Capítulo XIV

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Eric

—Es detestable lo que ella hizo, Vanesa es la mujer indicada para ti, siempre te he dicho —menciona madre.

—No entiendo como aceptas casarte con ella, es solo una mujer mimada de familia rica —Gerard hace una mueca de desagrado.

—¿No opinas nada, Linda? Tu hermano fue engañado por esa mujer y su familia, deberías estar de acuerdo con nosotros.

Mi hermana en todo momento se ha mantenido callada y solo escucha todo lo que nosotros hablamos, pero al parecer no es tan importante el tema como para que ella hable.

—¿Por Vanesa? Ella si es detestable —dice dejándome sorprendido de que contestara—. ¿Dafne? ¿La has visto? Es una mujer bellísima, ella puede tener a cualquier chico a sus pies, me es imposible que ella hiciera ese tipo de actos para atrapar a un hombre.

Mi hermana hace que una parte de mi dude de esto, pero tiene razón. Dafne es una mujer que puede tener de rodillas a cualquier hombre sin necesidad de engañarlo, incluso a mí.

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—¿No vas a decir nada? —una voz a mis espaldas me hace enfurecer—. ¿Tú tampoco Ángel? ¿Por qué se quedan ahí callados?

—Si me disculpan, no soporto el olor a basura aquí —dice mi mejor amigo y sé que tenemos una conversación pendiente.

—¿Qué crees que haces? —grito con furia—. ¿No te quedo claro que no te quiero en mi vida? Hace años las cosas llegaron a su punto final, ve la mierda en la que me metiste.

—¿Y cuál es el problema? Todo este tiempo estuviste con la misma cantaleta de quererte divorciar y ahora que estas a meses o incluso semanas de ello estas agresivo.

—Es algo que no te incumbe a ti, pero siempre estas metida en mi familia, ¿cuál es el afán? ¿Madre te volvió a enviar?

—La señora Cecilia es una mujer amable conmigo no podía negarme a su pedido.

—Lárgate con ella, no conmigo.

—¿Por qué no volvemos? —rio con amargura—. Podemos ofrecernos una familia ahora sí, siempre quisiste un hijo y yo...

—¡Una mierda! Quiero hijos, pero no contigo —ella me mira con los ojos llorosos y sé que está tratando de manipularme—. Si algún día tengo hijos, será con mi esposa, Dafne Collins de Harrington.

—¿Ella te va a perdonar? Te haces ilusiones de una familia que lo más seguro ni llegue a realizarse, tu familia la detesta. Conmigo tú familia va a adorar a nuestros hijos.

—Lo va a hacer porque todo este teatrito se te va a caer y no vas a poder sostenerlo.

—Ella ni siquiera te ama como yo, si lo hiciera hubiera parado el proceso del divorcio.

«Divorcio».

Esa palabra se repite dentro de mí y me tenso porque no quiero eso, quiero una vida a lado de ella.

—La que se hace falsas ilusiones es otra.

La dejo ahí mientras camino por donde se fue Dafne, pero no la encuentro. Sigo buscando y solamente encuentro a varios conocidos que no saben dónde se encuentra Dafne cuando les pregunto por ella.

Regreso por la puerta que da hacia la zona de las caballerizas y tampoco está ahí.

Me adentro a la terraza y solo puedo ver a Vanesa platicando con las esposas de mis amigos más cercanos. Jacob y su prometida se encuentran riendo con ella también.

Más allá de un contrato de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora