𝐈𝐍𝐀𝐆𝐎𝐓𝐀𝐁𝐋𝐄 [𝐒𝐓𝐄𝐃𝐃𝐈𝐄]

𝐗𝐗𝐈𝐈𝐈

" 𝑻𝒖́ 𝒚 𝒚𝒐, 𝒑𝒂𝒔𝒂𝒎𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒔𝒆𝒓 𝒕𝒐𝒅𝒐 𝒂 𝒏𝒂𝒅𝒂, 𝒅𝒆 𝒄𝒐𝒎𝒆𝒓𝒏𝒐𝒔 𝒄𝒐𝒏 𝒍𝒂 𝒎𝒊𝒓𝒂𝒅𝒂.
𝒀 𝒂𝒉𝒐𝒓𝒂 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒎𝒐𝒔 𝒇𝒓𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒂 𝒇𝒓𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒚 𝒏𝒊 𝒔𝒊𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓𝒂 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒆𝒔 𝒎𝒊𝒓𝒂𝒓𝒎𝒆 𝒂 𝒍𝒂 𝒄𝒂𝒓𝒂, 𝒗𝒊𝒗𝒊́𝒎𝒐𝒔 𝒅𝒆 𝒃𝒐𝒄𝒂 𝒂 𝒃𝒐𝒄𝒂, 𝒍𝒐𝒔 𝒍𝒂𝒃𝒊𝒐𝒔 𝒏𝒐 𝒒𝒖𝒆𝒓𝒊̄𝒂𝒏 𝒔𝒐𝒍𝒕𝒂𝒓𝒔𝒆..
𝒀 𝒂𝒉𝒐𝒓𝒂 𝒂𝒒𝒖𝒊́ 𝒆𝒏 𝒆𝒍 𝒎𝒊𝒔𝒎𝒐 𝒄𝒖𝒂𝒓𝒕𝒐 𝒏𝒐 𝒑𝒐𝒅𝒆𝒎𝒐𝒔 𝒓𝒆𝒔𝒑𝒊𝒓𝒂𝒓 𝒆𝒍 𝒎𝒊𝒔𝒎𝒐 𝒂𝒊𝒓𝒆 "

𝑬𝒍 𝒎𝒊𝒔𝒎𝒐 𝒂𝒊𝒓𝒆

𝑪𝒂𝒎𝒊𝒍𝒐 𝒚 𝑷𝒂𝒃𝒍𝒐.𝑨𝒍𝒃𝒐𝒓𝒂𝒏

A la mañana siguiente Steve se despertó un tanto desorientado, la luz del sol ya entraba por la habitación, calculó que debían ser casi las 10.00am, estaba durmiendo boca abajo así que cuando levantó su cabeza comprobó que Eddie ya no se encontraba a su lado, pasó una mano por el lado vacío de la cama, estaba frío, el azabache debía haberse levantado hacía horas.

Se incorporó al sentir el silencio total dentro de la casa, observó que ninguna ropa de Eddie quedaba a la vista y con el miedo creciendo en su interior salió de un saltó de la cama dirigiéndose a la habitación contigua dónde debía estár Joseph.

Abrió los párpados con furia y sorpresa al ver que su hijo no estaba ahí, revisó la habitación que delataba que obviamente Edward se había llevado una gran cantidad de ropa del pequeño. Corrió escaleras abajo hacia la sala de estár dónde faltaban varios juguetes del castaño y la característica mochila en forma de cohete la cuál siempre llevaban cada vez que salían con Joseph.

¿Cómo no había despertado antes de que Eddie se fuera?

¿Cómo no había sentido cuándo su hijo había despertado?

¿O cuando seguramente el coche de Murray había llegado por su hijo y su nieto para recogerlos? ... Peor aún.... ¿Por qué Edward no lo había despertado?

Un ronco y desesperado grito salió de su garganta mientras subía la escalera de dos en dos para buscar su móvil. Marcó el número del arquitecto, nervioso y furioso, sus manos lo delataban temblando frenéticamente la línea dió tono, una, dos, tres, cuatro, cinco, seis veces... Pero no hubo respuesta.

Tiró el móvil sobre la cama mientras comenzaba a vestirse rápidamente al sentir como aquella rabia contenida comenzaba a hacer un nudo en su garganta. Edward estaba muy equivocado si creía que la cosas se quedarían así 𝐇𝐚𝐛𝐢́𝐚 𝐭𝐫𝐚𝐬𝐩𝐚𝐬𝐚𝐝𝐨 𝐞𝐥 𝐥𝐢́𝐦𝐢𝐭𝐞... 𝐒𝐮 𝐥𝐢́𝐦𝐢𝐭𝐞.

Volvió a llamar por el movíl mientras se enfundaba en su abrigo negro y tomaba las llaves del coche, no sabía dónde estaría su futuro Ex esposo, pero lo encontraría aunque tuviera que montar un papelón en casa de sus suegros.