Sensaciones de placer

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Después del mes de viajes regresamos a casa.

Otro mes ha pasado y las cosas van tranquilas.

El rey me ha pedido seguir ayudando con lo que se me pidió en el viaje y así lo hago.

-Su majestad, puedo hacerle una pregunta?

-Dime- dice sin regresarme a ver.

-Por qué hace esto? Por qué me ayuda?

-Porque me agradas y quedarte encerrada en ese castillo te va a volver loca y no debemos desperdiciar esa mente que tienes.

-Pero cuando habla con Louis sobre mi parece no hacerlo.

-Asi que escuchas tras las puertas, arriesgado admitirlo pero es normal para ti, pocas mujeres se arriesgan a ser como tú.

Me ve con sus ojos penetrantes -Con mi hermano es mejor así, que crea que estamos de su lado, sin duda saco las mejores características de mi madre. Sabes por qué tanta insistencia por qué tengan un hijo? Además de que tarde o temprano debía pasar.

-Por si le pasa algo a usted.

-Asi es y si no hay nadie Louis toma mi lugar y seamos sinceros no es un buen hombre, tampoco seria un buen rey, y eso todos lo saben, no pienso dejarle a mi nación un hombre así, espero que sepas criar bien a tu hijo.

-No se preocupe.

-No lo hago, si sale igual que su madre estaremos bien.

Sonreímos los dos.

Regreso a casa y me encuentro con Louis en la sala tomando.

-Dónde estabas?

-Con su hermano, el rey.

Me da una copa de vino, sin preguntar acepto y la tomo, ya se que viene. Siempre trata de estar lo suficientemente borracho y si puede trata que yo también lo esté.

-Puedo preguntarle algo, mi príncipe.

-Habla antes de que me arrepienta.

-Por qué lo sigue haciendo?

Entiende a lo que me refiero -Debo estar seguro de dejarte embarazada, no quiero pensar que tengo la misma maldición que mi hermano- toma más de la copa y yo lo imito.

Se sienta en el sofá y yo también, pareciera que no va a hacer nada y que el alcohol a ganado así que camino en dirección a la cocina.

Coloca sus manos en mi cintura y estrella mi cuerpo con la pared, me quejo del dolor y él me besa con intensidad para callarme, le correspondo como siempre, como un robot.

Toca todo mi cuerpo por encima de la ropa y baja sus besos por mi cuello, mete sus manos por mi ropa y aprieta mi trasero, vuelve a besarme y arranca la parte de arriba de mi blusa para meter sus manos en mis pechos.

-Al menos puedes fingir que no te estoy obligando hacer esto!- me grita.

Son pocas las veces que me ha visto directamente a los ojos. No se descifrar bien lo que reflejan pero aunque hay furia, no es odio, hay algo más que no entiendo.

Siempre que pasa esto intento que mi mente viaje a otro lado y yo solo me dejo hacer lo que él quiera, trato de no sentir aunque cada vez se me hace más difícil. Esta vez decido permitirme sentir, beso sus labios con furia tanto tiempo hasta quedarnos sin respiración, veo sus ojos esperando que lo que hice no tenga consecuencias y él solo vuelve a besarme con más fuerzas mientras rompe más mi blusa dejando todo mi torso expuesto.

Subo mis manos a su pecho y empiezo a desobotonar su camisa. Tengo miedo, miedo de que me haga algo por esto, pero ignoro este sentimiento. Abro su camisa y mis manos recorren todo su pecho, él se la quita por completo y ahora mis manos recorren su espalda.

Él baja sus labios hasta mis pechos y mientras uno esta siendo amasado por su mano, el otro esta siendo aprisionado por sus labios, inevitablemente un gemido sale de mi y parece gustarle pues ahora muerde y un gemido más fuerte lo acompaña.

Acaricio sus rizos castaños, y ahora cambia el orden en mis pechos y vuelve a morder y succionar, y yo jalo su cabello y jadeo. Pasa sus manos por detrás de mi sujetando mi trasero y siento electricidad en mi, me carga y yo enredo mis piernas en su cadera y me sienta en la mesa donde suele estar el teléfono y sus libros.

Se separa viéndome e instintivamente mis manos corren a la parte alta de su pantalón y empiezo a quitarlo de su cuerpo.

Un pensamiento racional se apodera de mi y quito mis manos y veo sus ojos buscando aprobación, él quita de un solo movimiento mi falda dejándome solo en ropa interior y en la parte de arriba no dura mucho.

Veo como sus ojos se dilatan y ese color azul intenso se oscurece un poco, vuelven mis manos a su trabajo y con su ayuda el pantalón desaparece.

Toca todo mi cuerpo y no puedo dejar de jadear y que mi piel se erize, sus manos llegan hasta el inicio de mi cadera y muerdo mis labios por todas las sensaciones que tengo, pasa lentamente sus dedos por encima de mi ropa interior de arriba hacia abajo y arqueo la espalda sujetandome de sus hombros y muerdo mis labios para que no salgan más gemidos.

Quita la última prenda que cubría mi cuerpo y abre mis piernas.

Por primera vez estoy deseosa que lo haga. Mis sensaciones y mi lívido han desechado por completo mi pensamiento lógico. Entra de un golpe y grito de placer, al fin reconozco que los gritos no solo eran de dolor. Sus movimientos son lentos pero fuertes y hacen que un cosquilleo crezca en mi ser, mientras más fuerte es el cosquilleo más clavo mis uñas en su espalda y muerdo más mis labios.

Louis me besa mientras empieza acelerar los movimientos y mis jadeos tratan de escapar de nuestros labios. Sujeta con fuerza mi cadera pegandola más a la suya y siento como algo explota en mi ser, siento que ese cosquilleo recorre por todo mi cuerpo y mi espina dorsal convulsiona haciendo que arque mi espalda.

La sensación me inunda y siento como Louis no para y ese cosquilleo se vuelve a implantar en mi centro. Pocos minutos después Louis suelta mi cadera y con sus dos manos aprieta mis pechos y golpea mi centro explotando en él y la misma sensación me sumerge a mi.

Jadeamos los dos al unísono. Estoy acostada totalmente en la mesa y él sujetándose como puede con sus dos manos.

Se pone su ropa y yo la mía, y caigo en cuenta que estábamos en el salón y de seguro todos los que estaban en las habitaciones de alrededor escucharon, mis mejillas arden y evitando miradas subo y me quedo dormida.

El sufrimiento de las reinas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora