Capítulo 28. Chloe.

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Diez horas y cuarenta y ocho minutos llevaba Luisita encerrada en su cuarto y Amelia se preguntó hasta dónde llegaría aquello. Debían hablar, ella quería contarle cosas y no iba a hacerlo con una puerta entremedia.

No había dormido en toda la noche y ahora eran pasadas las dos de la tarde. La cabeza le dolía, había llorado en la madrugada y la silla, que ahora ocupaba Luke, no fue nada cómoda para pasar seis horas allí sentada.

Sentía incluso el ardor en su espalda, uno de sus dedos tenía un pequeño corte cuando quitó los trozos de vidrio que Luisita le ordenó alzar y tenía ganas de vomitar. Chloe y Luke comían a su lado y el olor penetraba sus entrañas. Sin embargo no abandonó su lugar y les sonrió, cuando volteaban a verla preocupados.

Podía notar como ambos querían decirle algo, tal vez fueron testigos de lo ocurrido en la madrugada y solo no se atrevían a hablar. Chloe estiró su plato, ofreciéndole de su almuerzo pero ella negó ligeramente, nunca perdía el apetito pero todo lo que nunca había vivido paradójicamente lo hacía ahora.

—Luisita te molestó anoche ¿cierto? —le preguntó Chloe antes de darle una mordida a su hamburguesa.

Genial ,ellos lo habían oído todo.

—Tuvimos una pequeña discusión —no tenía sentido mentirles, ambos niños eran demasiado inteligentes y lo notarían si lo hiciera.

—Se oyó desde mi cuarto —agregó Luke —Luisita estaba muy enojada. Hacía tiempo que no se comportaba así.

Amelia arrastró sus manos en los muslos y suspiró. Sí, hacía tiempo medido en meses. La rubia había adquirido un cambio en su temperamento que la noche anterior reflotó y no estaba muy segura si duraría de la misma manera.

Al principio lo entendía porque no se conocían y Luisita no tenía por qué brindarle confianza ni tratarla con su mejor humor. Pero ahora habían compartido sonrisas enamoradas y palabras con cariño; sin contar las noches en que hacían el amor. Por lo tanto, encontrar el equilibrio entre esas dos versiones de Luisita y regresar todo a como dos días atrás, iba a ser un poco difícil.

Lanzó un suspiro melancólico y apoyó su codo sobre la mesa, sosteniendo su mentón sobre la mano; podía ver desde allí el living y el inicio de las escaleras pero Luisita ni siquiera había hecho el intento de bajar y mucho menos abrir la puerta.

—Sí, lo sé pero lo de anoche… fueron muchas cosas —intentó excusarse pero sabía que no tenía sentido. Ni los niños le creerían y para sí misma era un pretexto patético.

Solo fue Carmen. Carmen y su maldita intervención en su relación con Luisita y la culpable de romperla en pedazos.

Sí, eso había hecho, solo destrozado pero no acabado y ella juntaría cada parte, sin dejar escapar ninguna y lo uniría todo de vuelta. Solo necesitaba la ayuda de Luisita y las cosas retomarían su curso.

—¿Muchas cómo qué? —preguntó Luke y ella lo observó un momento.

Tenía el borde de su labio con salsa y algo de mostaza, mientras acababa de a poco su hamburguesa. Le tendió una servilleta y le sonrió, antes de intentar unir las ideas y cerciorarse de qué debía responder.

—Cosas de adultos, Luke.

—Luisita a veces se comporta como una niña —murmuró Chloe —Cuando me discute cosas sin razones, por ejemplo.

—No hablo de eso, Chloe —le sonrió ella y la niña alzó sus hombros.

—¿Entonces de qué? —insistió la pequeña rubia —Anoche rompió un vaso y sé que fue a proposito, Amelia. ¿Qué es lo que pasa entre ustedes? Además de gustarse —agregó con obviedad.

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