Capítulo XXVI

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Dafne

—Estas siendo un exagerado —digo con el teléfono en altavoz—, estoy bien, estas dos semanas has preguntado lo mismo.

—Quiero estar al tanto de todo —dice del otro lado de la línea.

—Lo estas, por cierto, cambie la cita con la doctora para que llegues y vayamos juntos, así que será el miércoles, un día después de que llegues.

—Bien... –escucho una voz del otro lado y se que esta ocupado—, me tengo que ir, Collins. Espero la foto.

Blanqueo los ojos y me despido de él.

Dos fotos al día.

Durante dos semanas.

Es lo que Eric pide, cuando me levanto tengo que tomar una foto de mi vientre, como si cambiara en cuestión de horas, fue la condición que me puso para que estuviera tranquilo del otro lado del mundo.

Sigo sin notar algún cambio o crecimiento en mi vientre, tal vez para Eric si lo haya o lo vea, pero al menos para mi vista no la hay.

Lo único que creció en mi cuerpo fueron mis cachetes, estos se hicieron un poco mas redondos dejando de lado mi mandíbula casi marcada, ahora cada que sonrío mis cachetes parecen dos pequeñas esferas.

Aranza aparece en mi campo de visión dejando un sonoro beso en mi mejilla junto a una leve caricia en círculos en mi vientre.

—¿Estas enviando fotos desnuda? —pregunta.

—No —capturo la foto mostrando mi vientre frente al espejo—. Solo fotos de mi apreciado vientre.

—No sabia que Eric tenia fetiches raros.

—No es un fetiche... creo.

—¿Y entonces? —termina sentándose en el sillón.

—Esta obsesionado con mi cuidado y quiere fotos de mi vientre y mío todos los días, dos al menos.

—Sorprendente.

Me alegra que mi pelirroja este conmigo, ha venido casi todos los días en estas dos semanas, se que se ha aliado a Eric para mis cuidados, no son amigos, pero mínimo ya se tratan mejor a como lo hacían en un principio.

—¿Y los cólicos? —pregunta.

—Se han ido —miento.

—¿Segura?

—Segura, la semana pasada disminuyeron y en esta no he tenido ningún solo cólico —vuelvo a mentir.

Si bien disminuyeron, aún no se quitan, fueron unos simples cólicos demasiado leves, pero ahí estuvieron, prefiero reservarme ese hecho, de lo contrario ira a hablarle a Eric que regrese y es lo que menos quiero.

Ayer tuve un cólico más fuerte, pero seguí las instrucciones que me dio la doctora si volvían a aparecer, hasta ahora me siento mejor.

No insiste en el tema y continuamos hablando de cosas triviales toda la tarde, acerca del proyecto del nuevo hospital y quien lo va a dirigir, dado a que el director que tenemos nos dijo que se ira a otro país junto a su familia en unos meses, necesitamos buscar su remplazo para cuando eso suceda.

Los papeles de algunos candidatos se encuentran entre nosotras, el comité mando también sus candidatos y algunos tienen un buen perfil y otros en definitiva solo fueron metidos por el apellido que tienen.

—¿Qué opinas de él? —muestro la foto.

—No me gusta, me da mala espina —mira con duda la foto—. Además, mira su apellido, no gracias, ese hay que dejarlo fuera.

Más allá de un contrato de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora