Capítulo XXV

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Dafne

La sala de espera del área de ginecología y obstetricia nos da la bienvenida en el hospital DAAM.

Parejas van y vienen, al igual que mujeres con sus vientres grandes y redondos, y me es inevitable no pensar que yo en algunos meses estaré en ese lugar.

Mis manos van a mi vientre aun plano, las ganas de que se empiece a notar el embarazo hacen que mis hormonas se alboroten.

Eric nota el movimiento que hice y coloca su mano encima de las mías, desde que se enteró del embarazo lo hace cada noche. Duerme con su mano en mi vientre, no quiero imaginarme cuando empiece a crecer, sus manos se convertirán parte de mi cuerpo.

Y el recordar el día que se enteró me hace recordar también el momento en que confeso amarme.

Lo obligo a que lo diga todos los días, me es importante que lo diga, sino lo hace por alguna extraña razón siento que solo estoy viviendo en un sueño y que cuando despierte, Eric siga siendo un imbécil conmigo junto a un contrato de divorcio firmado.

Así que siempre estoy pidiéndole que repita lo que siente por mí y por él futuro bebé que tengo dentro.

La voz de la enfermera me saca de mis pensamientos.

—Señores Harrington, pueden pasar, la doctora Peterson los espera.

Nos guía hasta el lugar donde nos toca la cita.

No pasa desapercibida a las dos doctoras que están abrazándose, no alcanzo a ver sus rostros, pero si sus uniformes, una pertenece a este área y la otra no.

Cuando pasamos a su consultorio, una doctora de uniforme rosa entra cerrando la puerta.

—Buenas tardes, soy la doctora Peterson. Un placer tenerte una vez más aquí, pero ahora con una situación diferente.

Sonríe mirando mi vientre. Mientras me extiende la mano que acepto.

—Buenas tardes, señor Harrington.

Estrecha la mano de mi esposo.

No la conocía, el hecho de que mi hermano conociera a esta mujer que trabajaba en el hospital de la asociación dice mucho, no quise preguntarle como es que se conocían, era obvio que hubo algo.

La vez que vine con mi hermano, ambos se lanzaban miradas, no dije nada, confío en el criterio de mi hermano como doctor al recomendarla, de igual forma el que Sasha, tenga un historial excelente habla muy bien de ella en su trabajo.

Hace nuestro registro y los seguimientos para el inicio de mi embarazo.

—¿Hace cuánto te enteraste del embarazo? —pregunta.

—Hace 1 semana exactamente.

Anota todas las respuestas de las preguntas que hace de rutina. Debo de tener alrededor de 7 semanas de embarazo.

—¿Has tenido algún síntoma fuera de lo normal? —hace la pregunta mientras sigue llenando nuestro expediente.

—He tenido cólicos fuertes —confieso sabiendo que es lo que significa—, en esta semana tuve dos sangrados ligeros.

—Bien —lo anota dándome una mirada tranquilizadora—. No dejare de lado lo que acabas de decirme, pero ¿Te parece que antes de que te dé una respuesta veamos que está sucediendo ahí dentro?

—Suena bien.

Me hace movilizarme en la habitación al igual que ella lo hace, Eric solo se limita a verme con una expresión preocupada, no le había dicho nada acerca de los cólicos, lo tomo por sorpresa, es evidente.

Más allá de un contrato de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora