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Noche de Navidad.

Narra Melissa

Estabamos todos, hasta debbie en la mesa conviviendo. Haciendo a un lado el hecho de que max también estaba aqui de entrometido, pero ya no hablo sobre el tema de querer algo conmigo, creo que por fin se dió cuenta que nunca pasara algo entre nosotros.

- Y cuéntanos melissa, ya aceptaste el nuevo empleo que te ofrecieron en warner? - preguntó mi papá.

Olvide mencionarlo, me habían enviado un correo ofreciendome el empleo como maquillista personal de quienes trabajen con warner bros.

- A lo mejor me de un descanso de todo eso. - dije nerviosa.

No necesito apurarme en los trabajos.

- Es eso, o tienes miedo de encontrarte con otro actor que solo juegue con tus sentimientos? - preguntó mi padre.

- Roberto! - lo regaño mi mamá.

- Es real joselinne! Ese chico, evan, solamente salió con nuestra hija un par de meses y ya nisiquiera se hablan, te lo adverti cariño. - mi papá me señalo con un cubierto.

- Podemos dejar de hablar de eso? Es navidad, no me interesa hablar sobre mis asuntos amorosos. - dije mirando a mi padre quien se reincorporó en la silla.

- Si...estaba pensando en hacer un viaje familiar con mi padre y su nueva novia. - max quitó la tensión de la cena. - Esperaba que ustedes fueran conmigo, somos casi como familia.

Mire mal a max.

- Espero y sea para tomar la mano de mi hija. - bromeó mi padre, note como max cambiaba su rostro a uno incómodo.

- Con familia me referia a que usted es como un padre para mi...- dijo max enseguida, mi padre se quedó en total silencio. - Me ayudo cuando menos lo esperaba, y creo que es una buena manera para agradecerle todo lo que ha hecho por mi.

- Encantados! - respondió mi madre llena de ilusión.

Debbie y yo nos observamos al no creer las palabras de max.

Quizas si habia madurado un poco.

- Si, me agrada la idea. - le sonreí a max y este me devolvió la sonrisa.

Terminamos de cenar, y nos dirigimos a la sala para abrir nuestros regalos.
Debbie me había obsequiado una hermosa pulsera de oro rosado, sin pensarlo me la deje puesta.

Max, me había regalado un disco de taylor swift, por que sabía que me encanta ella.

Mis padres me regalaron unos abrigos tejidos por ellos dos, ambos tenían mucho tiempo libre y asistian a clases para tejer.

- Tengo otro regalo, pero aún no me lo trae la paquetería - dijo mi mamá observandome.

- Que será que nisiquiera me lo haz querido decir? - preguntó mi padre mirando de reojo a mamá.

- Es una sorpresa, roberto. No molestes. - insistió mi mamá, yo comencé a reir y asenti, esperaría ese dichoso regalo.

El teléfono de la cocina comenzó a sonar, y mi mamá se levantó rápido para tomarlo y contestar.

Nosotros seguíamos observando nuestros regalos y riendo de algunas cosas que mi padre le había dado a debbie.
Como una almohada de pescado, la cual asusto a debbie en cuanto la abrió.

- Vaya, el regalo si llego a tiempo...- dijo mi mamá. - Acompañame melissa, esta muy pesado.

Me levanté y tomé las llaves del auto, para salir atrás de mi mamá.

- Por que tanto misterio? No pusiste la dirección bien? - pregunté entrando a la camioneta.

- No...además, pague por que la paquetería me lo trajera rápido, asi que lo dejaron en casa de tu tia beatrice. - explicó mi madre mirando al frente mientras conducía.

La casa de mi tia beatrice quedaba cerca del supermercado.
Asi que no me tomó mucho en llegar.

- Yo bajo, te avisó para que me ayudes con el. - me miró mi mamá y me dio una palmada en la mano, yo asenti algo confundida.

De nuevo estaba en este lugar lleno de recuerdos, donde evan y yo nos confesamos lo que sentíamos. Solo esperaba que mamá se apurara para irnos a casa.

Baje de la camioneta y me recargué en ella observando a mi alrededor. Escondi mis manos en mis bolsillos esperando a mamá.

- Hace mucho frio, cierto? - escuche una voz familiar. No quería voltear así que solo respondí.

- Algo. - respondi de manera fría.

Este se recargó en la camioneta junto a mi, podia sentir los nervios recorrerme todo el cuerpo, y sin duda eso hacía que me diera mas frio.

- No podía esperar a que sea mañana para aparecer en tu casa, y decirte "Estoy de vuelta" - explicó evan esperando que mi reacción cambiara.

No sabía si estaba feliz, o triste por que nunca me mando un mensaje o me respondió el mío.

- Tardaste mucho. - dije esta vez mirandolo. Choque con su mirada, era la misma que siempre me dedicaba.

Su pelo castaño claro estaba bien ordenado y peinado hacía un lado. Llevaba su típico abrigo tejido verde, y la bufanda rosa que me robo.

Cada que estaba junto a el una ola de emociones me recorrian por todo el cuerpo, y no sabia si gritar de la emoción o darle una buena cachetada.

- Lo se...y lo siento. - evan se puso frente a mi buscando mi mirada pero yo la evitaba a toda costa. No podia por que al final siempre lo volvia a ver. - El trabajo lo juro me consumió, ahora no tengo ningún proyecto, y no creo aceptar ninguno todavía. Melissa estoy aquí, para por fin estar contigo.

- Por lo menos debiste dejarme un mensaje...o responderme el último que te dejé. - me quejé. - No puedes aparecer asi de la nada y pedirme que por fin estemos bien juntos.

- Perdón. Pero realmente lo hice por el trabajo, y ahora no hay nada que me detenga de querer estar contigo.

Algo en el siempre me transmitía sinceridad.

- Se que es tu trabajo, y por eso respete tu decisión...es algo que amas. Pero realmente me sentí mal por no recibir nada durante cinco meses. Las relaciones a distancia no funcionan.

- Melissa, de verdad, perdóname.

- Y lo peor de todo es que soy tan estupida para siempre aceptar tus tontas disculpas. - me quejé mirandolo a los ojos. Él esbozó una leve sonrisa. - Te extrañe, demasiado.

Sin pensarlo, lo abracé, y el recibió el abrazo.
Ya extrañaba el tacto de su cuerpo con el mio.

Lo necesitaba desde hace muchos meses, y por fin estaba de vuelta.

El agachó su rostro, para que ambos juntemos nuestros labios de forma apasionada.

Como una pelicula al igual que aquel beso bajo la nieve.

También los copos de nieve nos caían sobre el rostro y ambos sonreímos por ello.

- Te amo. - dijo evan separandose de forma ligera.

Una sensación extraña en mi estomago regreso, como si aquello fueran las dichosas mariposas que los adolescentes sienten cuando están perdidamente enamorados.

Sin duda alguna yo también lo amaba.

- Te amo - dije volviendo a besar sus pequeños y suaves labios.

Cuando nos separamos, vimos como mi mamá se acercaba a nosotros con una sonrisa.

Ahi supe que ella lo había planeado todo.

- Por fin, tardaron casi un año en decirse que se aman. - mi mamá sonrio como la cómplice.

- Lo sabías? - pregunté riendo

- Estuvo como loco insistiendo en que fuera una sorpresa. - mi mamá apreto los labios, y después se abalanzo para abrazarnos a los dos.

There Is A Light - Evan Peters (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora