Capítulo VIII

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Dafne

Me miro por última vez en el espejo y acomodo las mangas de mi camisa, es lisa y recta con escote en v a juego con mi pantalón de vestir recto junto a un cinturón con hebilla cuadrada, ambos de color negro y de calzado unas zapatillas de punta del mismo color.

Cuando bajo al comedor, Eric ya se encontraba sentado.

—Buenos días —dice mientras levanta la vista de la Tablet que tiene en manos.

—Buenos días —digo mientras camino a mi silla—. Pensé que hoy ibas más temprano al trabajo.

—Tal vez, pero eso no es importante.

—Claro como eres millonario —digo en un tono burlón— quizá deberían descontarte por tu impuntualidad.

—Cariño, soy el jefe —comenta dejando la Tablet a un lado— si no quiero ir al trabajo solo no voy.

—Humilde.

—Te quejas, pero también eres jefa —menciona y levanto las cejas—. Eres la jefa, todo mundo lo sabía menos yo, así que hice mi tarea y resulta que eres la directora de la constructora más grande que tiene la asociación DAAM.

Y solo sonrío porque sé que no solamente soy la directora de esa constructora sino de toda la rama de constructoras que maneja la asociación.

—Te vas a sorprender más en un futuro.

—Mi esposa siempre me sorprende.

Se levanta de la mesa mientras sostiene en sus manos el plato con su desayuno y un vaso de jugo, me quedó mirando, pensando en que se va a ir como anteriormente lo a hecho, pero me sorprende que hace todo lo contrario y los coloca a mi lado izquierdo y se sienta mientras me mira con una pequeña sonrisa en el rostro.

—Mucho mejor —dice mientras se acomoda en la silla— estar en el otro extremo de la mesa se me hace muy lejos, prefiero estar cerca de ti.

Y estas pequeñas acciones hacen que siga pensando en si lo correcto es seguir con el trámite de divorcio o no.

Sonrío y lo atraigo hacia mi para darle un beso corto en la cabeza.

Seguimos desayunando mientras él me cuenta lo que hizo durante estos años como habíamos quedado, su teléfono suena, pero él no contesta y sigue platicando conmigo.

Quiero ignorarlo, pero su teléfono ya ha sonado tres veces por lo cual creo que es importante.

—¿No piensas contestar? A lo mejor es algo importante por lo cual te buscan —menciono mientras tomo mi jugo.

—No, si fuera importante Ángel me hablaría y no es él.

Desisto de preguntar quien es, ya que no quiero que piense que soy una entrometida de saber con quién habla y con quien no.

—No tienes que ponerte de esa manera —dice mientras me sostiene del mentón— Si quieres saberlo, solo menciónalo.

» Es Vanesa una mujer que sigue aferrada a algo que pasó años atrás.

—No te estoy pidiendo explicaciones.

—Pero yo te las estoy dando, me pediste que no fuera reservado con mi vida y eso es lo que hago.

—¿Fue durante el matrimonio? —pregunto con miedo de que la respuesta sea sí.

—¿Ese es el miedo que tenías? —pregunta y yo asiento como respuesta—. No, fue antes de que nos conociéramos, Vanesa es una exnovia que tuve a inicios de la universidad.

» Estuvimos juntos durante un año, si no me equivoco, se terminó cuando ambos queríamos cosas diferentes.

—¿Y por qué te llama? —pregunto alzando un poco más la voz—. Si ya no son nada.

Más allá de un contrato de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora