Capítulo 32: Perspectiva

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Permanecer en silencio junto a su hijo siempre le hizo pensar que todo estaba bien, que nada malo ocurría con él, aunque probablemente desde el fondo de su corazón lo que buscaba de su hijo era únicamente su silencio para sentirse tranquilo.

Cada vez que ellos tenían una conversación, los dos terminaban por alejarse más, debido a las discusiones que nunca tuvieron fin, por ese motivo, evito tener conversiones con su hijo.

Sin darse cuenta, descubrió en algún punto de su vida que el hablar con Ares se había vuelto algo innecesario, su silencio era lo único que bastaba entre ellos.

Si Ares no decía nada, significaba que todo estaba bien a su alrededor.

Claro que esto fue en el pasado, porque precisamente en este momento, el silencio de su hijo le hacía sentir preocupado.

Ser una escoria antes era fácil, porque simplemente desconocía que lo era.

—Señor Pardis, hemos llegado a su destino— anuncio su chofer al momento que detenía el auto dentro del estacionamiento de la empresa.

Con los ánimos por el suelo bajo del auto, sin embargo a pesar de su depresión, la imagen que se veía en el reflejo resplandeciente del auto, era de un hombre furioso.

De algún modo le causo gracia que su depresión se viera reflejado de esa forma.

—Presidente-, —saludo cortésmente su empleado que se acercaba con sigilo hacia el— es bueno tenerlo de vuelta.

—Judas...

— ¿Si, presidente? —pregunto con seriedad.

—El joven que está en el auto es mi hijo Ares, necesito que trates... a mi hijo trátalo...—apretó su puño, enfureciéndose consigo mismo.

¿Es que acaso no podía decir tan simples palabras como "a mi hijo trátalo bien"?

— ¿Presidente?

—Judas, lo que quiero decir es...

— Y...Es mejor que no digas nada, —Interrumpió Cheese—Señor acosador claramente recuerdo haberte dicho que desde ahora debes de hacer todo lo que yo te diga, claro que... si tu no quieres, puedes no hacerlo, esa es tu elección.

Miro de reojo al pequeño azulado con ciertas dudas, ¿se suponía que podía decir que no?, y si decía que no, ¿Qué pasaría entonces?, suspiro pesadamente y se rindió ante la idea de un no por respuesta, ya habían sido suficientes oportunidades en su vida, no debería jugar con una más.

Lo hare, —respondió con pesar dentro de sus pensamientos— pero solo te exijo una cosa, no hagas que mi hijo me odie más debido a esto, yo... no quiero alejarlo como lo hice en el pasado.

~★~

Ares*

Se detuvo por un momento al notar que a lado de su padre se encontraba un hombre de cabello castaño y con traje formal, el hombre llevaba consigo unos lentes que por alguna razón los ajustaba cada cierto tiempo en su sitio, lo observo discretamente de arriba hacia abajo y se dio cuenta de algo en particular.

El hombre de cierta forma se parecía a su padre, si, esas expresiones frías e indiferentes eran iguales que la de Yao.

Las dos personas parecían tener una pequeña conversación, aunque esto termino cuando el decidió bajar del auto, giraron sus miradas hacia él y como si hubiese hecho algo realmente malo, arrugaron su ceño con gran disgusto.

¡Qué demonios!, ¡Ni siquiera había hecho nada y ya estaban disgustados con el!

¡JA!, rió para sí.

Salvando Al Hijo DesterradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora