No más odio

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Como dijo Louis, Clarisa se fue, no se a donde ni por cuanto tiempo, supongo hasta que nazca el bebé.

El tiempo pasa volando, el hijo del rey a nacido, es un niño hermoso de cabello rubio y ojos muy grandes.

El día que nació fui la segunda en conocerlo, Magda me llamo y fue inevitable salir corriendo.

Sin tener una conversación como tal, hemos dejado los problemas de lado, y ahora nuestros hijos juegan juntos.

Pocos meses después llega la boda de Loreine, una semana antes fuimos a mi ciudad para todos los preparativos, su boda fue de en sueño, ella se veía hermosa y enamorada con su enorme vestido de novia.

Caroline se encuentra bien con sus dos hijos que crecen cada día más y mis padres pues... están disfrutando del mundo.

De Clarisa no tengo mucha información, obviamente la gente se preguntó porque no volvió aparecer, por qué los dos ya no estaban juntos, pero después de no conseguir respuestas decidieron creer que Louis al fin había entrado en razón y ella decidió irse por el bien de todos.

Louis desde que Clarisa se fue pasa mucho tiempo trabajando y cuando esta libre viene a casa, al principio fue muy extraño ya que pasábamos en silencios incómodos aunque estos eran interrumpidos por Lilith, quien empezó a gatear y siempre esta por todos lados.

Recuerdo el día cuando buscaba a su padre sin yo entender y gateo hasta su lugar y empezó a trepar la silla para llegar a él, fue divertido pues Louis no sabia que hacer, se le veía todo confundido hasta que la cargo y estuvo toda la tarde con ella.

Son pocas las veces que pasan situaciones como esas para al menos las hay.

Poco tiempo después de que Clarisa se fuera y se notara el aburrimiento de Louis y lo mucho que la extraña empezó acercarse... no de manera romántica claramente.

Un día mientras estabamos desayunando y se llevaron a Lilith al cuarto porque estaba dormida, Louis empiezo a subir sus manos por mi pierna, me quedé congelada ante tal acción, no dije nada y seguí con mi desayuno hasta que sentí como rápidamente subía más su mano por debajo de mi bata.

Ignoro su acción aunque era evidente el nerviosismo que sentía, ya no debería sentir eso después de cuantas veces pero no lo puedo controlar.

Sigo comiendo pero Louis de imprevisto se levanta de la mesa y me da su mano para que haga lo mismo, sus manos van directo a mi trasero y empieza a masajearlo, luego mete sus manos por debajo de la tela para hacer lo mismo pero sintiendo la piel de manera directa.

Se que si no hago nada él seguirá, así que pongo mis manos en su pecho y lo empujo un poco para que se aparte, no se mueve ni un centímetro y ahora pasa sus manos a mis pechos mientras besa mi cuello, intento moverlo de nuevo y esta vez se hace para atrás y me ve enojado, me toma por los brazos y me empuja un poco contra la mesa.

-Lo siento, yo...- lo pienso bien, y es que yo también quiero y no se por qué me detengo.

Antes de que se vaya estiro mi brazo y sujeto del suyo, me ve con odio, se suelta de mi agarre pero lo vuelvo a sujetar. Me acerco lo más que puedo a él y pongo mis manos tras su cuello y lo beso, Louis me corresponde, y los besos se vuelven cada vez más intensos.

Saco su camisa y él mete sus manos baja mi bata para seguir con su labor. Varios son los suspiros que salen de mi boca. Me siento en la mesa del comedor y este se pone entre mis piernas haciendo que la bata deje ver todo.

Sigo sus manos que van a mi centro y las mías al suyo. Los gemidos por parte de los dos son inevitables y la tensión no nos permite seguir mucho tiempo así y seguimos a lo que faltaba.

Baja mi ropa interior y entra de una sola estocada haciendo que arquee mi cuerpo y me sujete de su espalda.

Después de varios minutos de estar en el máximo extasis terminamos al mismo tiempo.

Estamos exhaustos pero sin dejarme recuperar Lilith empieza a llorar y corro a verla.

Así pasan las semanas. No puedo decir lo que somos, amigos definitivamente no, es un título muy grande para poder cumplirlo, creo que ya no nos odiamos, creo que así lo podríamos ver. No pasamos juntos más que esos encuentros y cuando quiere ver a Lilith. Supongo que es un avance.

El día que supongo que nació su hijo pues los cálculos daban en ese mes además que le llego una carta con un sello de otro país que no pude descifrar, se la paso tomando toda la tarde viendo a la nada. Cuando subí a mi habitación él me siguió y aunque iba a la suya me detuvo y me llevó con él.

Me quede muy extrañada. Pocas veces había entrado ahí. El dormitorio es más grande que el mío y al tener un balcón tiene unas vistas inmensas que dejan ver parte de la ciudad.

Despertar ahí era muy extraño y aún más con el cuerpo de Louis desnudo a un lado, pero todo eso se acabo en el primer cumpleaños de Lilith.

Louis olvido que su hija cumplía un año. Para mi no fue algo que me extrañará.

Toda mi familia había venido a la celebración, Magda y su hijo, y obviamente Margaret.

Fue algo sencillo en el patio del castillo pero nos esmeramos mucho en la decoración.

Lilith estuvo todo el tiempo jugando con los demás niños. Fue muy raro darnos cuenta de todos los niños que hay a nuestro al rededor y ahora el que viene de parte de Loreine.

Pasamos un gran momento entre nosotros pues no nos habíamos visto desde la boda de Loreine, pero todos me preguntaban donde estaba Louis. Le avise pero creo que fue mala idea pues ese día estaba muy tomado. Le llame varias veces pero no contesto.

Cuando todos se estaban yendo llego y sus ojos se abrieron como platos, creo que hasta se le pasó la borrachera y fue a ver a Lilith.

Poco después mi pequeña se durmió y mientras estaba ayudando a limpiar todo el desastre él tomaba. Sin duda cada vez es más dependiente de la bebida.

Cuando ya había retomado el estado en él que estaba anteriormente empezo a decir varias cosas desagradables.

-Sabes dónde estaba? Por qué no contesté?- no quería saber la respuesta pero igual la dijo -Conseguí a otras chicas que lo hacen mejor que tú, además son más hermosas, no tienen esa cara tan desagradable que tengo que aguantar.

Ignoro todo lo que dice y sigo limpiando. Algunas de las chicas de limpieza que me ayudaban se quedaron sin saber que hacer y se notaba su incomodidad y les pedí que se fueran pues Louis seguía con lo mismo.

Y así fue, era normal que todos los fines de semana llegará a casa tomado y me dijera que estuvo con varias chicas más.

Al parecer duro poco eso de no odiarnos más.

El sufrimiento de las reinas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora