17 mayo - x494

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Su Majestad el Rey Kisuke de Vayalat, le escribo esta carta en nombre de mi hermano, el Rey Yushiu de Gardelia para solicitar su apoyo en nombre de la alianza que une nuestros reinos. En estos últimos meses nuestro reino...

La carta explicaba detalladamente lo que había estado pasando en Gardelia desde que Chika llegó a reclamar el trono que le pertenecía por ser el hijo mayor del difunto Señor del Desierto y suplicar ayuda para poder quedarse con el trono y matar a Chika, apelando a la amistad e intereses mutuos que existían entre ambos reinos.

Una petición de ayuda que Kisuke predijo llegaría en cualquier momento y que les informaría de la situación en Gardelia para que pudieran mover las tropas y terminar la conquista.

Una conquista rápida, había dicho Kisuke.

Kirio vio la carta y luego al mensajero, que parecía haber corrido desde la capital de Gardelia hasta Vermist, y guardó la carta en el tubo de metal donde había llegado. Fue prácticamente un milagro que la carta estuviera en sus manos, pues según el mensajero, de todos los hombres que envió la princesa Yoruichi, solo él logró escapar con vida del asedio.

A estas alturas Chika ya debía saber que Yoruichi había pedido ayuda, debía haber investigado cómo los mensajeros abandonaron la ciudad y debía haber estado planeando su próximo movimiento.

Si a estas alturas el Príncipe Chika no había invadido la capital de Gardelia, entonces faltaba poco para que lo hiciera, y si las cosas eran como Yoruichi explicó en su carta, en poco tiempo se quedarían sin comida y la gente podría atacar el palacio.

Cualquiera de las dos situaciones sería buena para Kisuke, porque sin importar quién se sentara en el trono, conquistarían Gardelia.

Kirio le aseguró al mensajero que discutiría la solicitud de ayuda con el rey y llamó a uno de los guardias de la puerta para que escoltara al mensajero a un lugar donde pudiera descansar. Sabía que tenía que matarlo pero aún no era el momento porque les podría ayudar tener a un hombre de Gardelia con ellos.

Las instrucciones de Kisuke habían sido claras, en cuanto llegara un pedido de ayuda por parte de Gardelia, fuera cual fuera el momento y la situación, debía enviar a los ejércitos a tomar las ciudades cercanas bajo la falsa bandera de ayuda y establecer allí una base.

Kirio quería ayudar a Yoruichi a escapar de la posible masacre que se desataría dentro del Palacio Blanco, ya sea de la mano de Chika o de la mano de Kisuke, pero Kisuke le había prometido que protegería a Yoruichi y la llevaría a Vayalat con él, así que Kirio se obligó a confiar en su rey.

Tenía que confiar en su marido, porque ésta era su última oportunidad de conservar la corona sobre su cabeza. Kisuke no era malo, pero su límite era algo que nadie quería ver.

Ichigo sabía que Rukia todavía necesitaba mucho entrenamiento para que su cuerpo resistiera el uso del don, por lo que no fue extraño para él encontrarla profundamente dormida en la cama cuando entró a la habitación de ella. Le gustaba ver que ella se estaba volviendo más rápida cuando se trataba de invocar sombras, pero le preocupaba que se estuviera esforzando demasiado al entrenar.

Su esposa estaba mejorando, de eso no había duda, pero debían tener cuidado en el entrenamiento. Ella no nació con los dones de la Sombra sino que los adquirió, lo que significaba que no podía tener entrenamiento como todos los hijos de Vayalat, sino que debía ser más lenta y concienzuda para que su cuerpo no colapsara por el sobreesfuerzo.

El Ruiseñor 2 || IchiRuki FFDonde viven las historias. Descúbrelo ahora