11 octubre - x493

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Advertencia: Consentimiento dudoso

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— Como todas saben, en dos semanas será el cumpleaños del Príncipe Kaien y es costumbre dentro de la familia real que ese día sea un día de descanso para el príncipe, también es costumbre realizarle una cena privada. — comentó Rukia, sentada en la cabecera de esa larga mesa en el jardín de mármol.

Ese día, ella había invitado a almorzar a las damas de la corte de la reina y a Yuki. No quería tener que repetir lo que tenía que decir porque estaba cansada con todo el entrenamiento que tenía, y con una comida lograba tener un momento de convivio con esas chicas y decirles lo que tenía que decirles.

Yuki estaba sentada en el otro extremo de la mesa porque era la amante de Kaien, pero Mila estaba sentada a la derecha de Rukia.

— ¿Significa eso que no lo veremos ese día ni podremos felicitarlo? — Preguntó una de las chicas.

Nadie, aparte de Mila, había tenido una cita con el príncipe y eso las tenía un poco ansiosas, pero el príncipe tenía una agenda muy ocupada y no tenía suficiente tiempo para salir con alguien en ese momento.

— Así es, todas ustedes pueden enviarle regalos con Riruka o la Sra. Retsu, pero no podrán rondar el área del rey ni molestarlo ese día. — aclaró Rukia mientras escribía algo en su pequeño cuaderno. — Pero podríamos hacer algo por él, para que lo feliciten personalmente si lo desean.

— ¿En privado? — Preguntó una de las chicas de Cifer, que no perdía la esperanza de lograr algo.

Rukia levantó la mirada, vio a la chica y sintió pena por ella, por todas las chicas menos por Yuki. La realidad de ese juego era grande y pesada, como las coronas que se ponían en la cabeza, y aunque había cosas que realmente se podían cambiar, no se hacían por comodidad. Rukia no quería admitir que estaba siendo absorbida por ese tipo de vida y que el miedo de no reconocerse al mirarse al espejo se estaba volviendo realidad, pero ella lo había elegido así.

Ella había elegido cambiar.

— No, pero podría hablar con él y fijar una hora para que ese día vayan todas a presentarle sus felicitaciones... juntas. ¿Están todas de acuerdo con eso?

Las chicas murmuraron entre ellas, animadas por esta propuesta, y luego asintieron con la cabeza.

Yuki no se veía feliz y Rukia supuso que era porque planeaba monopolizar al príncipe por el día. Yuki era la amante pero aunque podía sugerir cosas al compartir la cama de Kaien, Rukia aún tenía más autoridad que ella.

— La reina también me pidió que les recordara a todas que en las Celebraciones de las Almas estarán incluidas. Al ser hijas de las grandes familias y vivir dentro del castillo, es importante que todas ustedes sean amables con la gente. — explicó Rukia llamando la atención de todas. — El año pasado teníamos una princesa heredera, así que ella y yo, al igual que los príncipes, fuimos enviados a distribuir comida a la gente en el templo de las Deidades. Es lo mismo que algunas de ustedes harán, distribuirán alimentos el primer día a quienes visiten el templo de las Deidades y otras se encargarán de las velas el primer día y el último día.

Nuevamente las chicas comenzaron a hablar entre ellas, algunas emocionadas por ello y otras insatisfechas por realizar una actividad que al parecer nunca habían realizado. En ese momento, Rukia le pidió a Tatsuki que se acercara a la mesa y les ofreciera a las chicas unos pequeños papeles que estaban dentro de una caja de madera. Todas tomaron uno, entendiendo que era la forma en que se distribuirían los trabajos ese día, excepto Yuki.

El Ruiseñor 2 || IchiRuki FFDonde viven las historias. Descúbrelo ahora