Capítulo XXXV

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Les vengo a contar un poquito de lo que pasó con Dafne mientras conocíamos lo que sucedía allá afuera en el con Eric, mientras ella no estaba.



Año: Inicios de Marzo, 2021.

Ubicación: Bergen, Noruega.

Dafne

A diferencia de las otras habitaciones que hay en este lugar, este es el que está más bonito.

Cuadros de colores, relojes que cuelgan en la pared y algunos certificados que hacen compañía a la decoración de lugar.

El tic tac del reloj me abruma cómo cada día que entró a esta habitación desde hace dos semanas.

La doctora tiene el mismo resultado de siempre: silencio.

Repite las mismas preguntas, las cuales me niego a contestar. Duele, por eso no las contesto.

—¿Cómo te sientes hoy? —lanza la pregunta después de estar media hora en silencio

Mal, estoy mal.

—Supongo que estoy bien.

Me encojo de hombros ante la pregunta, ella hace algunas observaciones que anota en la libreta.

—¿Cómo es eso? ¿Puedes explicarme?

Claro, podría. Si supiera que significa eso.

Niego y dejo que termine el tiempo de la sesión, para retirarme.

Si bien quise venir por voluntad propia, insistí a Richard que por favor me acompaña, a diferencia de Michael y Aranza, él es el que mejor maneja sus emociones.

Los tratos aquí son buenos en realidad, escuché tantas historias acerca de que, en los lugares de este tipo, supongo que es por la cantidad de dinero que inviertas en tu salud mental será el trato.

Hasta ahora nadie me ha hecho alguna grosería.

El resto de mi día lo paso explorando en el lago que tiene el lugar. El pueblo más cercano se encuentra a una hora en automóvil y a cuatro caminando.

Algunos pacientes se encuentran descansando en la orilla.

Me quedo maravillada con

Me quedo maravillada con la brisa que me abraza, y el lago que se encuentra casi congelado, solo basta con que se le ponga algo pesado para que la fina capa congelada que tiene encima se rompa.

El sol se vuelve a esconder y quedó abrigada con la chamarra gruesa.

—¿Por qué todo me pasa a mí? —escucho el murmullo de la chica que está en el suelo cubierta de nieve.

—¿Te encuentras bien? —pregunto mientras la ayudo a levantar.

—Si, gracias. Siempre me sucede esto, y aunque sé que aquí caigo parece que me encanta caer porque pasó por el mismo lugar siempre.

Parece ser más joven que yo.

—¿Por qué estás en este lugar? —me pregunta con una sonrisa de boca cerrada—. No me refiero al lago, me refiero en el sanatorio.

Es cierto, nuestra carta de presentación es decir porque estamos aquí, no es nuestro nombre, estatus o a qué nos dedicamos, es por qué estamos aquí.

—Antes de que te presentes, deja lo hago yo —me ofrece una mano en forma de saludo—. Yo me llamo Ashley y estoy aquí por tres intentos de suicidio.

Más allá de un contrato de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora