Dafne
Siento el dolor de cabeza llenarme, se me dificulta abrir los ojos por unos instantes hasta que logro ver el techo blanco de donde estoy.
Siento ligeros movimientos en mi mano y por inercia muevo mis dedos generando un leve chillido de la persona que sostiene mi mano.
Cuando veo de quién de trata es de Aranza que comienza a soltar lágrimas.
—Te tardaste mucho —me dice—, mantente despierta, ahora vuelvo.
Sale a gritar mientras yo intento moverme en la cama, me encuentro demasiado débil como para poder manejar mi cuerpo a mi antojo. Doctores entran y comienzan a revisarme de pies a cabeza.
Dos hombres más entran a la habitación y los identifico.
Pero no es el hombre que esperaba, el dolor en el pecho es palpable.
Sus miradas dicen mucho el momento que esperaban el tenerme despierta.
Los tres comienzan a hablarme al mismo tiempo mientras intento retener su información, me ofrecen agua cuando menciono que tengo la garganta reseca.
Cada palabra que sale de ellos sobre el accidente me hace saber que fue un total engaño.
Veo mi pierna derecha que se encuentra sobre una almohada dejándome con un dolor que no se quita, la cicatriz que me quedará será un recordatorio constante de este accidente.
Por inercia al ver que ninguno de los tres habla sobre lo que me interesa, soy yo la que habla.
—¿Y mi bebe? —pregunto—. Se han enfocado en como estoy yo, pero yo quiero saber como esta mi bebé.
Los tres solo me miran sin decir alguna palabra.
Los malos pensamientos comienzan a abordar mi cabeza.
No, no, no.
Es una broma.
Siento mi corazón amenazarme con salirse de mi pecho al ver que no recibo ninguna respuesta de su parte.
—Respecto a eso, cariño —Richard sostiene con delicadeza mi mano.
Richard no es una persona que demuestre sentimentalismo.
—Debes tomarlo con...
—Yo tuve un sangrado —interrumpo a Richard—, yo... cuando iba manejando sentí y toqué la sangre de mi entrepierna. No era un sangrado leve, era un sangrado...
Ni siquiera termino la frase, no es necesario que me digan que fue lo que paso, necesitaba reposo, y lo que hice fue todo menos reposar.
La culpa de haber perdido a mi hijo comienza a recaer en mí.
Tuve que haberme quedado en casa, mi preocupación por el hombre que amo fue más grande para que yo terminara saliendo en busca de él.
Sollozo.
Mis amigos dejan que yo solloce la perdida de mi bebé, me recargo sobre el pecho de Michael que sube a la cama conmigo.
¿Dónde esta Eric? ¿Dónde estaba que no pudo contestarme?
No me atrevo a preguntar por él, soy una cobarde, no quiero verlo a la cara, me siento tan culpable de que pueda echarme en cara que por mi culpa perdimos a nuestro bebé.
¿Qué le voy a decir? ¿Entenderá por qué salí tan rápido de casa?
—El ha estado al pendiente de ti todo este tiempo —Richard dice como si leyera mis pensamientos—. No ha habido ningún día que no se haya movido de aquí para cuidarte.
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Más allá de un contrato de amor
Teen FictionDafne y Eric llevan casados más de tres años, él casado por un contrato y ella por amor. Eric la trató mal creyendo que ella lo engañó con un contrato pero no esperaba que Dafne no supiera sobre este. ¿Estarán dispuestos a tener un final feliz junt...