𝐈𝐍𝐀𝐆𝐎𝐓𝐀𝐁𝐋𝐄 [𝐒𝐓𝐄𝐃𝐃𝐈𝐄]

𝐗𝐗𝐗𝐈

𝐘 𝐬𝐢 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞𝐬 𝐮𝐧 𝐦𝐢𝐧𝐮𝐭𝐨
¿𝐏𝐨𝐫𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐨 𝐡𝐚𝐛𝐥𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐞𝐬𝐞 𝐥𝐮𝐠𝐚𝐫 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐨𝐥𝐨 𝐧𝐨𝐬𝐨𝐭𝐫𝐨𝐬 𝐜𝐨𝐧𝐨𝐜𝐞𝐦𝐨𝐬?
𝐄𝐬𝐭𝐨 𝐩𝐨𝐝𝐫𝐢́𝐚 𝐬𝐞𝐫 𝐞𝐥 𝐟𝐢𝐧𝐚𝐥 𝐝𝐞 𝐭𝐨𝐝𝐨,
𝐀𝐬𝐢́ 𝐪𝐮𝐞 𝐩𝐨𝐫 𝐪𝐮𝐞́ 𝐧𝐨 𝐧𝐨𝐬 𝐯𝐚𝐦𝐨𝐬
𝐀 𝐚𝐪𝐮𝐞𝐥 𝐥𝐮𝐠𝐚𝐫 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐨𝐥𝐨 𝐧𝐨𝐬𝐨𝐭𝐫𝐨𝐬 𝐜𝐨𝐧𝐨𝐜𝐞𝐦𝐨𝐬.

𝐒𝐨𝐦𝐞𝐰𝐡𝐞𝐫𝐞 𝐎𝐧𝐥𝐲 𝐖𝐞 𝐊𝐧𝐨𝐰
𝐊𝐞𝐚𝐧𝐞

𝑨𝒈𝒐𝒔𝒕𝒐, 2021 - 𝑩𝒐𝒔𝒕𝒐𝒏, 𝑼𝑺𝑨

Edward tiró con fuerzas la copa de vino vacía contra el lavadero de la cocina, haciendo que ésta estallara en pedazos, dejando el eco del estridente sonido resonar por todo el piso aquella noche.

Su mente era un caos, no podía creer que Steve hubiera llegado al punto de tener que cuestionar su estado mental para poder tener días junto a su hijo. El pequeño castaño era lo más importante que tenía ahora en su vida, era su salvavidas en la mitad del océano más grande que alguna vez se imaginó y su ex esposo se lo quería quitar.

Tomó su móvil con ambas manos mirándolo con determinación para hacer aquella llamada que había conseguido evitar durante unas horas, pero luego de media botella de vino y un plan mental dispuesto a fracasar en su mente finalmente decidió hacerla. Se acercó a la ventana y desde ahí sus ojos detallaron las luces de la ciudad a la distancia...

El tono marcó, uno, dos, tres...

- ¿Si? - Dijo fríamente la voz al otro lado de la línea.

- Steve...

- ¿Qué necesitas Edward? Es tarde, tengo que bañar a Joseph y acostarlo -

- Necesito hablar contigo, personalmente - Apretó el puño de la mano que tenía libre intentando mantener la calma.

- ¿Para qué? - Sonó en tono neutro.

- ¿Por qué crees Steve? - Elevó el tono él rizado.

- Edward, mira, ya estoy aburrido de discutir, y sinceramente si vamos a discutir por teléfono también prefiero terminar la llamada... -

- Permíteme verme contigo - Intentó calmarse otra vez.

- Mira... Sé por qué has llamado... Y ya sabes que voy hacer todo para que... -

- ¡Es mi hijo también Steve! - Dijo desesperado.

- Pues haberlo pensado antes Eddie... Cuándo me pediste el divorcio te pregunté si habías pensado qué pasaría con Joseph.

- ¿Cómo has sido capaz? - Sonó dolido.

- De la misma manera en que fuiste capaz de decidir que lo nuestro había terminado... -

La llamada se cortó y Eddie entendió que debía dejarlo hasta ahí si es que no quería más problemas, aquel fin de semana se quedaría con el pequeño y quería evitar que su ex esposo comenzara a cambiar el trato en el que habían quedado para ver al castaño.

Cuando su cuerpo se apoyó en el marco de la puerta de la nueva habitación de Joseph sus ojos se detuvieron en la cuna que su padre había armado, logrando de alguna manera calmar un poco sus acaudalados pensamientos. No podía desistir, ni ser débil, no podía darse por vencido frente a la persona que tanto amaba, era una locura. Pero ya no le fallaría más a su pequeño...