7 abril - x494

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Mila, 21 años / Sora, 27 años

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Mila caminaba de un lado a otro de su habitación, aún indecisa sobre si ir con la doctora o darle tiempo a la situación y esperar un mes más para intentar quedar embarazada.

Kaien la había tomado como Inamorata poco después del Día de las Rosas, le había regalado una hermosa gargantilla de diamantes blancos para la cena de esa noche y se habían acostado de manera oficial.

Con esa acción, Kaien hizo una declaración silenciosa sobre su elección de futura esposa y, al mismo tiempo, dejó claro que si ella no cumplía con darle un hijo pronto, sería fácilmente reemplazada por la siguiente en la lista de damas de la corte.

En ese momento, Mila sintió un poco de la presión que había sentido Nelliel cuando se convirtió en princesa heredera, pero al mismo tiempo se sintió confiada, ya que siempre había sido muy sana y el doctora le aseguró que sería fácil para ella quedar embarazada.

Sin embargo, después de que le llegara la regla por segunda vez desde que compartía la cama con Kaien casi todas las noches, ya no estaba tan segura de que sería tan fácil concebir un hijo.

Sabía que Kaien podía tener hijos porque Nelliel había quedado embarazada casi tan pronto como se casaron; entonces si había un problema no sería de Kaien sino sería de ella, lo que hacía todo más complicado porque ella no podía permitir que nadie se enterara de un asunto tan delicado como ese.

Ser la Inamorata del príncipe heredero no era garantía de que no se acostaría con nadie más, y todos lo sabían.

Después de caminar por su habitación un par de veces más, Mila dejó el área del rey con su doncella y se dirigió al área de la reina para visitar a la doctora.

No podía negar que estaba nerviosa y con miedo de que la doctora le dijera que nunca podría tener hijos, pero se obligó con todas sus fuerzas a sacar esa idea de su mente y pensar que simplemente estaba exagerando.

Mila quería ser la princesa heredera y la futura reina, y para serlo solo tenía que darle un hijo a Kaien.

Al llegar al área donde trabajaba la doctora, Mila vio que una de las doncellas de Rukia estaba parada afuera de la puerta, lo que significaba que Rukia estaba allí.

Se sabía que desde que Rukia perdió a su bebé, la doctora había puesto mucho cuidado en su recuperación y todo lo relacionado con ella estaba estrictamente controlado; desde lo que comía hasta el permiso para visitar la cama de su marido.

La espera le pareció eterna a Mila, aunque en realidad sólo habían pasado unos minutos desde que llegó hasta que finalmente se abrió la puerta. Rukia salió del consultorio de la doctora con una pequeña caja en la mano que inmediatamente le entregó a su doncella.

— ¡Mila! ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Te sientes enferma?

Las preguntas de Rukia llevaban ese característico tono de preocupación, sin ningún atisbo de malicia u otras intenciones. Eran amigas o eso quería creer Mila, pero estaba un poco confundida por las advertencias de Kaien sobre lo peligrosa que podía ser Rukia si la consideraba una rival.

Rukia nunca había sido mala con ella ni con nadie que no lo mereciera, y Mila se negaba a creer que la persona que la ayudó a que su primera cita con Kaien fuera un éxito fuera realmente una persona tan mala como para lastimarla por ser la pareja del heredero de la corona.

Kaien debía estar exagerando las cosas.

― ¡Oh, no! Quiero decir, sí. — Mila tartamudeó un poco. — Sólo me duele un poco la cabeza y me gustaría algo que me lo calmara. No me dejan tomar ningún tipo de té medicinal porque temen que altere mi fertilidad.

El Ruiseñor 2 || IchiRuki FFDonde viven las historias. Descúbrelo ahora