Yoruichi miraba la casa de la playa desde uno de los pasillos, sentada en ese muro bajo que servía para evitar caídas accidentales por esa larga pendiente, con una copa de vino y una botella casi vacía disfrutando de la brisa que traía el mar. Ichigo nunca le había permitido ir a la casa de la playa donde él había vivido todos esos años y le enojaba saber que él estaba allí junto con esa niña tonta.
Ella también tenía la mente llena de recuerdos de esos años y del día anterior.
Yoruichi sabía que si ella lo hubiese besado, Ichigo no se habría resistido y ambos habrían sucumbido a la pasión nuevamente. Ella podía verlo en sus ojos y en la forma tan profunda en que la miraba. En el fondo esperaba que él la besara, pero no lo hizo.
No pudo evitar comparar al encantador Ichigo que la seducía mientras estaban juntos, con el hombre que vio el día anterior, al igual que no pudo evitar recordar que su enojo era similar al que vio el día que terminaron.
Ese enojo la asustaba.
Ichigo era encantador. Su sonrisa, su forma de mirar y los gestos que hacía al hablar, lo hacían simplemente encantador y también era un descarado.
Muchas veces ella lo vio hablando con una doncella que parecía encantada de tener su atención a pesar de que en realidad parecía mayor que él.
Las veces que ella intentaba hacer una escena de celos, él simplemente evadía el tema o le decía que no era importante porque solo era una doncella, y luego la besaba para que olvidara el asunto y se concentrara en otras cosas.
Yoruichi sabía cómo funcionaban las cosas, así que buscó a la sirvienta y le pidió que le dijera lo que estaba pasando. La sirvienta le confesó que se había acostado varias veces con el príncipe y que a veces él solía buscarla, por lo que Yoruichi decidió que cuando volviera, también se acostaría con él.
Cuando regresó para el baile que organizó Kirio, ella lo hizo preparada. Ella había hablado con su madre sobre lo que quería y lo que pensaba hacer, y su madre le había dado consejos sobre qué hacer y qué no hacer cuando se acostara con él.
Solo recordar esa primera noche hizo que sus mejillas se calentaran y sonriera.
Ichigo era un sinvergüenza.
Él la acorralaba cuando la veía y ella cedía después de un rato de negativas solo porque le gustaba la forma en que trataba de convencerla de que lo besara y luego terminara entre sus piernas. Había tanta pasión entre los dos que era imposible que pudiera ser mejor. Ella lo amaba, estaba enamorada de él.
Ella había llevado la conversación hasta hacerle prometer a Ichigo que se comprometerían cuando fuera nombrado heredero, y eso era lo que ella quería: casarse con él y convertirse en reina.
A ella no le importaba si él tenía aventuras o no, ella sería la reina y la esposa oficial, así que las amantes y los bastardos no le importaban. Ella era la hija de una concubina en un reino donde no hay reinas, por lo que al casarse con él sería más que cualquiera que haya estado antes que ella.
Yoruichi realmente se enamoró de Ichigo, desde las cartas que iban acompañadas de esas flores hasta las promesas, los gestos y las caricias que hubo en esos meses. Todo eso la enamoró. Entonces, cuando Kirio sugirió la idea de que ella tuviera un hijo con él para que Ichigo no se negara a casarse con ella, Yoruichi ni siquiera pensó en negarse.
Kirio fue la más feliz cuando Yoruichi le dijo que pensaba que estaba embarazada, y Kirio le prometió que cuidaría de ella.
Yoruichi trató de meter lentamente la idea en la mente de Ichigo para que pudieran casarse rápidamente, pero él no cedía y su relación comenzó a deteriorarse tan rápido como había comenzado. Peleaban, se enfadaban y luego ella se acercaba a él, lo besaba y lo hacía feliz solo para que terminaran en la cama.

ESTÁS LEYENDO
El Ruiseñor 2 || IchiRuki FF
FanfictionContinuación de El Ruiseñor. Ichigo y Rukia se casaron, sobrevivieron al intento de rebelión y al atentado en la luna de miel. Los culpables han sido castigados y todo parece de nuevo estar en orden. Parece... El viaje a la antigua Vayalat de la Som...