Montar a caballo en el bosque del acantilado era algo que Rukia disfrutaba hacer con Ichigo. Ambos pasaban horas andando entre los árboles y hablaban de cualquier tema que se les ocurría en ese momento, como lo que había hecho él cuando se infiltró en el castillo por la noche o la necesidad de darle a Haru un hermano pequeño para que no se sintiera tan sola cuando Rukia no podía jugar con ella.
― ¿Sabes por qué existe la frase "se reproducen como conejos", mi princesa? ― Preguntó Ichigo mientras frotaba las yemas de su dedo índice y pulgar, y lanzaba una espina de sombra hacia una pequeña lagartija que trepaba por un tronco.
Rukia vio a la lagartija retorcerse e intentó hacer lo mismo que Ichigo, pero el disparo sólo llegó al suelo. Ella no sólo tenía que poder manifestar una espina hecha de sombras, sino que tenía que tener buena puntería para que diera en el blanco.
Hacerlo era difícil pero Ichigo lo hacía parecer tan fácil que le causaba envidia.
― Porque tienen muchos hijos. ― Respondió Rukia, dudando un poco de su respuesta porque sabía a qué se refería Ichigo.
― ¡Exacto! ― Ichigo hizo desaparecer la espina de sombra y la lagartija cayó al suelo, muerta. ― Mi princesa, si le damos a Haru un compañero, en poco tiempo tendríamos un ejército de conejitos por todo el castillo y los jardines.
― Sería lindo. Muchas bolas esponjosas por todas partes. ― añadió Rukia, entendiendo el punto pero resistiéndose. Los conejos eran su animal favorito.
― Kholtan tendría un suministro ilimitado de alimentos. ― Comentó Ichigo y lanzó una nueva espina de sombra a una hoja que caía. ― A mi águila le gusta comer conejos.
― ¡Ey! Eso es muy cruel de tu parte. ― Se quejó Rukia mientras imaginaba a Kholtan cazando a las crías de Haru para almorzar. Ichigo solo se rió de eso. ― Está bien, entiendo. ¿Podemos conseguirle una hermana? De esta manera ella no se sentirá sola y no tendrán bebés hasta que nos inundemos.
Rukia intentó golpear una hoja que caía y esta vez casi lo logra. Eso la hizo sentir feliz.
– Eso es más razonable. Buscaré una conejita para hacerle compañía, aunque dudo que se hagan amigas. Haru dejará de ser la única y tal vez se ponga celosa.
Rukia puso los ojos en blanco, frustrada porque sus disparos no estaban saliendo como ella quería y porque su esposo parecía estar más negativo ese día que nunca.
Dejaron el tema de los conejos en paz e Ichigo le volvió a explicar cómo tenía que crear las espinas de sombra y cómo debía lanzarlas para dar en el blanco. Rukia estaba aprendiendo a manifestar cosas e Ichigo consideró que las espinas eran lo más fácil que podía hacer, lo cual era cierto pero aun así era agotador.
En el camino de regreso estaban hablando del don y de cuánto entrenamiento se necesitaba para dominar algo tan simple como las espinas, pero Ichigo le dijo que dependía del nivel que ella quisiera dominar.
― Mi tía Kirio es una experta en convertir sombras en espinas. Tirarlas como lo estamos haciendo nosotros no es más que tirar una piedra a un lago y ver cómo se hunde. Ella ni siquiera necesita mover las manos para que la sombra tome forma y te ataque. Era impresionante verla cuando lo hacía.
Rukia notó que Ichigo hablaba con admiración de su tía, a pesar de todo lo que ella le hizo, Kirio seguía siendo su tía y su madre del alma, y también debió ser su maestra en el manejo del don. No había manera de que él la odiara, pero era un hecho que el cariño ya no era el mismo.
Ichigo movió su mano frente a él, haciendo un semicírculo que se transformó en cientos de finísimas espinas que quedaron suspendidas en el aire, las cuales con un solo movimiento de su mano salieron disparadas y se clavaron en todo lo que encontraban a su paso.
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El Ruiseñor 2 || IchiRuki FF
Fiksi PenggemarContinuación de El Ruiseñor. Ichigo y Rukia se casaron, sobrevivieron al intento de rebelión y al atentado en la luna de miel. Los culpables han sido castigados y todo parece de nuevo estar en orden. Parece... El viaje a la antigua Vayalat de la Som...