👠Treinta y siete 👠

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Brock

Me recuesto contra la silla una vez que mi estómago se siente lleno, seguimos en el restaurante esperando a que Dulce y los niños terminen con sus postres, es el segundo que comen ¿Dónde va tanta comida? Esos estómagos son pequeños.

La vista que tengo ahora no la cambiaría por nada, mis hijos junto a su madre disfrutando de una cena, el ambiente cargado de sus inocentes risas y la felicidad que me embriaga por presenciar lo que antes era un sueño.

Al inicio los gemelos no eran muy abiertos con nosotros, incluso se alejaban cada que Demian quería jugar con ellos, pero ya no, ahora sí hay confianza.

Por fin los vi, mi corazón saltaba de alegría al detallar mi parecido en ambos, de su madre no tienen absolutamente nada más que el jodido carácter ¡Carajo que si me siento orgulloso! Son nuestros, mis hermanos sonrían igual que yo.

Llegamos hace casi dos semanas, abrimos un negocio justo al lado del suyo para mantenerla vigilada en caso de que la perra de mi esposa también se cruzara con ella por error, nadie sabe de lo que es capaz, ni siquiera yo.

La veíamos entrar y salir de la mejor panadería del mundo, porque nosotros también probamos cada postres que ahí se fabrica, subimos casi diez kilos en esas semanas, nos volvimos adictos a sus pasteles.

Ella no pudo vernos porque nos escondíamos en el sótano del edificio que casualmente daba de lleno a su negocio, siempre la teníamos en frente sin que ella lo supiera.

Tan inalcanzable como siempre, su belleza nadie la iguala.

Algunas noches en que salía muy tarde de la panadería la seguíamos a su casa, la muy descuidada caminaba largas distancias sin ser consciente del peligro que la asechaba algunas noches, mismas que nosotros protegidos de dos bastardos que planeaban secuestrarla.

Tocar a Dulce es un pecado capital, por eso ambos cadáveres fueron hallados dos días después a la salida de Ámsterdam.

Amo a mi Dulce, pensé qué tal vez con el pasar de los años ese sentimiento se habría debilitado, fui un imbécil por creer aquella idiotez.

La amo fervientemente, más que antes al ver lo que bien que crío a nuestros hijos.

Dimitry luce encantado con ella, no para de hablarle y besar su mejilla, acción que Dulce le devuelve marcando su labial rojo en ambas mejillas, él no se limpia el rostro e incluso las muestra orgulloso.

Ella es más madre que Tania, lo conoce desde hace unas horas y ya demuestra afecto, le ayuda a comer y limpia la comisura de sus labios con tanto cariño que a mi hijo le brillan los ojos.

Voy a divorciarme de Tania y arrebatarle la custodia, ella desprecia a Dimitry por ser autista, no importa que sea el menor de los grados y que no lo demuestre tanto, ve a su propia sangre como un fenómeno.

"¡Ese anormal no es mi hijo"

Eso gritó frente a mis hermanos y algunos socios en la fiesta de cumpleaños de Dimitry hace un año, él estaba detrás de ella escuchando como lo despreciaba, lloró hasta el punto de que un ataque de nervios lo afectó.

Esa puta va a pagar cada una, ya tengo a Dulce y a mis gemelos, es hora de atacarla.

- ¿Estás bien, cariño? - me pregunta en voz baja Dulce - Los niños ya terminaron con sus postres - Demian y Calum se ríen de como los gemelos desprenden sus pantalones, acarician sus lanzas llenas y comienzan a bostezar - Llévanos a casa, por favor, es hora de que descansen un poco antes de hacer la tarea.

- Vayamos a casa, Brock, Dimitry también está agotado - aconseja Demian sosteniendo a un adormilado Dimitry.

Desde hoy Dulce y los gemelos vivirán con nosotros, mañana me encargo de Tania.

Puta sinvergüenza (+18) (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora