Capitulo 79

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—Jefe...su hijo...él...

Su corazón dio un vuelco total, ¿Qué debería hacer?, se preguntó mientras se dirigía al hospital, sentía que su mundo se venía abajo y después muchas imágenes grotescas lo invadieron.

Tomo su teléfono, su voz ni siquiera salía de su boca. ¿Qué explicación le daría a su esposa?

— ¡Que mi hijo, que! —Grito Erina, después de comenzar a sollozar— ¿En qué hospital se encuentra?

Su esposa colgó su llamada sin preguntarle nada, quizás ya intuía que era por culpa de él que su hijo estuviera gravemente herido.

No la culpaba, él también se reprochaba, si tan solo hubiese sido más estricto con Ares de no permitirle ir al refugio esto no hubiera pasado.

Tenía miedo de que su familia se hiciera pedazos.

Al llegar al hospital, encontró a Erina llegando al mismo tiempo que él, eso fue muy rápido, tomando en cuenta que las calles eran peligrosas en esta época del año, pero que padre o madre les importaría eso, cuando tenían a su hijo internado en el hospital.

Erina al darse cuenta de su presencia, no dijo nada, solo se acercó a él.

— ¿Qué sabes?

—Muy poco, preguntemos en recepción.

Las lágrimas de su esposa se habían secado por el frio, sin embargo la evidencia aun persistía en su nariz roja y su maquillaje corrido.

Habitación 204, sala de observación.

Cuando llegaron a la habitación donde se encontraba su hijo, un medico los esperaba al pie de la puerta.

—Doctor, ¿Cómo se encuentra mi hijo? —se apresuró a preguntar Erina.

—Sr y Sra. de Pardis.

Al escuchar esa voz provenir del doctor, Yao se dio cuenta de algo.

— ¿Gabriel?

—Ahora soy el Doctor Fawell, diríjase a mí así jefe.

—Entiendo. Doctor Fawell, ¿Cómo se encuentra nuestro hijo?

—Lastimosamente, debido a que el paciente estuvo en contacto directo con el fuego, sus manos...

— ¿Sus manos? —repitió Erina con el rostro pálido.

Ella no termino de escuchar a Gabriel cuando abrió la habitación de Ares entre lágrimas. Al ver a su hijo inconsciente en aquella cama de hospital comenzó a llorar desconsoladamente. Retiro con delicadeza las sabanas que cubrían sus manos, quería mirar con sus propios ojos la condición de su hijo.

— ¿Qué? —dijo confundida—Doctor Fawell ¿Qué significa esto?

Yao al escucharla entro rápidamente para ver la gravedad del asunto, al entrar noto que Erina había retirado las sabanas que cubrían a Ares, revelando una piel libre de quemaduras.

Su hijo no tenía nada más que unos cuantos rasguños.

— ¿Crees que la vida de mi hijo es una broma? —dijo furioso Yao. Estaba enojado con Gabriel. 

El guardián de su hijo jamás entendería lo asustado que estaba al pensar que Ares ya nunca podría tener una vida normal.

Ni siquiera se atrevió a imaginar el rostro desfigurado de su hijo por el miedo que le provocaba no poder hacer nada por él.

—No puede ser...estoy seguro que vi esas quemaduras en el señorito Pardis.

—Tal vez viste mal—respondió Erina un poco más calmada. A ella no le importó el enojo de Yao, mientras su hijo estuviera bien, a Erina no le importaba nada.

Salvando Al Hijo DesterradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora