14 noviembre - x493

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El recuerdo seguía siendo doloroso, sin importar cuántos años habían pasado desde la muerte de Miyako, el recuerdo aún le lastimaba el corazón de la misma manera que el día que la vio saltar por el acantilado después de que ella le contara lo que la reina Masaki le había hecho.

Miyako había sufrido y él no estaba allí para consolarla. No pudo salvarla de la mano de la reina, al igual que no pudo salvar a Nelliel cuando la hicieron perder su embarazo.

No pudo proteger lo que más amaba.

Durante años, Kaien no había dejado de pensar en lo que podría haber hecho si Miyako le hubiera contado sobre ese embarazo, y cada vez llegaba a la misma conclusión: él habría intercambiado el título de Segundo Príncipe del Reino y Comandante en Jefe, por una vida junto con Miyako y su hijo.

Si la reina le hubiera dado tiempo, muchas cosas habrían sido diferentes.

Si no hubieran tomado las cosas como si él estuviera cometiendo un crimen del que no se podía hablar, él hubiera podido hablar con el rey y pedirle que le quitara el derecho de sangre que le dio al reconocerlo como hijo porque con esa decisión todos habrían obtenido lo que querían, él tendría una vida con el amor de su vida y la reina le habría asegurado el trono a Ichigo; pero la reina puso las reglas de ese juego en el que Miyako perdió la vida y nadie fue castigado por ello.

Kaien dejó de tocar el violín frente a la tumba de Miyako y dedicó unas palabras en memoria de su vida, se disculpó por todo lo que había hecho y por todo lo que haría, y nuevamente dejó allí lo que le quedaba de corazón.

Solo Miyako merecía su corazón porque ella era la única que lo había alcanzado. Ella era la única que lo hacía inmensamente feliz sin ningún tipo de promesa más allá del amor que ellos se demostraban el uno al otro. Miyako no vio a un príncipe ni a un bastardo, solo lo vio a él y llenó su vida con la luz de su sonrisa.

Miyako era su sol y su alegría, y nadie podría ocupar el lugar que ella dejó porque nadie era como ella.

Miyako era perfecta.

Kaien regresó a su habitación con la mente llena del recuerdo de Miyako, pues ese día se permitió recordarla y dejar que su corazón latiera como aquellas veces en que ella le decía cuánto lo amaba y lo feliz que era a su lado.

Se permitió sonreír con nostalgia y derramar una lágrima por ese futuro que nunca fue y nunca será.

Su sirviente llamó a la puerta y entró en la habitación después de que Kaien le diera permiso para hacerlo. El hombre, que había sobrevivido al licor que Ichigo le había enviado, tenía un paquete junto con una carta en sus manos.

— Un regalo de cumpleaños enviado por la señorita Yuki, Su Alteza.

Kaien no esperaba que Yuki le enviara un segundo regalo y eso lo hizo sentir extraño porque no sabía cómo interpretarlo. Yuki dijo que no quería saber nada de él y al mismo tiempo le enviaba regalos, era contradictorio y confuso.

Kaien tomó la carta y el paquete, permitió que el sirviente saliera de la habitación y cuando estuvo solo, abrió la carta para leer lo que había escrito Yuki.

Mi príncipe... ¿es así?

Te deseo un feliz cumpleaños... o tan feliz como sea posible. Este libro pertenece al propietario original del Collar de la Tragedia, así que disfruta de la lectura.

¿Qué duele más, una herida en el cuerpo o una herida en el alma?

Yuki.

El Ruiseñor 2 || IchiRuki FFDonde viven las historias. Descúbrelo ahora