KENNETH
Tres semanas.
Ese es el tiempo que llevo sin verla. El tiempo que mi corazón late con menos fuerza que antes. El tiempo que he necesitado para darme cuenta de que no hay nada que hacer, que la he perdido. Que por más mensajes que le mande, no va a venir. Que por más que Elsa la llame, tampoco hace efecto.
Y las llamadas que mis amigos me hacen a mi, tampoco les hace efecto. No me apetece hablar, no me apetece verlos.
Durante el día solo me dedico a vivir, si es que se le puede llamar de alguna forma, y por la noche a vigilar.
No lloro, no me enfado. Simplemente estoy. Sin más. Porque no me queda otra. No me queda otra hasta que mi cuerpo se apague del todo.
Mi móvil vibra encima de la mesa con el nombre de Dustin y le doy a bloquear la pantalla. No sé que le hace pensar que quiero hablar con él. Es la última persona que sabrá el estado en el que me encuentro.
Aun así, estando bien, tampoco haría por hablar con él. No sé porque sigue insistiendo. Y tampoco entiendo que gana haciéndome creer que le importo. Porque hasta la última persona de la tierra, sabría que no es así.
El móvil vuelve a sonar con el número de Hank. No estoy por la labor de cogerlo hoy tampoco.
Tengo tantas notificaciones que me va a estallar la pantalla. Lo desbloqueo y bajo el panel de notificaciones para eliminarlas. Pero mis dedos se congelan y la respiración se me corta.
Una de las notificaciones es un mensaje de Aylen.
Obligo a mi corazón a que se ralentice y le pulso con dedos temblorosos.
Aylen: Estoy donde siempre. ¿Me recoges?
Mierda. El mensaje es de hace media hora.
Me levanto lo más rápido que puedo y salgo de la casa solo cogiendo las llaves del coche.
Conduzco saltándome todas las señales de tráfico, pero me da igual. Porque si hay una posibilidad de que me siga esperando, no la voy a desaprovechar.
Debería tener la mente fría para verla, pero no tengo ni idea de como voy a actuar. No puedo besarla como si nada, me arriesgaría a asustarla de nuevo. Y abrazarla...también sería peligroso.
Quiero mantenerme como he sido siempre con ella. Es lo que más nos convendría a los dos. Sobretodo a ella, para no hacerle sentir mal y culpable.
Y a mi, si quiero conservarla aunque sea de esta manera.Los ojos me escuecen cuando llego a nuestro sitio y la veo sentada en el bordillo de la acera, de espaldas a mi. No se ha ido. Está aquí de verdad.
Y de pronto, sonrío. Sonrío tanto que me van a salir agujetas en las mejillas. Porque la sangre corre por mi cuerpo, bien caliente. Porque no sé que nos espera a partir de ahora, pero con esto me basta.
Respiro hondo tres veces y salgo del coche. Se da la vuelta de seguida y Dios. Quiero correr hacia ella y no soltarla nunca. Está preciosa.
Se ha cortado el pelo y le sienta de maravilla. No es que lo tuviese demasiado largo. Aún así, le queda igual de bien o incluso mejor. Dudo que algo le pueda quedar mal.
Se queda dubitativa mirándome y doy un paso más. No quiero hacer nada sin su consentimiento. No quiero alejarla nada más vernos, así que opto por quedarme plantado donde estoy, con las manos metidas en los bolsillos.
– Hola – saludo.
Traga duro y parece que sale del estado de shock. No me contesta, sin embargo avanza rápido, se alza de puntillas, pasa los brazos por mi cuello y me abraza.
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KHAIDAL [+18] [TERMINADA]
RomanceElla es una chica aparentemente normal. Viviendo con su compañero de piso, estudiando en la Universidad, disfrutando con su novio... Pero la vida le cambia de un día para otro cuando encuentra un mundo paralelo al suyo. Uno, que, supuestamente, tam...