacho o alguien más bajo otro contrato cruzó su mente. Se paralizó, casi atormentada por la idea de que a Luisita le ordenaran lo mismo o peor aún, algo comenzaría con aquella jovencita que no paraba de rondarla cuando estaban en casa.
Dio un paso atrás y sintió las manos de la rubia pasar por su cintura, rodeándola y golpeándola ella con suavidad.
—De igual manera eso no va a pasar ¿de acuerdo? Él es….
—Él es el que puede hacer y deshacer con nosotros a su antojo —susurró ella.
—No, no es así, Amelia.
—Sí, si es así. Tú me lo dijiste una vez, Will fue la idea pero él pone el dinero y el dinero es poder. Por lo tanto si él es tu jefe, tú eras mi jefa ahora y….
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Reglas de oro
FanfictionLuisita Gómez es una estafadora profesional que quiere dejar el negocio con un último golpe. Para lograrlo, deberá reclutar integrantes que fingirán ser junto a ella una familia feliz. ¿Conseguirá quedar en el recuerdo? (Advertencia: Fic G!P) .Esta...