Su mundo interior estaba lleno de puertas, algunas grandes y otras pequeñas, muchas de ellas estaban abiertas porque él las había abierto y otras estaban abiertas porque eran cosas que aprendió inconscientemente. Había tantas puertas que sentía que necesitaba al menos dos vidas para dominar toda esa magia e incluso entonces, dos vidas no serían suficientes.
Quizás por eso muchos hijos de Vayalat dejaban de entrenar cuando alcanzaron un dominio considerable del don, cuando se especializaron en algo que les permitía atacar y defender.
Los guerreros siempre se entrenaban para no perder los avances logrados y no oxidarse como espadas olvidadas, pero en algún momento de su vida ellos dejarían de hacerlo y se retirarían a vivir en calma y paz. En algún momento Ichigo dejaría de entrenar, se retiraría como lo hacen los hijos de Vayalat y viviría hasta el final de sus días en la tranquilidad de alguna casa con Rukia mientras sus hijos se encargan de todo lo demás.
Su Luna.
Tenía tanto miedo de que algo le pasara a ella, tenía miedo de no poder cuidarla cuando ella había puesto toda su vida en él, y tenía miedo de perderla. La idea de no volver a tenerla entre sus brazos era su mayor temor en ese momento.
— Podemos esperar un poco más. — susurró Ichigo mientras caminaba por su mundo interior hacia la gran puerta final. — Cuando ella pueda defenderse será el momento y lo que tenga que arder, arderá.
La resolución de matar al rey ya estaba hecha.
Ichigo tendría que matar al rey primero porque mientras el rey viviera, siempre estaría del lado de Kaien y eso era algo que él tenía que evitar. Después de la muerte del rey, mataría a Kaien. Ichigo obligaría a Kaien a saltar del acantilado o lo arrojaría él mismo, lo haría cerca del templo de las Deidades, lo haría parecer un suicidio si fuera necesario y luego lo tomaría todo.
Cuando llegó al final del pasillo y encontró esa enorme puerta que estaba ligeramente abierta, se tomó un momento para considerar si realmente quería cerrarla. El hecho de que pudiera controlar lo que había allí durante tanto tiempo era asombroso, pero al mismo tiempo sabía que cuanto más tiempo dejara la puerta abierta, más difícil sería cerrarla.
Con el tiempo, el poder se vuelve adictivo.
En el momento en que Ichigo cerró la puerta, su conciencia regresó a su celda oscura donde todavía estaba sentado en esa cama de paja con la espalda contra la pared.
Dentro de su pecho sentía un vacío que no se podía llenar con nada pero ya no tenía ganas de llorar como aquel primer día, bastante había llorado en el bosque cuando el niño que llevaba dentro se rindió. Todas las personas tenían un límite de espera, y él había esperado a su padre durante casi diez años solo para escuchar esa verdad de sus labios.
Su padre no era su padre, él era el rey.
La magia que fluía por su cuerpo se calmó, producto de haber cerrado esa puerta, y toda la euforia que había sentido durante todo ese tiempo fue devorada por ese agujero en su pecho. Siguió tratando de imaginar ese vacío en su pecho y sintió una de sus manos temblar, la cerró en un puño y mentalmente comenzó a repetir la frase: estoy bien, no lo necesito. No lo necesito.
Sería muy fácil para él salir de esa celda, pero no lo haría porque necesitaba estar encerrado. Necesitaba pasar por lo que estaba pasando para no volver a perderse.
Salir de una recaída era difícil porque su cuerpo y su mente ya estaban predispuestos al exceso, y necesitaba un apoyo real para mantenerse en la línea y no perderse. Kaien estaba en la celda frente a él, pero Kaien no era alguien con quien pasar la desintoxicación porque Ichigo no confiaba en él. Mostrarle una debilidad a su hermano era algo que no podía permitirse.
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El Ruiseñor 2 || IchiRuki FF
FanfictionContinuación de El Ruiseñor. Ichigo y Rukia se casaron, sobrevivieron al intento de rebelión y al atentado en la luna de miel. Los culpables han sido castigados y todo parece de nuevo estar en orden. Parece... El viaje a la antigua Vayalat de la Som...