Advertencia: Tema sensible
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Rukia no se había enterado de lo que le pasó a Yuki hasta que el Príncipe Kaien fue encerrado y la pregunta "¿qué había hecho?" comenzó a correr por el castillo. Los chismosos habían dicho que Ichigo estaba encerrado en la celda por haber disfrutado demasiado ese viaje, pero no encontraban una respuesta que les dijera por qué Kaien estaba encerrado.
Kaien era el príncipe perfecto y su encierro era injusto.
La sirvienta de Yuki fue quien se lo dijo y la primera reacción de Rukia fue ir a visitar a Yuki. La habitación estaba llena de flores de culpa, verdaderas flores de culpa, y Yuki estaba acostada en la cama, ignorándola descaradamente.
Rukia sintió tanto remordimiento por haber dicho esas palabras en ese almuerzo con las damas de la corte, que lo primero que hizo fue tirar todas esas flores a la basura.
"¿Vienes a burlarte de mí?"
La pregunta tomó a Rukia por sorpresa porque nunca había pensado en burlarse de Yuki o decirle cosas hirientes; se suponía que eran familia y por mucho que no se toleraran, Rukia no podía ser indiferente a la situación.
Ella no era tan mala persona.
Rukia había ido a verla porque estaba preocupada y porque lo que Kaien le hizo ninguna mujer debería experimentarlo.
No hablaron, Rukia se metió en la cama de Yuki como cuando eran niñas y la abrazó, se disculpó en un susurro solo para Yuki y fue en ese momento que Yuki empezó a llorar hasta quedarse dormida.
Rukia pasó casi todos los días en la habitación con Yuki y realmente hablaron, no como esas conversaciones agresivas que tenían desde el incidente de Maranni, sino como las que tenían cuando ambas eran niñas pequeñas y pasaban horas sentadas debajo de un árbol imaginando alguna fantasía.
Se reconciliaron, pero hizo falta una tragedia para que eso sucediera y esa reconciliación tuvo un sabor un poco amargo.
Ese día, antes de que Yuki saliera del área de la reina para tomar el carruaje que la llevaría a Maranni, Rukia le peinó el cabello y le colocó una horquilla de metal que ella usaba, sin importarle que su cabello cayera suelto en su espalda. Los regalos nuevos eran valiosos, los heredados lo eran aún más.
— Pensé que sería fácil, lo hacías parecer tan fácil. — murmuró Yuki, mirándose en el espejo de esa habitación por última vez. — Caminé hacia el fuego y me quemé.
— Fui yo quien te arrojó al fuego. — susurró Rukia mirándola en el reflejo del espejo.
Ella también estaba ardiendo pero de una manera diferente, estaba condenando su alma por todos los pecados que estaba cometiendo, desde conspirar contra su familia hasta enviar a la araña a matar a Kaien. De hecho, lamentaba que Kaien realmente fuera inmune al don, porque merecía la tortura.
— Lo sé. No soy tan tonta, lo sabía desde el principio y aun así, lo hice. — Yuki se levantó y se acomodó el vestido. — Me voy a casa y espero no volver a este castillo.
— Espero que encuentres la paz.
Rukia abrazó a Yuki antes de salir de esa habitación y la acompañó hasta la entrada principal del castillo donde la esperaba el carruaje. Ichigo había enviado un par de Sombras para cuidarla, y Akura la acompañaría en el viaje para asegurarse de que llegara a salvo a la Gran Casa.
Akura no sabía lo que había pasado, nadie lo sabía.
La excusa que usaron fue que Kaien la había despedido, como se hace con las Inamoratas cuando termina la fantasía. Lo único diferente entre las Inamoratas y Yuki era que, por orden del rey, Yuki no estaría comprometida con nadie a menos que ella quisiera. La libertad de elección de Yuki había tenido un costo muy alto.
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El Ruiseñor 2 || IchiRuki FF
FanficContinuación de El Ruiseñor. Ichigo y Rukia se casaron, sobrevivieron al intento de rebelión y al atentado en la luna de miel. Los culpables han sido castigados y todo parece de nuevo estar en orden. Parece... El viaje a la antigua Vayalat de la Som...