19 octubre - x493

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Advertencia: Tema sensible

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Durante el tiempo que estuvieron encerrados, Ichigo se había quedado en silencio, pensando y meditando, pero Kaien estaba sufriendo y pasó de estar tranquilo a empezar a contar los ladrillos y las pajas solo para tener algo que hacer; incluso había comenzado a murmurar cosas ininteligibles, similares a un balbuceo.

Ichigo sabía que su hermano nunca lo había pasado tan mal en su vida, pero seguía preguntándose qué diablos había hecho Kaien para terminar encerrado en una celda de castigo. De vez en cuando hablaban un poco pero no era algo relevante ni trascendente, era algo que les ayudaba a no volverse locos ahí.

Ichigo no quería admitir que el hecho de que Kaien lo acompañara lo ayudó a superar mejor la desintoxicación.

Las celdas de castigo eran un verdadero castigo, porque a nadie se le permitía bajar a verlos, ni hablarles, ni siquiera mirarlos, y la única señal de misericordia que mostraban era dejarles siempre una antorcha encendida. El castigo también incluía mucha oscuridad, y aunque Ichigo estaba acostumbrado, Kaien no lo estaba y eso le hizo sentir un poco de lástima por su hermano.

Cuando el rey llegó y se paró exactamente entre las dos celdas, Ichigo supo que el castigo había terminado. Mentalmente agradeció a la Sombra por eso pero no se levantó de su lugar oscuro en la celda. Kaien, por su parte, se puso de pie y se aferró a los barrotes en silencio, con los ojos suplicando salir de allí.

— El castigo ha terminado. — El rey habló mientras los soldados se preparaban para abrir las celdas. — Ustedes dos conocen sus crímenes, así que espero que hayan pensado en ellos durante estos días y hayan aprendido algo. Ninguno de ustedes es un niño, así que dejen de actuar como tal. Ahora, salgan de mi presencia o los encerraré de nuevo.

Ichigo notó que el rey evitó darles un regaño personalizado, algo que el rey podría no dejar pasar en otra situación, por lo que posiblemente el crimen de Kaien debió haber sido bastante grave y estaban tratando de no hacer más rumores de los que seguramente ya había en el castillo. Ichigo no hizo ningún comentario al respecto, se inclinó ante el rey antes de agradecer el castigo y se dirigió a la salida dejando atrás a Kaien.

La luz del día lo golpeó de lleno en la cara mientras salía de allí y cerró los ojos con fuerza mientras se acostumbraba a la luz del día que lo lastimaba hasta las lágrimas. Le tomó un poco de tiempo pero cuando finalmente pudo mantener los ojos abiertos y concentrarse en el camino, se dirigió al baño del rey. Estaba sucio y maloliente, además de que todavía vestía la ropa con la que llegó.

Ichigo estaba casi seguro de que el tema de su encierro, y el de Kaien, había soltado la lengua a todos los habitantes del castillo, y que lo más probable era que todos ya conocieran alguna versión del mismo.

Cuando entró en el baño del rey y se quitó la ropa que llevaba puesta, le ordenó a su sirviente que la quemara porque era algo que él no quería conservar. Kaien llegó unos momentos después y le ordenó lo mismo al sirviente que lo estaba atendiendo.

Ellos no solían bañarse juntos, pero esta vez lo hicieron porque era mejor hacerlo en los baños del rey que en una bañera en su propia habitación. En los baños del rey había agua corriente y podían usar tanta como quisieran.

Ichigo fue el primero en terminar de bañarse y el sirviente lo ayudó a vestirse con ropa limpia y suave. Él nunca lo diría, pero nada se sentía mejor que la ropa limpia después de un tiempo de suciedad. Dejó que Kaien se quedara en el baño y subió a su habitación por la puerta privada mientras pensaba en todo lo que tenía que hacer.

El Ruiseñor 2 || IchiRuki FFDonde viven las historias. Descúbrelo ahora