Nuevos destinos

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Otra vez estamos en el palacio.

El plazo esta por cumplirse, la muerte del rey y el anuncio de mi hijo.

Las noticias no son alentadoras, el rey parece no querer despertar y no lo culpo.

La gente esta empezando a sospechar, no es normal ver a la familia unida.

Caroline y su esposo han llegado.

-Se lo dirás?- pregunta Loreine.

-No todavía, faltan dos días y todos lo sabrán.

-Pero es nuestra hermana, me lo dijiste a mi...

-Y Louis nos escucho, si se entera que se lo dije a alguien más él también lo hará. No se porque esta tan ansioso de contarles a todos.

-Se suponía que quien engenraria reyes seria su hermano y ahora lo hace él.

-La universidad te esta volviendo cada día más inteligente- digo riendo.

-Y sabia- reimos las dos.

Llega Stephen a donde estamos y como si fueran dos cómplices Loreine se va en silencio.

-Cómo esta la princesa favorita de Escocia?

-Lo creas o no, quiero volver, estar con personas que nunca nos quisieron, que nunca me quisieron, esperando la muerte de quien me dio a cambio de ganar beneficios para él mismo, no es agradable.

-Me alegra escucharte de nuevo, pareciera que cuando estas con ellos no puedes decir ni una palabra.

-Sabes el lado negativo de casarme con un príncipe, es que ahora sirvo a dos monarquías, no te lo aconsejo, no hagas lo mismo con tu hija.

-Lo prometo. Cambiando de tema, necesito tu ayuda- alzo una ceja.

-Tu hermana me odia.

-No es para menos.

-Se que me lo merezco pero estoy intentando hacer bien las cosas.

-No vale solo con intentar.

-Lo sé pero aunque haga bien las cosas tu hermana dejo de quererme.

-Y tu la quieres?

-Aprendi hacerlo.

-Debes ganartela de a poco, remedia todo lo que hiciste mal sin el propósito de que te vuelva a querer si no con el fin de remediar las cosas, sin importar el resultado, no decidimos tener este destino.

-No son las únicas que no pudieron decidir ni escoger- lo miro extrañada -No me dejaron escoger a la hermana del cual estuve siempre enamorado.

Lo sabia, lo sabia hace mucho tiempo, y creo que los demás también. Siempre estuvo viendonos desde una esquina y buscando cualquier excusa para hablar conmigo pero yo no quería. Yo solo era una niña y él se estaba convirtiendo en un hombre, en menos de lo esperado mis padres los unieron.

-Pero seguiré tu consejo- se acerca a mi rostro y me da un beso en la mejilla algo cerca de mis labios y se va.

Las náuseas y vómitos parecen no terminar aunque me siento un poco mejor y mi rostro ya no se ve tan deplorable.

Mientras jabono mi cuerpo en la ducha paso mis manos repetidamente por mi vientre, creo sentir una leve, casi invisible, protuberancia pero cuando me veo en el espejo estoy igual que siempre.

Me coloco un vestido sencillo y cómodo y bajo a desayunar.

Algunos familiares ya se están cansando de estar aquí y quieren regresar a sus casa y no los culpo.

El sufrimiento de las reinas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora