Han pasado algunos días y ya vamos por el tercer país que visitamos.
Las cosas han ido bien y en los periódicos parece que la gente piensa lo mismo.
Llegamos y varios guardias nos escoltan hasta el palacio. La gente intenta acercarse a nosotros pero ellos no lo permiten.
El palacio es inmenso lleno de decoraciones de oro y dibujos de flores en las paredes.
-Su majestad- digo inclinándome.
El rey me ve con una mirada de satisfacción y besa mi rostro muy cerca de mis labios. Me quito rápidamente pero veo que hace lo mismo con Magda, costumbre supongo, aunque su sonrisa me causa cierta repulsión por como nos ve a las dos.
Estamos en un gran banquete que realizaron con manjares muy exóticos. Algunas frutas nunca las había visto en mi vida y cojo una que al abrirla es de un morado muy intenso.
-No es venenosa mi princesa. Es un afrodisíaco muy intenso, muy utilizado aquí por hombres y mujeres, sube el lívido a un nivel que supongo nunca ha llegado- dejo de inmediato la fruta y el rey y sus hijos ríen a carcajadas.
Me limito a estar callada y no verlos, no me agradan nada como nos miran y los movimientos que hacen con sus bocas insinuando algo más.
Nos llevan en caballo a un viñedo que queda en la parte de atrás del palacio.
Son famoso por el vino y gracias a esto su país es rico, y ahora comprendo, no soy muy fanática de casi ningún licor pero este sin duda es exquisito.
-Nuestras uvas son las mejores del mundo y las frutas exóticas que ustedes pudieron apreciar solo se dan en estas tierras, unas pocas cantidades de esto en el vino, y tienen esta obra de arte.
De un barril saca algo de vino y le invita a tomar a Magda -Este es un vino especial, todas las mujeres dicen que con esto ven a los dioses- rie pero Magda se aleja un paso atrás y Augusto lo ve con mirada retadora.
Ellos se rien y seguimos con el recorrido.
Ya es tarde y el sol se ha puesto, así que regresamos al palacio pero nos dicen que tienen un espectáculo preparado para nosotros.
Nos sentamos por los jardines y mujeres con atuendos de oro que cubren pocas partes de su cuerpo salen por detrás de la pileta rodeándola.
No deben ser más de 10 mujeres que bailan al rededor unas con las otras y luego llegan dos hombres con antorchas y estas hacen un baile de seducción.
El espectáculo sin duda es maravilloso y después de unos minutos termina y aplaudimos efusivamente.
Todos pensábamos que ahí acabaría pero no es así, las mujeres empiezan acercarse a nuestros hombres y el baile de seducción ahora es para ellos.
Después de minutos viendo como casi están por llevárselos a la cama, Magda me hace una señal para irnos.
Caminamos hacia dentro del palacio.
-Es siempre así, no te pongas celosa si pasa algo más- me rio.
Nos escoltan a nuestras habitaciones. El lugar es muy grande y nuestros cuartos están en lugares opuestos, dejamos a Magda en su habitación y luego me llevan en dirección a la mía.
Estoy cansada pero por alguna razón no puedo dormir. Doy vueltas en la cama pero no lo consigo, por la ventana entran los rayos de la luna y me levanto para verla, es una luna llena preciosa rodeada por miles de estrellas.
Ya que no logro dormir decido caminar por los pasillos.
No se bien donde estoy pero una de las rosas plantadas en el jardín interior del palacio me asombra por su especial color.
-Es una rosa especial que no crece en otro lugar que no sea este jardín- me sobresalto por la voz y regreso a ver, son los hijos del rey.
-Hace más de 200 años esta rosa crece aquí. Según algunos fue traída de un pueblo que ahora ya no hiciste- sonrio por la historia -Una rosa casi igual de especial que usted- me dice el hijo mayor acercándose más a mi.
Frunzo el ceño -Las pelirrojas son un espécimen en peligro de extinción en esta parte del mundo. En este país no hemos visto a una en siglos- pasa uno de sus dedos por mi rostro a lo cual me alejo enojada.
-Debo irme- camino unos pasos pero el cuerpo de su hermano me detiene -Con permiso- el chico me ingora y siento como el hermano mayor se acerca más a mi por detrás y los dos me rodean.
-Mi princesa, puede quedarse más tiempo con nosotros, no tiene nada que temer- rien con maldad.
Intento esquivarlos pero el menor me sujeta con fuerza de la cintura acercando todo su cuerpo con el mío y siento algo clavarse en mi estómago.
Le doy un cachetada pero este casi ni se inmuta y rie ‐No debiste hacer eso. Me gusta que sean así.
El otro hermano me da la vuelta ahora para él hacer lo mismo y yo pongo mis manos en su pecho para alejarlo pero solo consigo moverlo un centimetro.
Por la parte de atrás su hermano se pega contra mi cuerpo y empieza acariciar mi cabello creando una cola de caballo y cada que me muevo este jala. El que esta adelante sujeta mis manos y comienza a besar mi cuello.
Grito por ayuda y empiezo a sollozar pero nadie responde a mis gritos.
Quien esta atrás coloca sus manos en mi trasero y empieza a moverlas sin parar mientras dice cosas obscenas.
Grito y ahora las lágrimas caen.
-Silencio, silencio mi princesa, te va a gustar, te lo prometo- sube sus manos haciendo que con ellas se suba mi vestido y las mete dentro de este y toca directamente mi trasero.
Unas pisadas fuertes se escuchan y alguien jala al de atrás y le da un puñetazo en la cara. El otro me suelta y puedo darme la vuelta para ver quien es.
Louis golpea al otro en el estómago haciendo que este pierda la respiración y caiga en el piso.
Sujeta mi mano y vamos a la habitación.
Entramos y respiro fuertemente dándome cuenta que ya estoy a salvo y no ha pasado nada.
-Gracias- le digo mientras limpio mis lágrimas.
Hemos terminado de desayunar y el rey habla -Princesa Evangeline, quiero pedirle disculpas por el comportamiento de mis hijos, fue una total vergüenza y le prometo que no volverá a pasar- dice con sarcasmo y una sonrisa de disfrute.
Lo veo con una mirada amenazadora pero Augusto me ve y con su mirada me dice que no haga nada inadecuado.
Los hijos del rey también me piden disculpas con falsas palabras y rien.
Afirmó con mi cabeza pues si fuera por mi los mataria.
Voy a la habitación para empacar todo para irnos pero las amas de llaves lo hacen por mi.
Camino al salón principal y ahí esta el rey Augusto y Louis.
No entro para escuchar lo que dicen.
-Desde cuándo proteges tanto a Evangeline? Acaso te pusiste celoso?- dice Augusto riendo.
Rie con sarcasmo -En sus sueños estaría celoso por ella, solo que no iba a dejar que toquen algo de mi propiedad.
-Los celos no te sientan bien hermano, no decías que la odiabas? Y ahora vas como su salvador.
-No soy como tu, hermanito.
-Además he escuchado que no le puedes sacar las manos de encima, y hasta sin querer lo he confirmado.
Lo que paso en el primer país se volvió a repetir, si bien no fue así de "fuerte" podríamos decir, algunas veces tomaba demás y empezaba a tocar mi cuerpo y otras al llegar a nuestra habitación se apoderaba de mis labios y seguía con su trabajo mientras yo no decía nada y me dejaba.
-Eso nada tiene que ver, la puedo odiar y usar para tener sexo cuando quiera.
Entro a la habitación y ellos se quedan asombrados y yo finjo no haber escuchado nada.
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El sufrimiento de las reinas
Исторические романыEsta historia relata la vida de una joven ligada a la realeza y a las desventajas de esta. A sus veinte años es obligada a casarse con él hermano de un rey, quien tiene una historia complicada que involucra a otra mujer. Evangeline, nuestra protag...