A las 12

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A la mañana siguiente despierto furiosa por lo que paso con Louis.

Me levanto para ir por Lilith a desayunar y veo algunas miradas por parte del servicio, supongo que escucharon todo el show de ayer.

Estoy por ir a la habitación de Louis y gritarle pero Margaret me detiene.

Pasan unas horas y él no baja, supongo que sigue ebrio, Margaret se decide en ir para constatar que este bien e intentar despertarlo para que coma.

Paso el tiempo jugando con Lilith en su habitación a distintos juegos que se le ocurren.

Siento los pasos de Louis pasar por el lugar en que estamos y abre la puerta.

Se sorprende al verme pero Lilith sale corriendo y abraza sus piernas pues no llega más alto, este la levanta para darle un saludo de buenos días pero mi hija rie y le dice que ya es tarde.

-Por qué no saludas a mami?

Frunce un poco su frente.

-No es necesario Lilith.

-Hueles feo papi- dice mi pequeña y es verdad.

-Tu padre debe ir a tomar una ducha, ven, lo esperamos aquí.

Me hace caso y él la baja de sus brazos.

-Evangeline.

Se pone tras la puerta y voy donde él esta, cierra la puerta para que Lilith no escuche.

Sin verme dice -Alguien me vio?

Guardando mis ganas de gritarle le digo que él único fue Rafael pero parece ser que los demás lo escucharon.

Afirma.

-A la chica también la vimos- digo escupiendo mis palabras, él abre sus ojos como platos, por lo que veo tomo tanto que ni lo recuerda -Vuelves hacer eso y no te voy a incubrir, que todos sepan como en realidad eres.

Me empuja contra la pared y me sujeta del cuello.

-Vuelves hablarme de esa manera y no respondo.

Me quito sus manos de mi cuello -Sabes qué? Haz lo que quieras mientras Lilith no te vea, es la única que tiene algo de fé en ti, a mi ya me da igual.

-Es una amenaza?- dice riendo.

-Ya estoy harta Louis! Más de 3 años de lo mismo! Haz lo que quieras, yo haré lo mismo.

Vuelve a sujetarme del cuello y me muevo para quitarlo.

Rie -No serías capaz, te gusta ser una niña de bien- ríe con sarcasmo y se va.

En unas horas sale como si no hubiera pasado nada, totalmente arreglado y fresco para otra noche más.

Ya es de noche y Lilith esta durmiendo como los demás en la casa, yo bajo al salón a leer algo en silencio. Llega Rafael y le digo que es hora de dormir, no es necesario que este aquí pero él me dice que si. Poco después me levanto por dos copas y le sirvo.

Seguimos así mientras conversamos de todo un poco y cuando veo la cantidad de líquido que hay en la botella me doy cuenta que nos hemos pasado de copas y empiezo a reírme.

-Hacía mucho tiempo que no tenia un tiempo a solas para mi.

-Es tu forma de decirme qué estoy de sobra?

Rio -Para nada, me agrada tu compañía, más bien me refería a sin pensar en los demás y solo en mi.

-Es bueno pensar en uno mismo y sentirse en paz.

-Quisiera poder estar así siempre- suspiro y tomo de mi copa.

Rafael vuleve a llenar nuestras copas.

-Ya no más, no voy a poder ni caminar- digo con mi risa de ebriedad.

-La última, debemos celebrar.

-Es mañana, no hoy.

-Pronto serán las 12- me dice con tono picaron y rio.

Tomo más y apoyo mi cabeza en su hombro.

Nos quedamos en silencio viendo a la nada, esta todo tan en silencio que escucho los latidos de su corazón, mis dedos sin permiso empiezan a recorrer su pecho dando pequeñas caricias.

Él hace lo mismo con mis cabello generando paz en mi, levanto mi cabeza y veo sus penetrantes ojos negros, sonrío y él me corresponde.

-Ya son las 12 mi princesa. Feliz cumpleaños- sonrío y lo abrazo a lo cual él lo profundiza más.

-Gracias- digo con las mejillas sonrojadas ya que mis instintos comienzas a generar pensamientos que no debería tener.

Sujeta mi rostro y sus ojos me indican que tiene el mismo problema, sus labios me llaman y lucho por controlarme.

Me hago a un lado pues se que no resistiré más y cuando empiezo a dar pasos para ir a mi recamara me doy cuenta que mis piernas flaquean. Corre a sujetarme pasando mi brazo encima de sus hombros y subimos las escaleras.

Llega a mi cuarto y piensa dejarme ahí pero no puedo mantenerme en pie. Me sienta en la cama y sin pena empiezo a quitarme la blusa, él se da la vuelta para salir pero tomo su mano haciendo que se gire.

Lo veo y eso a sido suficiente.

Me levanta y enredo mis manos en su cabello acariciándole mientras él lleva sus manos a mi cintura y sube y baja por la zona sin llegar más allá.

El beso se profundiza más y él baja sus manos a mi trasero lo cual me hace suspirar pues la tensión que hay en la habitación es inmensa. Baja el cierre de mi falda haciendo que este caiga al piso mientras yo saco su camisa y ahora voy por su pantalón.

Sujeta mi trasero con fuerza y me levanta haciendo que mis piernas se sujeten de su cintura. Paso mis manos por su torso que esta muy bien trabajado y no puedo dejar de contemplarlo. Con mi piel expuesta en casi su totalidad sigue acariciando mi trasero pero luego sus manos correr a quitar mi brasier y devora mis pechos haciéndome gemir y me avergüenzo pues fueron sonoros.

Me besa con pasión y reímos. Sigue con su trabajo y sentir sus labios en esa zona me esta volviendo loca así que arqueo mi espalda mientras suspiro.

Se quita su pantalón como puede sin soltarme y yo misma hago a un lado mi ropa interior y él sin perder el tiempo sumerge sus dedos en mi, muerdo mis labios para no gritar y clavo mis uñas en su espalda.

-No puedo más- digo jadeante y él me levanta un poco y yo bajo haciendo que entre en mi de una sola estocada.

Grito de placer sin importarme si alguien me escucho y empezó a saltar, primero son movimientos lentos y luego subo la velocidad. Me sujeta con sus dos manos en mi trasero y marca el ritmo haciendo que gima con más intensidad y él también.

Poco después mi extasis llega y grito de nuevo clavando mis uñas y él poco después hace lo mismo.

Pongo mi cabeza en su hombro tomando aire y luego él me baja, nos besamos pero ahora con ternura y luego nos separamos.

Pienso decirle que duerma conmigo pero recuerdo que eso no es posible. Toma todas sus cosas y se viste rápidamente.

Me acuesto en mi cama y envuelvo la sábana en mi cuerpo, le digo que se acerque y lo beso con pasión, luego él se va y estoy con una gran sonrisa.

Despierto feliz y apenas me pongo a pensar en lo que paso ayer mis mejillas arden.

Margaret abre la puerta con un pastel con velas encendidas y con mi hija a un lado. Sonrío de felicidad y mi hija corre lanzándose a mis brazos, la abrazo con fuerza mientras me felicita.

Margaret me abraza, me da el pastel y soplo las velas.

El sufrimiento de las reinas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora