16 julio - x493

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Rukia solo pudo dormir después de que Tatsuki le dio un poco de té para que se relajara porque su mente seguía reproduciendo todos los eventos de la fiesta y el interrogatorio en la oficina del rey Yhwach, así como lo que podría suceder durante el día. 

No era algo en lo que le gustara pensar porque cuanto más lo pensaba, más probable parecía que tendría que disculparse con el rey de Gardelia en nombre de Ichigo.

Rukia conocía las escalas de poder, las había aprendido bien y todos siempre estaban por debajo de los reyes. Si los reyes decían que el día es noche, así se escribirá a perpetuidad.

Al despertar, Rukia se quedó recostada en la cama por un momento demasiado largo, respirando el aroma de las almohadas de Ichigo y reuniendo el coraje que iba a necesitar ese día para enfrentar cualquier tipo de situación que se le presentara. Se suponía que iban a ser unas vacaciones en Vermist, no un problema tras otro.

Y la querida tía Kirio era la responsable de la mayoría de los problemas que estaban pasando en ese momento.

Ichigo le había prometido llevarla a ver los ruiseñores, se suponía que iban a caminar por la ciudad, pasar un día en la playa, degustar comida típica en el mercado y hacer esa ceremonia con Ulquiorra y Orihime antes de regresar a Adelaar, pero su tiempo en Vermist se estaba agotando y parecía que no harían nada de lo que habían planeado.

Rukia maldijo a Kirio y Yoruichi mil veces y deseó que la Sombra se las llevara. Su pequeña lista de venganza había agregado dos nombres más: Yushiru y Yoruichi.

Tatsuki entró a la habitación con una bandeja de desayuno y Rukia inmediatamente se levantó de la cama, ya se había armado de valor y estaba lista para comenzar el día. Ella se preparó con la ayuda de Tatsuki y se puso la diadema de invierno en la cabeza para sentir la presencia de Ichigo a su lado durante el día.

El querido abuelo le dijo que podía ver a Ichigo durante el día y eso esperaba, aunque también se preparó para una negativa. Ichigo le dijo el día que llegaron, que ellos eran invitados allí y estaban sujetos a las reglas del palacio.

"Necesito un reino para hacer mi voluntad." Pensó Rukia mientras se vestía.

— Tatsuki, hoy me acompañarás todo el día. — comentó Rukia después de asegurarse de que todo estaba en orden con su ropa y demás. — Pasaremos la mayor parte del día en el palacio, así que supongo que comeremos allí.

Tatsuki asintió y Rukia la miró por un momento.

La doncella se vestía como todas las doncellas de Adelaar, con un vestido sencillo que le llegaba un poco más abajo de las rodillas, zapatos sencillos y el cabello recogido hacia atrás. Rukia recordó la vez que vio a Tatsuki por primera vez.

Tatsuki usaba maquillaje que realzaba su belleza natural, adornos dorados en su largo cabello negro, y vestía ropa casi transparente la cual mantenía cubiertas las partes necesarias del cuerpo. Tatsuki era una prostituta, una muy hermosa y muy bien pagada que vendía sus servicios a soldados y hombres que podían pagar por el placer de su compañía; pero en ese momento Tatsuki era solo una doncella.

— ¿Qué pasaría si te cambiara esa ropa por ropa más bonita? — Rukia preguntó después de un momento de silencio y de dar vueltas alrededor de Tatsuki, mirando el tipo de ropa que vestía. 

Tatsuki solo la miraba con curiosidad.

— Ya no parecería una doncella. — respondió Tatsuki con una leve sonrisa. — Tampoco podía cumplir con mis obligaciones habituales sin el temor de ensuciar la ropa o estropearla.

— Tienes razón, no puedo cambiarte de ropa. — admitió Rukia, aunque las actividades de Tatsuki no eran realmente duras o pesadas, y no tenía que ensuciarse a menos que estuvieran de viaje. — Pero puedes adornar tu cabello, ¿no? Como solías hacer antes de trabajar para mí. Me gustaba como adornabas tu cabello antes, era muy bonito.

El Ruiseñor 2 || IchiRuki FFDonde viven las historias. Descúbrelo ahora