Capítulo 30

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¿Por qué esta situación solo le hacía pensar en que Yao era el responsable?

Como todos los días esperaba más de algún insultó a sus espaldas, pero inesperadamente los insultos, las risas burlonas y los cuchicheos, desaparecieron, de hecho todo parecía muy normal, aunque en términos generales, no sabía lo que era un día normal.

Era raro, ¿Por qué lo miraban de reojo y apartaban la mirada?, porque...porque sentía como si todos ellos tuvieran...

Miedo~— susurro Iris a su oído.

— ¡Tu! —dijo Ares empujándolo con brusquedad.

Probablemente si no fuera por las muletas, hubiese derrumbado a Iris al suelo y eso hubiera provocado un gran problema para él.

—Ares, ¿Qué se siente? —pregunto con un aura escalofriante que lo desconcertó.

— ¿De qué hablas?— respondió

—Míralos—señalo con su mirada a los estudiantes — Todos te temen~

—...

¿Temerle? ¿Y sobre todo a el?, ¡JA! Que broma, eso no podía ser cierto.

— ¿No me crees, verdad?, bien, júzgalo por ti mismo, míralos y lo descubrirás—sonrió con una mueca burlona.

—...

¡Demonios!, ¡lo haría pero solo para cerrarle la boca!

Miro alrededor y...

¿Qué significaba esto?

No era cierto... Iris estaba mintiendo, pero si mentía entonces, porque vio ese temor en los ojos de los estudiantes, no se burlaban pero era obvio que querían evitarlo a toda costa.

—Eso, no es verdad.

Se negaba en creerlo, no lo creía, porque... ¿Por qué este cambio repentino?, cuando todos ellos apenas ayer se burlaron de el abiertamente en su cara. Este cambio, ¡No tenía nada que ver con él!

Iris se acercó a su costado tratando de tomar su mano pero él lo esquivo.

—Ares, sé que estas confundido, por eso, ¿podríamos hablar de esto en privado?

— ¡No iré contigo a ninguna parte!—contesto enojado

— ¿No lo harás?, ¿Estás seguro?... bien, tú lo pediste—dijo al momento en que trataba de tomarlo del brazo.

Sin embargo nuevamente fue apartado, pero esta vez la mano de Ares alcanzo a rozarlo, provocando con esto que Iris fingiera caer al suelo.

—Ares...lo siento—su cuerpo de repente tembló como si tuviese miedo de su primo —solo trataba de ayudarte con tus cosas, yo realmente no sabía que te molestarías tanto, perdón.—agacho su mirada cuando sus ojos se tornaron llorosos.

Mientras iris fingía secar aquellas lagrimas inexistentes sus labios sonreían con gran diversión pero esto nadie más podía notarlo, nadie más que el propio Ares.

Maldita seas Iris—maldijo y apretó su mano con impotencia mientras todos los que pasaban en ese momento lo miraban como la peor escoria humana.

No podía creer que Iris recurriera a esto solo para a obligarlo a ceder.

¡Bien! Que más daba ceder esta vez, además Iris solo quería hablar a solas con él.

Rápidamente lo sostuvo del brazo y lo obligo a levantarse del suelo, llevándolo al lugar más apartado de la vista de los demás.

— ¡Responde!, ¿A qué estás jugando ahora Iris?, ¿Qué hiciste para que todos me vean así?

Salvando Al Hijo DesterradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora