—Esto no es lo acordado.
Lo sabía. Sabía que James le reclamaría ahora por cada detalle y cada detalle en este momento solo eran los cheques.
Alejó su vista de su portátil y lo observó un segundo, estaba muy equivocado si esta vez iba a intimidarla como aquella vez que la descubrió besando a Amelia.
Regla número 1 de su trabajo: Conmigo empieza esto, le dijo él, y ni yo voy a detenerte en tus pasos.
—¡Esto no es ni la mitad de la mitad de toda la mitad de este maldito trabajo! ¿Quieres verme la cara de idiota, Luisita?
—Eso es lo único que logré, James. Tienes que entender que esta gente es inteligente, no se trata de unos simples empresarios infieles a los que podíamos sobornar.
—¿Inteligentes? ¡Inteligentes! ¿Sebastián Fernández lo es?
—Benigna Castro es el objetivo ¿o crees que esos treinta mil los liberó él? No podré mejorar si estás presionándome a cada instante.
—Una semana, Luisita, una semana y los cinco meses se cumplirán. Quiero algo grande para ese entonces ¿o te piensas tardar el resto de tu vida en esto?
—No podré quitarle más en siete días o menos. ¡Me acaba de dar ese cheque ayer mismo!
—¡Te haz tardado cinco meses solo en un miserable cheque con el que no pago ni mi gasolina! ¿Es que acaso estás jugando? ¿Esta era tu manera de irte del negocio? Porque lo estás haciendo de una manera catastrófica en la que nadie te recordará cuando pase el tiempo.
—No tienes porque ser tan cruel, solo estoy haciendo esto a paso lento y seguro.
—Oh ¿estoy siendo cruel? —ironizó él, golpeando sus manos sobre el escritorio —¿Tienes sentimientos ahora? ¿Vas a llorar cuando despida a Ledesma entonces? ¿Y cuándo me deshaga de los niños?
—No vas a hacer nada con ellos —murmuró Luisita entre dientes.
—Entonces muévete y haz las cosas como deben ser.
—Tú no entiendes —dijo la rubia, deteniéndole el paso antes de llegar a la puerta —Hay alguien que nos dificulta las cosas. Te he hablado de Carmen, es un obstáculo en ciertos puntos.
—Entonces trabaja por los puntos en que no es un obstáculo —replicó él con obviedad.
—Aún no los he encontrado.
—Pues encuéntralos y acelera las cosas. Esto no es un juego, Luisita.
—¡Ya lo sé!
—¡Pues no pareciera!
—No estás comportándote como aquel padre que me introdujo a esto. Estás alejándote de esa imagen y te estás llevando mi respeto a cada paso, James.
—El problema no soy yo, Luisita —aseguró él abriendo la puerta —El problema eres tú y tu repentino cambio en este trabajo. Creí que ibas a hacerme sentir orgulloso como todas las otras veces —terminó y ésta vez la suavidad de su voz acompañó al cerrar.
Luisita se echó contra la silla y alzó su cabeza, cerrando un momento los ojos e intentando pensar.
Sí, reconocía su cambio y más aún su mal genio ahora con James, el tipo que era como su padre porque la relación nunca se vió forzada; había sido algo natural el cariño generado entre ambos.
Pero ahora estaba trabajando y rodeada de dos niños, él se debería haber anticipado a que algo así sucedería. Sobre todo por Luke, el niño tan dulce como seguro al igual que Amelia. Y entre ambos le producían aquella sensación familiar que nunca antes había experimentado.
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Reglas de oro
FanfictionLuisita Gómez es una estafadora profesional que quiere dejar el negocio con un último golpe. Para lograrlo, deberá reclutar integrantes que fingirán ser junto a ella una familia feliz. ¿Conseguirá quedar en el recuerdo? (Advertencia: Fic G!P) .Esta...